Bajar documento - La nueva concepción de la historia

invertiría la relación causal: primero el efecto, luego la causa (primero muero y después
nazco) o la ilusa idea de que se puede viajar al pasado (puedo irme a encontrar con mi
abuelo). Quienes piensan así, se hallan tan perdidos, que no se detienen a considerar, que los
dos hechos (velocidad mayor que la de la luz y el orden inverso de determinación) no guardan
relación alguna, pues, puede ocurrir dicho fenómeno, pero éste nada tiene que ver con la vida
humana, o que, de imponerse tal “ley” a los procesos biológicos, la vida desaparecería. En las
malas inferencias citadas, se mezcla las cosas, puesto que el orden causal, el flujo de la vida
(no del “tiempo”) hacia adelante es condición para que exista la conciencia y que de
subvertirse esa dirección desaparecerían incluso las “geniales” mentes que formulan tales
anodinas ideas. En realidad, resulta sugestiva la prospectiva acerca de que el ser humano al
tornarse omnipotente, puede llegar a hacerlo todo: volver a la vida a sus ancestros, etc.; no
obstante, a más de tener un objetivo de curiosidad, el divertimento referido no contendría
ningún otro sentido práctico. Dicho sea de paso, ¿por qué el sol, que emite radiación (energía
o masa –fotones) de modo sostenido por siempre, no reduce su tamaño (de hacerlo el
equilibrio entre fuerzas centrípetas/fuerzas centrífugas se vendría abajo), altera su peso o se
enfría? En cuanto a la teoría energética, ella conduce a la idea de la “muerte térmica del
Universo” (entropía: pérdida de energía, desorganización); sobre la hipótesis másica, el sol
debería haber ya reducido su tamaño al estar desprendiendo fotones ininterrumpidamente. Un
supuesto alternativo sobre el particular, consistiría en que no es energía o masa lo que se
disipa del sol, sino que el fenómeno trata con la presencia de una forma especial de
movimiento de la materia que incide sobre cierto material específico del entorno, el cual
asume, bajo esa influencia, la capacidad de alumbrar (longitudes de onda) los cuerpos,
imantarlos y crear calor, es por eso que la masa del sol o la cantidad de energía se mantienen
constantes, ya que la propiedad no afecta la masa. Además, la materia oscura y una propiedad
de ella (movimiento) llamada “energía oscura” también está siendo levantada
perceptualmente según el paradigma clásico idealista de “energía”: fuerza inmaterial
contrapuesta a la masa, que se transmuta en ella (masa) y retorna a ser energía (la energía
oscura es la nada de la nada, capaz de producir efectos.
La luz (reacción en cadena, automática, casi espontánea, en la distancia, de fotones),
como se conoce, inicia su desplazamiento y lo termina allí donde encuentra un obstáculo
material (en verdad, no puede haber movimiento si no hay materia –masa y un medio de
despliegue-, esto es, algo corpóreo, objetivo, que se mueva, dado que la “energía” no puede
ser la nada, que se mueve en la nada, que sea capaz de producir una sensación, dígase: calor
–incremento del movimiento de las partículas microscópicas, “energización”) 1247 . La
“energía” es a la substancia material lo que el pensamiento es al cerebro (aseveración que se
sostiene en su carácter análogo, sin otorgar mayor importancia a la recusación en torno de la
legitimidad de la traslación de una esfera del saber a otro; ¿puede la “energía” transmutarse en
materia y viceversa?, ¿pueden las ideas transustanciarse en neuronas o al revés?) 1248 . Las tres
1247 Esta es una especulación candente, pues, si se admite que la luz es energía, que la energía no es materia
(que carece de sustancia material), en suma: que “existe” un algo en la realidad que no es materia, que actúa,
opera (se mueve), entonces la concepción filosófica idealista se habría reconvertido. Según una posición
científica, la materia en movimiento se desplaza como “energía”; la “energía”, en último término, es
información. Esta información produjo la realidad al “condensarse” como energía y, luego, esta última al
hacerlo como masa en la nada, en el alto vacío. Esta progresión tiene su pertinente modelo matemático. No
obstante, en la simple intuición, este aserto científico es defectuoso (defecto visible a partir de un enjuiciamiento
apelando a un modelo filosófico diferente). La materia en estado de relativo reposo, tiene en sí el mayor
porcentaje de su “energía” en su forma potencial; si la energía potencial deviene en cinética (la fuerza física de
la atracción y la repulsión pueden concebirse como el primer impulso; “lo que está en potencia deviene en acto
en tanto está en potencia”), ésta se transforma en información (pero debe advertirse, que la materia en el estado
potencial de su energía, contiene información, información “latente”). Por tanto, la materia es la que cuenta
con “energía” potencial (con una propiedad de la masa a la que se la llama energía), que al moverse se
transforma en su contrario: en “energía” cinética (masa cinética), o sea, en información (aunque la afirmación
sea atrevida y anacrónica, ésta: vale). También el pensamiento es información, pero ésta debe contar, de todos
modos, con el substrato material: la masa neuronal, que ve transformarse la “energía” potencial (propiedad de
la masa no desplegada, como el cerebro que cuenta con la propiedad para pensar, pero que no lo hace) en
cinética, en el proceso del pensamiento.
1248 Luego de revisar estas notas, un joven científico teórico ecuatoriano: Físico Franklin Erazo, ha formulado
las siguientes recusaciones: 1) que ignorar el tiempo, como determinación real, y el desligarlo del espacio, “es
un craso error científico”; 2) que hablar de masa sin involucrar a la energía, duplica el equívoco, pues, la
realidad objetiva es masa-energía; 3) que, en la realidad, la aceleración de partículas, muestra desaparición de
masa y aparecimiento de cuantos equivalentes en energía: “Decaimiento BETA”; 4) que no es pertinente
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