Bajar documento - La nueva concepción de la historia

Mayo del 68 (“la imaginación tome el poder”: movimiento efectivamente
pequeñoburgués, romántico, demagógico, propiciado por los propios centros financieros
hegemónicos por ese entonces EU e Inglaterra contra de Gaulle y Francia) representa la
irrupción de la impostura posmodernista en la actuación política (el sucesor conspicuo e
inmediato de este suceso fue el “movimiento alternativo de los verdes”: los ecologistas 1365 );
con regocijo, ciertos jóvenes del segmento social pequeñoburgués, apertrechados con la teoría
de la praxis frankfurtiana (diletantes de Marcuse) en el presente y en otros lados del mundo,
advierten cómo ese tipo de lucha no se “institucionaliza”, por lo cual se colige que debido a
ese hecho esa experiencia no muere: su significado es trascendente, sirve de modelo para las
nuevas luchas; en efecto, el Mayo francés se halla vivo en los movimientos de intelectuales
alrededor del globo 1366 . La tesis “cuántica” (yo estoy al mismo tiempo en otras dimensiones
–lugares- de modo intemporal) ha desbordado la esfera de las ciencias físicas para avanzar
sobre la intelección y el trabajo en torno de los hechos sociales y el activismo, en su orden (en
el arte, en la “hora social”, en las distintas formas de diversión, puede dislocarse el orden de
los procesos; no obstante, en lo atiente con la realización de las formas vitales: ¡no!). Las tesis
doctrinarias inherentes a dicho Movimiento expresan “una profunda desconfianza hacia todo
tipo de ideología, incluida la socialista…” (deploran y combaten el dogmatismo, se proponen
luchar “por un pensamiento independiente y crítico”; “los caracteriza una desmesurada
presuntuosidad filosófica, un indignante desprecio por el análisis del material fáctico,
combinado con un revolucionarismo teatral”); “… censuran duramente la amoralidad y la
falta de humanismo del capitalismo contemporáneo”; y, a consecuencia de lo cual, se
constituyen en “tercera vía”. Esta perspectiva de “conciencia intelectual” juvenil, si bien
“critica acerbamente la insensibilidad de la realidad capitalista” y de que constituye la
“expresión teórica de la lucha democrática y antimonopolista”, ignora el análisis económicosocial
del entorno que impugnan, por lo que trabajan a partir de “posiciones del idealismo
subjetivo” políticamente radicalizado, en el marco de un proyecto inconformista de rebelión
individualista y anarquista. Ahora bien, dejando de lado su crítica in abstracto de la sociedad
industrial, este frente de acción política contrahegemónica, tiene un lugar en la historia, en
tanto continuidad en la lucha dado en el nuevo escenario heredado a la humanidad por el
proletariado.
¿De dónde arranca y cómo se consolida la “civilización del trabajo y la racionalidad
instrumental”, tan denostada actualmente por cierta intelectualidad crítica, la cual se impone
por sobre las disidencias como razón necesaria, como mirada superior de la especie? Viene de
atrás en la historia, como “ley de hierro”, como cruel determinación abominable para la
racionalidad sensualista. La “victoria de la racionalidad instrumental” es coetánea con todo el
curso de desenvolvimiento humano hasta 1989, circunstancia en la que se advierte cómo los
opuestos capitalismo-“socialismo” se han anulado (interpenetrado) en conjunto: el
pensamiento griego y romano asume una hipótesis regresiva del proceso humano: “la
degeneración del oro hasta el hierro”; en el medioevo se impone un hiato en esta
comprensión: el presente es tan sólo la preparación para el futuro, a juzgar con normas de la
moralidad (las dos percepciones referidas constituyen el intento por subvertir el ascenso
involuntario humano en las artes, en la ciencia, en la filosofía, en la esfera de las fuerzas
productivas); adviene el enfoque economicista del progreso humano: expansión colonial
europea camino hacia la unidimensionalidad: ideología del progreso (diversificación de
patrones conductuales: signo de ascenso social, de modernidad y de riqueza), cosmovisión
racionalista, razón instrumental (su fuente es el pensamiento europeo a partir del siglo XVIII:
iluminismo, acumulación de riqueza, expansión geográfica de la civilización europea:
ideología utópico-conservadora); finalmente, el “socialismo asimilará esta idea del progreso”,
de la “visión optimista de la historia” (sic): la contradicción entre fuerzas productivas y
1365
“Todos judíos y casi todos ´hijos de papá´” que jugaban a revolucionarios. Muchos de ellos están hoy en la
extrema derecha sarkociana, imperialista y proyanqui, convertidos en fanáticos “neocons”. El hecho de que con
el tiempo, casi toda la izquierda europea se volviese antisionista y pro-palestina tiene mucho que ver con este
viraje” (dixit Bogdan Khmelnitsky). Efectivamente, “esta moda pasajera se hundió como ´día que pasa en un
día´, bajo el peso de sus inconsistencias y veleidades”, pues, solamente el desarrollo de las fuerzas productivas
es el trasfondo que da sentido y algo de praticidad a los llamados “movimientos sociales”.
1366
“La liberación del deseo” (el hedonismo, Eros, Afrodita, la sensorialidad, la emocionalidad, la esfera
arcaica, pobre y materialmente condicionada de la vida, elevada al nivel de inmanencia, debía venir
precisamente de la juventud y de los pensadores de cafetín). ¿Eros y civilización?; ¿Jehová y civilización?; o,
¿trabajo y civilización? Trabajo y civilización: proteína animal más trabajo igual civilización.
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