Bajar documento - La nueva concepción de la historia

modelativa recibida, en el desempeño del “bloque histórico” que ha alcanzado las estructuras
de gobierno a través de las cuales se auto reproduce el orden, bloqueándose el despliegue de
su tendencia espontánea funcional, inocua, de modo que esta representación deje de ser
simplemente fórmula conservadora en el interior de la institucionalidad, al limitarse a poner
las condiciones de legitimidad y afianzamiento de la fortaleza del poder. Posiciones subjetivovoluntaristas
de la “teoría de la praxis” con propensión sociológica neobarroca, que no es que
fueron correctas en la fecha de su formulación (como no lo es hoy el planteamiento
posmoderno del “valor de uso”) o que tuvieron valor por sí mismas, pues, en su momento de
construcción más bien constituyeron un dique para la historia; es la realidad la que ahora les
otorga parcial sentido y las reclama, obliga a la conciencia a volverlas operables, una vez que
la lucha histórica del proletariado produjera las condiciones de posibilidad para la realización
del imperativo de ser premisas y seriadas reformas evolutivas, a través de las que concreta la
herencia proletaria legada a la vida.
¿Por qué el interés por convertir la memoria viva de la conciencia proletaria (el Partido
Marxistaleninista) en tópica principal de las consideraciones en torno del momento histórico,
sobre su curso y el objeto de los procesos racionales, la misma que para muchos representa
una ilusa añoranza sobre una experiencia frustrada? La justificación es simple: en ella (en la
racionalidad axiológica marxistaleninista) se halla suprimida la ideología clasista (la ambición
de lucro, la mitología religiosa, el humanismo hedonista; la conciencia y la conducta
patriarcales 544 ) y, a la vez, en la misma está contenida la forma superior de mirar el mundo,
las aspiraciones más nobles, la convicción y el comportamiento en correspondencia; es ella la
única que ve la realidad con objetividad, la que hace de la racionalidad la base de la
estructuración de los nuevos nexos humanos por venir (equidad, fraternidad, cooperación), la
que ha dado pie a la instrumentalización de la vida de grandes exponentes del pensamiento y
la acción (Hypatia, Manuela León, Clara Zetkin, Rosa Luxemburgo, Flora Tristán, Marie
Curie, Rosalin Franklin, Mileva Maric, Manuela Sáenz, Tania la guerrillera, Cristina
Fernández), hacia las instancias de la política y la ciencia, como principales tareas en las que
se debe invertir y “capitalizar” la existencia, en cuanto impronta del ejercicio de las
verdaderas esferas conformantes de la noción praxeológica. En verdad, todas las otras
concepciones que se erigen en el planeta otorgan prioridad comprensiva, al tiempo que lo
persiguen, en su orden, al hedonismo: empresarial, estético, religioso, humanista, ecológico
(incluso el quehacer científico purista); poco margen queda, luego, en los mismos, para
admitir el criterio de la racionalidad hierática como medio y fin de la existencia (mientras más
elemental es un cerebro, mayor importancia tiene en él, el arte, la sensualidad, la
sentimentalidad, el deseo de riqueza, la explicación fantástica de la vida, el hedonismo en
patriótico, nacionalista; en 1997, el Presidente A. Bucarán es depuesto por la derecha tradicional, cuando éste
había tomado la decisión de controlar a la Banca, mediante la aplicación de la política de la “convertibilidad” (a
día seguido se dio un nuevo “golpe de Estado”, esta vez contra la Presidenta R. Arteaga); en el 2000 se produce
la “sucesión constitucional”, mediante la que el Presidente de turno: uno de los representantes conspicuos de la
derecha, el demócrata cristiano J. Mahuad, será reemplazado por su vicepresidente, luego de que el último punto
del programa neoliberal: la dolarización, creara descontento popular, cuya lucha fue usurpada, puesto que el
viejo poder continuó en el mando reproduciendo más de lo mismo; y, en el 2002 se produce el tercer “golpe de
Estado” esta vez en contra de Lucio Gutiérrez (un militar de mediana graduación, representante camuflado del
poder interno y externo) como efecto de las disputas interoligárquicas por los ingresos petroleros. Luego, para
gobernar, estos sectores tuvieron que someterse o pedir permiso al poder económico-político externo e interno.
Pero para el 2010, la realidad ha cambiado: el pueblo, al que se le plagió sistemáticamente sus luchas, hoy cuenta
con una nueva representación política (que busca sí reprimir, administrar las contradicciones), con una nueva
Constitución cuyo diseño representa avance significativo y con la neutralización los órganos de presión (la
gendarmería y la policía), aunque todavía no puede realizar su voluntad, puesto que no ha destruido al capital.
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“… lo que ha logrado el patriarcado es destruir a la Madre Tierra…”, se escucha decir a representantas de
sectores de feministas (normalmente, las defensoras de los “derechos de la mujer” realizan análisis de los
llamados “temas de género” con mucha carga parafenálica, al margen de la estructura social, lo cual les lleva a
poner en un mismo saco tanto a la mujer burguesa como a la no burguesa, en el contexto de una falaz
solidaridad de género; de ese vicio no se salvan las fundamentales vertientes: teoría de las diferencias de género,
de desigualdad de género, de opresión de género). La citada es una aseveración hedonista, culturalista, burda.
Primero: no es el “patriarcado” (todos los machos humanos y en todas las épocas) los que se hallan implicados
en la referida como en otras fricciones, puesto que el problema es sociológico de clase; segundo: ese pérfido
patriarcado ha puesto a la humanidad en la fase de automatización productiva, de alta racionalidad y a punto de
ingresar en la etapa superior de la civilización (se debe, por tanto, ser capaces de “… identificar y demostrar los
rasgos perniciosos del capitalismo, así como su extraordinario y liberador dinamismo… el capitalismo es, al
mismo tiempo, lo mejor y lo peor que le ha podido suceder a la raza humana… catástrofe y progreso simultáneo”
–F. Jameson).
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