Bajar documento - La nueva concepción de la historia

sentidos y la preeminencia de la razón sobre la existencia colectiva (contradicción espiritual).
Atender el requerimiento de los sentidos (sobre todo los asociados con el arte) entre ellos: el
gusto (el rey de todos), es urgente para la reproducción de la especie, para su conservación
por vías naturales (mientras no le tome la mano y lo desplace el proceso tecnológico de esta
reproducción), como “necesidad” de la materia, para que ésta se mire a sí misma, “aprecie” su
proceso y auto testifique su potencia realizada. Es poderoso el imperio de los sentidos: se
corresponde con el pasado animal del ser humano; niñez, pubertad, juventud y feminidad;
perpetua coerción de los sentidos: éstos gobiernan paradójicamente hoy el mundo en la era
hipermoderna (“... el discurso de la interacción entre arte y vida”).
En realidad, la naturaleza le ha “jodido”, sometido, “hecho pedazos” (isma) a la
inteligencia; mientras ésta, en sentido colectivo, no ha producido todavía la conciencia
científica, racional, lógica, esto es, ese tipo superior de conciencia, que se revele frente a la
avanzada sensorial de la naturaleza y la someta (las flores, la belleza femenina, los potajes, el
carnaval,..., me atraen poderosa, irresistiblemente: pero yo soy racional y la naturaleza no me
va a supeditar más; no obstante, este pensamiento repleto de voluntad y claridad, no pudo
surgir en cualquier momento, lo ha hecho: cuando ya el mundo tiene avanzado el reino del
saber racional e incluso se halla “superpoblado”, de modo que sobran unidades
inteligentes, de pensamiento 604 , que garantizan la continuidad del proceso de producción
del concepto –además, ya hay métodos artificiales de reproducción humana). Ahora bien, de
donde quiera se sacará inteligencia para argumentar en pro de sostener la pertinencia
humanista, incluso racional (deísta) del actuar emocional; se harán ingentes esfuerzos para
desacreditar al racionalismo, para perorar en pro de la necesidad, justificación y vigencia de la
faceta sensorial. Este es un estadio a superar, pero no por intervención del proceso de la
razón: por su imperio consciente, sino por el cambio de edad, de momento histórico, de la
contextura de la realidad (como se pasa de la juventud a la madurez; la humanidad
supramoderna de mil años ah, se sorprenderá al notificarse cómo los seres humanos, hasta los
primeros siglos del milenio tercero, denotaban una conducta animal en su reproducción
biológica; mientras que muchos realizaban nada más que un proceso de “reproducción
improductiva”, tal es el caso del lumpen); luego, el arte, las tradiciones,... saltan hecho añicos:
¡nada que no sea racional!, pues, el deseo será enjuiciado con una mente madura, y esto
ocurrirá en otro planeta, con otra humanidad: la misma humanidad materialmente
mejorada 605 . En la tozuda reiteración, hasta hoy el cerebro derecho ha gobernado a la especie:
con éxito, ese su mérito; pues bien, ser humano no explotador, no sensualista, tampoco
anclado en el pasado, es el nuevo ser humano.
En el proceso, para entidades humanas de “buena actuación”, según la percepción
fidelista, el desenlace de la vida es muy conveniente: el descanso eterno, el cielo como destino
del espíritu. Después: ¿qué? En el pensar herético, este es el instante en que empieza a
perfilarse la “cuestión filosófica”. Dios, en su concepción cuasi monoteísta, es una creación
de la mente cuando ya se cuenta con las condiciones de intelecto para construir la noción, esto
es, en la época de la esclavitud, en la que la conciencia en formación se impacta brutalmente
esas condiciones: el proletariado y el segmento que debe completar esa obra: los subversivos/ciudadanos
(intelectuales); de modo que, la superación de esta forma de producción, sigue similar ritmo que su desarrollo:
lento, progresivo, hasta concretarse, hacerse global (mundial y humano), imperial, para luego lentamente
degenerar en coexistencia con otras formas de producción, mientras se retira y cede terreno en la escena de la
historia a la forma superior que la supera, niega y substituye: la humanocovivencia..
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En el plano del trabajo de la mente ocurre algo similar a lo que acontece en la dimensión de la producción
material capitalista: con la irrupción de la máquina en la producción, la PEA se torna excedentaria (población
desocupada e inefectiva en el mercado de demanda); en efecto, al presentarse el fenómeno conocido como
superpoblación, al haberse producido el ordenador, con la estimulación temprana y la futura manipulación
genética conducente al mejoramiento del coeficiente intelectual, amplios sectores de ciudadanos del mundo –en
cuanto “unidades de pensamiento”- se vuelven excedentarios.
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Quién se interese por la crítica de la concepción intrínseca a este documento, se apresurará a atribuir
“amoralidad” a la misma; se dirá que se halla excluida de ella, todo juicio de valor, los ideales y el principio
ético; que es marcadamente racional, en cuanto repudia pública y directamente la esfera afectiva de la persona.
El ser humano madura con el avance de la vida (conocimiento y experiencia), de modo paralelo decae la
producción hormonal y se ralentiza la dinamia en la operación de los sentidos; la voluntad, la templanza y la
objetividad, herencia de la civilización (edad) del trabajo (de modo similar como ocurre en la especie), se
vuelven rasgo práctico de carácter: la sentimentalidad se vive de otro modo (como el hardware encargado de dar
sentido a la racionalidad). Frente a la moral, en cuanto expresión comportamental derivada de convicciones
históricamente determinadas en torno de lo lícito y lo ilícito, lo legítimo y lo ilegítimo, de lo bueno y lo malo,…
la racionalidad se impone y la esfera ideológico-psicológica inherente, se diluye.
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