Bajar documento - La nueva concepción de la historia

del ser humano, en su pleno despliegue como concreto universal, absoluto, como todo de
pensamiento de la humanidad: es el llegar a ser y SER Dios). La circunstancia, reducida a su
mínima expresión, es aproximadamente del modo siguiente: una vez que la casualidad (el
caos, la indeterminación, la incertidumbre,...) da paso a la causalidad, que el enésimo evento
estocástico cuaja y que se fijan en él las constantes cósmicas, empieza a funcionar la realidad
predeterminada, determinada 845 ; ésta avanza hacia la producción del ser humano, y una vez
que aparece la inteligencia queda prefijada la razón: el sino ineludible de la inteligencia, que
debe fatalmente ser cumplido, salvo que un siniestro también estocástico (que tome
desprevenido al ser humano o que tenga lugar aún antes de que el género pueda capearlo)
destruya al ser humano truncándose su camino; dicho destino, inscrito en la inmanencia de la
inteligencia, es producir la teoría del Universo: convertirse en Lucifer. Su apoyo es el “Robot
sapiens” (Singularidad tecnológica). Hoy (2009) en diferentes partes del planeta, en
específicos sitios de investigación científica y de desarrollo tecnológico se están produciendo
por separado los diversos órganos y habilidades humanas de forma mecánica, robótica (las
capacidades de la conciencia y las habilidades de la conducta corporal; incluso en la nueva
producción emulativa del ser humano, pueden quedar incluidas las destrezas específicas que
detentan ciertos animales: la potente vista del águila, la capacidad de respirar en el agua de los
peses, el radar del murciélago, la velocidad del guepardo,...); estas partes, perfeccionadas por
separado, serán integradas en un solo “ser”, con lo cual se habría creado el “robot sapiens”: el
robot-persona (debe reprimirse el dislate de propender integrar la parte animal del ser humano
como componente del robot: la región de la emotividad, pues, le costará tanto al ser humano
desembarazarse de la esfera sentimental, para que algún iluso planee ponerla en un dispositivo
artificial inteligente (el dolor, el miedo, el placer, el amor); es preciso anular la función del
“sistema límbico” en la persona, para que éste se atrofie: no más miedo, no más placer: ser de
hielo). Por fin, por más esotéricas que parezcan los nuevos paradigmas astrofísicos actuales
en la moderna reflexión, los mismos se presuponen (no se intuyen; mas bien: se prejuician, o
sea, se formula recíprocas hipótesis, puesto que lo que se hace es adelantar criterios), y se
sostienen sobre el mismo principio general: las “cuerdas cósmicas” (según aseveran los que
algo entienden) = materia, vibración = movimiento (pues, materia = masa en movimiento =
energía; no obstante, esta propiedad de vibrar es el desarrollo de las propiedades primigenias
inmanentes a la masa). De modo que, como en la peroración bíblica evangélica: la verdad
sigue en pie, no hay contradicción aparente entre ciencia y revelación; Job lo dijo: el centro de
la tierra es fuego, es el infierno; pero Heráclito lo puso en mejores términos. Ahora bien, la
conducta del ser humano supramoderno, debe adecuarse a dicho objeto. Jamás lento, nada
para mañana; siempre dispuesto, con las maletas preparadas para salir, para seguir; nunca la
mirada dispuesta hacia atrás: ni siquiera para inquirir o rememorar las razones del hoy, de la
llamada identidad. Todo con totalidad claridad, excesiva, pertinazmente transparente: de
vidrio; nada barroco, de arabescos: racionalismo contemporáneo, minimalismo. No más
pérdida de “tiempo” (en sentido propio: de utilizar “energía” –vida- en otras cosas, banales,
sentimentales, preracionales); no más galanteo, búsqueda de musas, del dancing, de
fornicadera; mas bien, acelerar el paso a la meta de las metas, esto a pesar de que la
conciencia anuncie, que una vez allí debe tomarse una determinación sin alternativa: o seguir
siendo Dios o caer (a propósito, cierto interés personal por seguir viviendo se debe al deseo de
poder ser testigo lo que más se pueda en torno de la realización de lo aquí avizorado, esto es,
someter a verificación los avances probatorios de algunas hipótesis expuestas, como
insinuaciones empíricas fugases).
En el plano diacrónico: ¿qué debe entenderse primero: el cerebro o el Universo?
¿Debe conocerse el carácter y movimiento del producto supremo del proceso de la materia y
el mecanismo de su auto comprensión o la matriz de ese producto y de ese proceso? Los dos
desvelos evolucionarán paralelos, ambos se encontrarán: el entendimiento de la estructura y
funcionamiento del cerebro como base para el desarrollo de la biotecnología que permita la
integración en red de los cerebros humanos en articulación a un cerebro central de inteligencia
artificial, en su naturaleza de base para la representación de la materia llevará a la
comprensión de ella o viceversa (naturalmente, una vez que la ciencia burguesa de la
neotriada, replantee su inclinación a esquematizar el trabajo de producción de conocimiento
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No existe el azar sino la ignorancia, o sea, la imposibilidad momentánea de conocer los aspectos esenciales
determinantes de un proceso (Causalidad y azar en la Física moderna. Bohm, David).
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