Bajar documento - La nueva concepción de la historia

y en su reflejo en la mente, constituye un hecho de la propia naturaleza, pues, el concreto real
universal (la materia en su orden “de sí”) debe transmutarse en concreto mental universal: en
estado consciente “para sí”, mediante el proceso de despliegue de la praxis (hecho inscrito en
la particularidad de un individuo y en la generalidad cronológica de la humanidad). Este
tránsito viene siendo el vía crucis histórico de la razón (o sea, las dificultades –retos
necesarios, que paradójicamente acicatean el proceso de ampliación de la estructura de la
conciencia- con las que se encuentra el ser humano originario para ubicarse en el mundo y
que posteriormente, con la condicionalidad clasista, persiste como forma de dominio
extraeconómico político e ideológico y con la conducta ambiciosa de raigambre directamente
económica de atesoramiento y predominio de un exiguo grupo en el comando del proceso);
pero, además, la mente que se ocupa del Universo debe cumplir funciones vitales, domésticas,
de aprovisionamiento, que supeditan y confieren el contexto de su propio ser 814 .
En la realidad residen las determinaciones del movimiento y progreso del pensamiento
y, en la conciencia, de la acción; ésta alienta, pone los factores –incluso de índole
coercitivas-, que obligan al ser humano a encumbrarse, a aproximarse cada vez más hacia su
estado de concretización intelectual 815 . En verdad, ignoradas deliberadamente por un instante
aquellas necesidades asociadas a la supervivencia tanto como las que se desprenden de la
posición racional de las personas, las enfermedades, los siniestros naturales, los riesgos a los
que se ve enfrentada la existencia (inclusive los que emanan de la necesidad clasista de
someter a la población), inducen a la especie a dominar las fuerzas de la naturaleza: a adquirir
cada vez mayor conciencia sobre los hechos, a proceder de manera metamaterial; hasta hoy,
este proceso ha tenido lugar en el interior de la tierra. Se pronostica, con normal convicción
en la actualidad, que la actuación negativa de la humanidad (de la forma burguesa de
producción y de la clase, que da su nombre), cuanto las variaciones degenerativas inmanentes
al propio sistema natural, cerrarán el ciclo del planeta: la negación de la condición terráquea
como morada apropiada para el ser humano. Un día la especie debe dejar una tierra,
convertida en lugar no apto para la vida; pero, en realidad, este hecho empuja al ser humano a
desarrollar la ciencia y la técnica, a conocer el Universo y a dominarlo, por necesidad de su
propia prolongación existencial más allá del orden terreno. Entre las previsiones desastrosas
que se dice se ciernen sobre el mundo, a saber: el “calentamiento global” o una “nueva
glaciación”, se tiene la impresión, que es la primera la que debe “gozar” de mayor veracidad,
o sea, el efecto de incidencia negativa antropogénica: todo ser que tiene éxito (que sabe
adaptarse) se multiplica más allá de las posibilidades de crecimiento; a este carácter se suma
el proceder acumulador que sobreusa recursos y explota personas; el conjunto de hechos
ocurre, tanto más cuanto el proceso está precedido del poder de la inteligencia. La
inteligencia, es el agente que derrumba todas las barreras: ¿no se sostiene acaso, que el pueblo
israelí surgió en un territorio inhóspito? También de la abundancia concentrada se afecta la
naturaleza, puesto que grandes segmentos de ella, mediados por la explotación del trabajo,
han pasado a constituir la abundancia, generando pobreza y afectación al medioambiente de
814
Es procedente observar aquí cómo en unos casos se han hecho presentes estados de “sublimación”, estoicos;
en otros, se registra la acción de filantropía de mecenas; y, en unos terceros, han operado situaciones
económicas favorables para el científico creador. ¿Qué importancia tiene todo esto frente a los millones de años
que tardó la naturaleza en crear las condiciones orgánicas para que surja la humanidad y se desarrolle, de cara
al efímero lapso en el que ésta debe actuar para alcanzar la compresión de sí y de su matriz? (un físico
científico sostuvo: que la naturaleza –que no es ni racional ni emocional- puede darse el lujo de arreciar con
el ser humano en la tierra –no le importa, no es consciente- puesto que puede volverlo “a hacer” todo, desde el
principio) No obstante, todo el proceso universal desemboca y se condensa en un simple (por así decirlo, para
actuar en paralelo a cómo ciertos personajes lo hacen cuando subestiman la presencia, actuación y papel del
ser humano), minúsculo (en alusión al tamaño de la tierra frente a la escala del Universo) y efímero punto (los
no más allá de millón de años a que se reduce la presencia del homo sapiens en la tierra, en el que se incluye la
duración del ser humano como eternidad): el ser humano.
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La “zona de desarrollo próximo” (¡bah: muy brujo; brujísimo!), en la perspectiva de la consigna vigostkiana
(pero no en su faceta idealista reaccionaria), en el orden del sostenido proceso de desarrollo intelectual, que
adviene para la humanidad en su conjunto, esto es, para el ser que sabe que está destinado a saber, que debe
alcanzar el pensamiento absoluto (que debe dotarle a la materia inconsciente de trascendencia), consiste
precisamente en disponerse, en prepararse, con el concurso de la ciencia, de la técnica, y del recurso a las leyes
macrocósmicas, para el tránsito por los confines universales (mientras tanto, toda reflexión coyuntural sobre la
realidad con el propósito de saber para actuar de modo transformador o acomodaticio a ella, debe privilegiar
la tendencia: el paso próximo que se apresta a dar la realidad).
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