Bajar documento - La nueva concepción de la historia

desarrollo requiere de un ámbito socio-territorial mayor para realizar el proceso de
valorización, esta nueva condición supranacionaliza la economía y la política (en verdad, si a
una economía liberal le es propio un Estado Nacional, a una economía “neoliberal” le
corresponde una forma estatal transnacionalizada). El primer reacomodo se efectiviza en el
proceso de exportación de capitales; este tipo de expatriación de riqueza social ha
interconectado al mundo en una unidad compleja, su regulación demanda de aparatos
superestructurales de gobierno: de la “integración de las superestructuras” 1335 . En la época
“posindustrial”, la superestructura planetaria integrada (la comisión Bilderberg), opera en el
propósito de forjar las condiciones adecuadas de conjunto a nivel hemisférico, afines a la
reproducción de los intereses de los grupos económicos globales.
El materialismo histórico demostró y reconoció analíticamente que la socialización
capitalista y burguesa bajo la forma-mercancía surgió como forma embrionaria en el
seno de la sociedad feudal. Ella no comenzó con la revolución política (como, por
ejemplo, la francesa), sino mucho antes, para luego, poco a poco, después de un largo
desarrollo, hacerse valer como fuerza autoconsciente con vistas a la cuestión política
del poder. Las formas embrionarias socioeconómicas del capitalismo se desarrollaron
mientras persistía, durante mucho tiempo, el poder feudal «paralelo y superior».
Cuando en las revoluciones burguesas «el envoltorio feudal fue roto», la sociabilidad
burguesa bajo la forma de la mercancía se encontraba prácticamente presente: no sólo
indirectamente, como forma política y negadora, sino de modo directo y positivo,
como forma real de producción socioeconómica. El movimiento político no precedió a
la nueva forma de reproducción como expresión de una voluntad abstracta y
simbólica; al contrario, fue su consecuencia secundaria, su necesaria forma
fenoménica (Kurz, Robert. Antieconomía y antipolítico: sobre la reformulación
de la emancipación social después del fin del "marxismo"; primera parte,
Alemania, 1997).
En la continuación del movimiento mental de afirmación lógica sobre la esfera
superestructural en revisión, el “poder político”, el poder substancial en la configuración
orgánico-funcional de la estructura social del período burgués de la historia humana, no posee
en sí sustento propio. Tras suyo existe una cadena de supuestos, que configuran su realidad
como efectividad (la ideología de la “complejidad” impugna estudiar los hechos centrados
sólo en sí mismos; el problema de este discurso postmoderno, en cambio, es que adolece de
indeterminación). La propiedad del capital confiere el denominado “poder económico” a
quien es su detentador: la red de propietarios de los medios de producción; este poder –en
segunda instancia- ha forjado el “poder de la fuerza”, la capacidad de coerción: las fuerzas
armadas, los tribunales, las normas represivas (cuantitativamente, el poderío) 1336 . Sólo
entonces se enseñorea en su entera dimensión el “poder político”: la capacidad de tomar
decisiones, el atributo de mando (sobre la población, en la medida en que ésta se halla
despojada de los medios de producción y, por tanto: convertida en fuerza de trabajo –sometida
económicamente- y/o cuando su nivel de conciencia es deficitario –sujetada
extraeconómicamente- o ella –su mentalidad- es tan sólo la proyección masiva del interés
dominante –lo cual equivale a decir lo mismo), la “destreza” para hacerlas prácticas en
cualquier medio, hecho que luego se proyecta operativamente en los aparatos de gobierno: el
momento de simple ejecución de las decisiones (constitucionales), la administración de la
“rex pública”, desplegada en las denominadas “funciones del Estado” montesquiusianas (“la
1335
Se afirma, que en la fase de transnacionalización en curso, la clase capitalista mundial ha alcanzado un
nuevo poder relativo sobre el trabajo global, no obstante los procesos de informalización, de formación de
emprendedores, de desempleo y subempleo creciente (incremento de la dependencia de los miembros no activos
respecto de los activos en la composición familiar), de mecanización incremental productiva, de primacía del
sector terciario, deconstituyen al trabajo (y también lo hacen con el propio capital), hechos con los cuales se
relativizan tales argumentos, sobre todo si los mismos son puestos en perspectiva.
1336
No se niega que la violencia (la distribución previa, la separación por la fuerza entre los objetos e
instrumentos de producción y los productores) es el supuesto de la violencia en el interior del funcionamiento
del modo de producción capitalista constituido, como proceso omnipresente de su autosutentabilidad; lo que se
dice es, en una configuración humana dada (la capitalista), la violencia (coerción y hegemonía) y su aparataje
de ejercicio, son posibles montados (concebidos no en forma dualista) sobre la propiedad del capital y del poder
que éste atribuye; que, por tanto, la violencia no se sustenta por sí misma, pese a que ella preceda a la
propiedad y al poder del capital.
868