Bajar documento - La nueva concepción de la historia

sostiene en el pie de página precedente más próximo, la capacidad de pensar estaría demás en
el mundo, si por algún canal se tuviese a la mano (saber dispuesto con anterioridad al trabajo
de la ciencia) la verdad del mundo. Por curiosidad el ser humano se ha dispuesto a inferir o a
investigar y conocer la realidad; no obstante, tomado en sentido agregado, el ser humano ha
sido perezoso en dicha esfera; la naturaleza (y la historia en el interior de los modos de
producción clasistas) ha puesto peligros, dificultades, enfermedades al frente de la vida
racional, induciéndola a que afronte tales obstáculos, de modo que pueda sostener la
existencia y mejorarla; y, al proceder de ese modo, el ser humano ha progresado en las esferas
científicas y técnicas, precisamente en aquellos aspectos que permiten conocer y dominar el
mundo. Se insiste, la realidad humana tiene tres dimensiones componentes: naturaleza, ser
humano, praxis, historia y sentido (ontropraxeoteleología); la conciencia de la praxis es
descubrir/realizar el sentido y la finalidad de la vida humana: de su ser genérico, para el cual
cada individuo, cada generación y formación social (como etapas progresivas) coadyuva en
crear las condiciones para descubrir (como lo hace el individuo al alcanzar “uso de razón”) el
telos y asumir ese rol con conciencia.
3.2.3.- UNIVERSO, ENERGIA, TIEMPO,...: ALGUNAS OBSERVACIONES MAS, AL RESPECTO.
3.2.3.1.- ENFOQUE GENERAL.
El contraste perceptual, en torno del carácter intrínseco de cierto grupo de variables
axiales estructurantes del Universo, rodea de modo permanente el sentido de las
preocupaciones humanas, proyectadas cada vez con mayor exigencia sobre el plano
cosmológico. En la medida en que los productos de la práctica cognoscitiva respecto de estas
magnitudes lindan con las fronteras de la ciencia, las proposiciones abstractas sobre ellas, se
prestan para motivar la adhesión a la visión estática, escatológica de la vida (la filosofía
espontánea de los sabios, dixit G. Bachelard). La ciencia, progresivamente le ha ido cercando
a la ideología religiosa; posiblemente la bancarrota en el frente de las ideas mitológicas habría
sido más contundente, de no haber mediado los episodios de 1989 (de 1956); en verdad,
dichos acontecimientos (sin que tengan la razón), pusieron en jaque al Materialismo, y como
“arte de magia” reconstruyeron el “castillo de naipes” de la visión burgués-idealista de la
existencia. El curso de la historia ha inclinado la balanza artificial, provisional y
coyunturalmente, hacia el lado escolástico.
En consecuencia, el pensamiento, en el terreno filosófico transparenta la primacía del
concepto, que se aloja en terrenos especulativos; por ejemplo, eso ocurre, en especial: en el
tratamiento epistémico de la naturaleza de la “energía” (la información), de la luz y del
proceso de desarrollo de la técnica, como un hecho -este último-, se declara, que continúa por
vía virtual, inmaterial (la famosa idea de la Termodinámica”, acerca de que “la energía ni se
crea ni se destruye, sólo se transforma”, es un principio, en realidad: de la materia; pues, la
“energía” es una propiedad de la materia, no su otro transmutado; en el ejemplo craso, decir
de la “energía” –una de las propiedades de la materia; en estricto sentido: la existencia de la
“energía” presupone la preexistencia de la materia-, que ésta se condensa, proceso el cual da
lugar a la aparición de la materia, equivale a sostener el elemental punto de vista: que los
pensamientos constituyen materia neuronal transformada, y que la condensación de
pensamientos generaría materia cerebral) 1235 . La posición de racionalidad objetiva, que de
manera permanente interroga los hechos, reformula siempre, con consecuencia materialista,
las conclusiones que la actividad de la experimentación provee.
1235
La tecnología moderna, en su conformación y progreso, no necesita –se dice- de una de sus propiedades: la
masa; luego, ella aparece simplemente como un proceso inmaterial, espiritual (empero, hay que advertir el
hecho de que no puede haber un software que opere en el vacío, en el aire; siempre debe haber interacción (de
este tipo secundario de materia) con la materia propiamente dicha; Aristóteles ya lo dijo: causa material/causa
formal; por ejemplo, las computadoras cuánticas; pero la información, en estos aparatos, se registra de todos
modos, en la orientación del spin de determinadas partículas: Qubit; las computadoras biológicas van más
allá). También la mente puede operar aparentemente en la simple asociación de conceptos, de movimientos, por
sí mismos, con ligereza calificables de inmateriales; no obstante, estos movimientos autónomos, requieren de la
base material para su operación: el cerebro, aunque sea molesto aceptarlo. El pensamiento, si no se lo graba en
la mente o si no se lo perenniza en sentido documental, se pierde (desaparece tan sólo en la idea, pues, el
substrato del reflejo: la realidad, se representará en otras conciencias); no obstante, esta pérdida (o
recuperación) no resulta en una afectación de la materia cerebral, o sea, que por causa de ella el cerebro
físicamente se reduzca o se agrande.
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