Bajar documento - La nueva concepción de la historia

con Japón, China,...; estas antinomias entre segmentos económicos globales y territoriales del
capital, constituyen la ontología de la geopolítica (las “… rivalidades de poder sobre
territorios y sobre las personas que los habitan” –Mihailovic, Dejan. Geopolítica y orden
global: posibilidades para un nuevo meridionalismo), que luego de 1945, abrió la coyuntura
de las llamadas “Guerras Frías” (momento, dicho sea de paso, que permitió el proceso de
constitución de la UE).
El sentido lógico del drama del mundo; el mismo, se sigue pensándolo con las
categorías antiguas, cuando deben ser formuladas nuevas hipótesis, que reflejen la situación
concreta, en el marco del continuum histórico. La presencia el socialismo y del
socialimperialismo indujo en el planeta la consolidación de la tendencia globalizadora del
capital; el cierre del sistema socialista (1956) y la caída del socialimperialismo (1989), en
cambio, estableció la tendencia restauracionista del sistema imperialista. En la etapa del
predominio de la “racionalidad instrumental”, estratégica, positivista, la cultura (la conciencia
y conducta humanas) ha empujado a la civilización (según el sentido de “esfera material del
proceso histórico”); fenómeno en cuyo interior se han anulado recíprocamente el capital y el
trabajo: también la estructura conduce el movimiento humano (los animales no progresan, por
cuanto no producen –trabajan- ni fabrican y ni mejoran instrumentos –alienación positiva-, en
forma contradictoria). Las contradicciones entre dos sistemas: capitalismo/socialismo, e
incluso entre imperialismo y socialimperialismo, han dejado la vida, se dice: momento de
parto de la historia. El capital gringo ha ganado la guerra militar, pero está perdiendo la guerra
económica frente al surgimiento de grandes potencias económicas que le hacen la
competencia: China (incidencia de la ideología), Rusia, Brasil (incidencia del pueblo), India,
esto es, de cara a esos capitales, que son también Estados. El nuevo tablero ha sido propicio
para realizar procesos de refraccionamiento imperialista del mundo: recrudecimiento del
nacionalismo (repotenciación de trincheras locales –bloques- de capitales en un escenario
jerárquico de tipo imperial); es un teatro de contradicciones: lucha entre capitales
territorializados (antinomia principal), lucha entre las distintas formas y fracciones del capital
y el resto de “naciones”, lucha entre capitales y la población mundial y lucha entre la vida
consciente y la ontología. Ahora bien, la decadencia imperial es fuerte (“EU se ha vuelto una
república bananera con armas atómicas”); no obstante, la guerra a escala planetaria (cacería
de recursos) no va a ser permanente: no durará más allá de dos décadas. El enemigo principal
de éste (EU y el sistema inestable de sus aliados) y del resto de capitales es el progreso
civilizatorio de las fuerzas productivas y la insurgencia de los pueblos fuera y dentro de los
imperios, que vienen blandiendo la bandera del orden mundial ético y solidario.
El “poder absoluto” en la esfera, “inicializa” sus paquetes computacionales de
simulación prospectiva, afina la visión, formula planes a largo plazo en la creencia derivada
–de modo unilateral- de su posición objetiva, material, en la realidad actual, pues, piensa que
su don es eterno: supone que está construyendo, que ha construido el mundo perfecto: el reino
de la libertad en los negocios, de la libertad de la democracia y de la libertad en el
pensamiento religioso luterano, el cual le advierte perenne (pero un anciano con cáncer
terminal –aunque sea, precisamente en esta circunstancia cuando se le presentan los mayores
deseos de vivir y la lucidez postiza para proyectar e inusitado optimismo para producir- no
define materialmente la vida para sí, sino la del ser que viene, que emerge de sus entrañas: el
proletariado ha sido el semental, éste ha inseminado la semilla de la nueva forma social en
la matriz del propio sistema burgués de existencia –viuda negra-, embrión que ha
eclosionado y que los movimientos sociales planetarios lo han recibido). Ahora bien, a veces
el porvenir se presenta paradójico, ingrato: se ha “trabajado” tanto por parte del señor burgués
(se ha explotado, se ha hurtado, se ha acumulado, se ha concentrado y centralizado la riqueza
socialmente generada por el trabajador; pero a la tumba se lleva sólo los propios huesos, y
nada más); sin embargo, las fuerzas se han ido, ya no se goza de vida a plenitud, para su
usufructo, tan sólo queda la pena, la amargura de ver cómo los que sobreviven se disponen a
degustar del pastel (afortunadamente, quienes se aprestan a aprovechar del legado son gente
buena: subversiva, ciudadana, mundana). En ese caso, son los herederos los beneficiados; no
obstante, ahora éstos están llamados a dar buena cuenta de la colosal riqueza acumulada,
producida y legada por el modo burgués de existencia humana, levantando –admitiendo- la
nueva base de relacionamiento humano, en el que se enseñoree el imperio de la razón.
En una palabra: el género se encuentra frente al momento histórico de concreción total
humana (lo cual no es mas, que una aseveración tautológica reincidente), de superación de las
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