Bajar documento - La nueva concepción de la historia

La premisa que se desprende de la revisión analítica de la práctica vivida, en la
primera etapa de concretización de la forma social que sucede a la de orden burgués, sustenta
el hecho de que, el proceso de evolución social –por un momento y en un área geográfica bien
situada- se ha movido en sentido socialista (hacia la estructura social definida por la ausencia
de propiedad privada sobre los activos productivos –control colectivo sobre los medios de
producción-, en la que el trabajo es condición esencial para todos los miembros de la especie,
mientras que la distribución del producto ha venido establecida en función del quantum de
trabajo rendido -abstracción hecha de su carácter cualitativo-, luego de retirados del producto
global la reposición del “capital” consumido, la reserva destinada a la expansión del proceso,
los gastos del consumo colectivo y de la “superestructura”; en concreto, el principio de la
distribución socialista reza: “de cada cual según sus capacidades, a cada cual según su
trabajo”, puesto que aquí “la fuerza de trabajo ya no es tan sólo una mercancía”). En lo
tocante con la segunda y verdadera estructura de la formación, la idea postuló su
desplazamiento en dirección a la fase madura del comunismo, en la que la distribución del
producto del trabajo social, una vez deducidas ciertas asignaciones: consumo colectivo,
“gastos” de coordinación y de "depreciación”, se estipularía según la norma: “de cada cual
según su capacidad, a cada quién según su necesidad”. No obstante, ésta abstracción de la
mente, de ningún modo constituía una receta metahistórica inherente a la instalación de un
orden volitivo de “sociedad”, que “prefigure el despliegue del paraíso al lado de los horrores
del capital”, pues, el comunismo se lo recoge en el plano nocional, como “el movimiento real
que anula y supera la realidad existente” (ahora bien, el comunismo constituye también y,
sobre todo, “...la negación continua del orden dado, la maduración de formas renovadas de
vida realmente existentes, en el marco de la incertidumbre de los modos anárquicos de
existencia burgueses”).
En la apreciación evolutiva de la vida humana, en la concepción marxista, la primera
fase del comunismo: el socialismo (etapa inferior, no desarrollada de la nueva “era”),
participó en el drama de la historia, por un instante casi fugaz (1917-1956): “de lo bueno
poco”; con la desaparición del modo de producción socialista, según las consideraciones
teóricas, que en este documento se formula, la regla marxista de la distribución del producto
ha quedado en suspenso tanto para el socialismo como para su fase avanzada: el comunismo
(en realidad: el socialismo ingresó en la escena histórica, cumplió su papel en ella y luego
“fue borrado del mapa”, el comunismo, en cambio, espera: espera pacientemente el arribo de
la humanidad al estadio en el que el ser humano ha pasado los brazos del trabajo a las
máquinas; y, por fuerza dicha norma de distribución se modifica, en los términos en los que al
respecto se hace referencia unas cuantas líneas adelante. Por su parte, la “sociedad del
trabajo” se ha ido (el capitalismo manufacturero); el trabajo productivo, el que se cambia por
capital y genera plusvalía, paradójicamente: no ha asumido carácter universal; el capital se ha
vuelto universal, en momentos en que ha penetrado todas las esferas de la vida de la
humanidad, sin embargo de no haber alcanzado generalidad en la producción automatizada.
Luego, esta norma: “de cada quién según su capacidad y a cada cual de acuerdo con su
necesidad”, en el sentido de su previsión marxista original, la cual estaba llamada a orientar el
paso hacia el proceso de asignación proporcional del trabajo social entre las diferentes ramas
de la producción como para el acceso de todos los miembros del género a los resultados de su
actividad asociada (“imposición” de cláusulas de “Derecho desigual”, con cuyo concurso dar
paso a la nivelación en el acceso a la satisfacción de necesidades, en un ambiente humano de
desiguales capacidades –strictu sensu: como se trata de una sociedad “sin” trabajo, la
desigualdad proviene de la diferencia de necesidades tan sólo y las que derivan de las
asimetrías biológicas), debe reformulársela en condiciones de robotización productiva. El
comunismo como “modo de consumo”, de reproducción humana asistida por las máquinas
“productivas” y por las “pensantes”, en relación de “trabajo” orientado a la “sobrevivencia”
sea la capitalista para acelerar el progreso de la técnica concebida en sentido moderno (la acumulación
material y espiritual como necesaria pre-determinación de la conformación de la sociedad comunista); o sea, el
proceso se despliega sólo en el marco ontológico de las relaciones capitalistas (las formas precapitalistas ya se
sabe que fueron anquilosantes; mientras que el proceso de “emulación socialista” no alcanza el status dinámico
de la “competencia” –aquí la contradicción es muy fuerte y determinante); en ese mismo contexto también se
creó la clase reivindicadora del ser humano, la intelligentzia revolucionaria y las estrategias en coherencia.
Nada tiene de sobrenatural –ya se ha sostenido- la presencia de los grandes cuadros dirigentes –los “jefes”marxistas
del proletariado mundial, como cuanto científico y revolucionario ha “pasado” por este mundo.
Procesos intelectuales y volitivos debían darse con éstas o con otras personalidades o grupos.
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