Bajar documento - La nueva concepción de la historia

externa; en suma: ausencia del software racional). Pero a las tres categorías psicoanalíticas:
consciente, subconsciente e inconsciente, se las ha transformado en misterio, creando mitos a
su alrededor, volviéndolas fenómenos artificiosamente complejos (el supraconsciente: el
carácter de la conciencia que viene, es la verdadera propiedad admirable). Categorías
idealistas freudianas, de las cuales lamentablemente se halla atiborrado el pensamiento y el
referir cotidiano y académico. Afortunadamente, con los hallazgos científicos sobre la
conformación óntica del cerebro humano, el lugar de asiento de la memoria, el entendimiento
de la función a ella asociada y debido al desarrollo de los procesos de formación de
inteligencia artificial, en ciertos sectores de la población cada vez más se amplía la
comprensión de la vida de la mente.
En la actualidad, la configuración de la mente in abstracto, sostiene imágenes en
reajuste. La conciencia –se arguye nuevamente- si bien fundamentalmente consiste en la
representación inmediata del mundo burgués hípermoderno, enrevesada todavía más, como
efecto del impacto de los suplicios en ella, de las dificultades, temores y complicaciones de
reproducción de la vida, en la esfera cotidiana en crisis, se reestructura progresivamente de
modo objetivo. Los fantasmas religiosos, los del amor en la comedia literaria, todas esas ideas
sobre el terror que van de los aparecidos hasta las máquinas del futuro que se especula se
vuelven en contra y destruyen al género, van desapareciendo de la mente; su estructura, en
consecuencia, se va descomplicando, puesto que la especie cada vez requiere menos de la
esfera ilusoria para sostener sistemas de integración y cohesión, pues, los nuevos agentes de
interconexión humana pasarán a ser la verdad objetiva y la ampliación de ésta, liberada de
mitos y de fetichismos (para que la persona adulta “pase los años”, no se necesita de tanto
mito, como ocurre con los niños). ¿Acaso una máquina inteligente es susceptible de
experimentar temores, de asustarse, de que operen en su “conciencia” fantasmas? Es posible a
condición de que se elaboren los programas de simulación correspondientes; en el ser
humano, la forma en cómo la naturaleza ha dispuesto el proceso de defensa de la vida y su
reproducción (el gusto, el dolor y el embobamiento de la conciencia, la formación de muchos
pueblos o “culturas”), es la responsable de todo misterio y embuste mitológico, al cual se le
ha sumado la aleatoriedad de la vida clasista liberal. No obstante, la ciencia positiva y la
madurez intelectual, otorgan mayor transparencia a la vida, por lo que los vericuetos formales
yacentes tras su concepto, están en retirada y, con ellos: el objeto del psicoanálisis.
La represión, efecto del carácter ontológico del cerebro, esto es, la relativa autonomía
de la mente, pues, uno puede estar pensando una cosa y balbucear otra o no decirla, es el acto
de callarse, de ocultar el disenso en el juicio, al cual se suma el hecho de que el pensamiento,
en las formas de comunidad escindidas, es producto de la efectividad del “poder material
dominante”. Opinar libremente sin hacer frente a censura alguna (la que es la realización de la
voluntad del poder en la Ley), es posible ejercerse en función de la posición estructural y de
los intereses de los individuos. El Psicoanálisis puede resolver in vitro formalmente dicha
barrera autoimpuesta a la verbalización del pensamiento, pero la determinación real pone de
vuelta los hechos a su punto de origen, cuando el sujeto se integra de nuevo al mundo: a las
condiciones en las que la represión es una acción práctica de “aceptación”. La libre opinión:
¡cuesta! (son los supuestos materiales favorables los que ponen en correspondencia la palabra
con la realidad; dicho de otro modo, aquellos suprimen la retención coercitiva, de la opinión
auténtica). La memoria, en el acto, se vuelve, en realidad “inventora”, empero no porque sea
constitutivamente tal, es decir, en el sentido de que nunca el recuerdo es objetivo, dado que
cada uno incluye la imaginación en el levantamiento de los hechos, de que ésta es interpelada
por la memoria del otro y por cuanto la misma evoluciona, se mueve (como se sostiene), sino
por conveniencia. Si la memoria fuera, en verdad: inventora (reinventora, mas bien), el mundo
pasado sería siempre distinto (como el caso de la Historia, la que es reescrita en función de las
posiciones ideológicas de los nuevos sujetos que la abordan, o cuando es mirada a partir de la
óptica de los renovados recursos técnicos e interpretativos); la realidad pasaría a ser una farsa,
una pura construcción especulativa falseada cada vez más por la práctica de la vida futura, lo
que tornaría inefectivo todo acto en la vida; la especie misma ya no estaría aquí, puesto que su
inobjetividad impediría acertar en las decisiones.
En una palabra: es la estructura fenomenológica del mundo que inmediata y
fácilmente capta el ser (como ya se ha dicho), la que vuelve fantástica a la mente; la esencia
real, en cambio, la torna objetiva: allí intervine la ciencia. La memoria de la muerte,
simplemente no existe, puesto que los hechos no personales o aquellos que no tienen substrato
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