Bajar documento - La nueva concepción de la historia

desarrollar de modo ampliado el proceso del pensamiento, de la conciencia, de la ciencia (es
obvio, que la circunstancia debe alcanzarse a través de la puesta en ejercicio de condiciones
para el despliegue mayúsculo de la inteligencia 595 ). Es obvio también, que frente a la
mentalidad atrasada del capital imperial, de sus secuaces e incluso de ciertos tramos de la
población, que ha caído bajo sus fauces ideológicas, plasmar este plan, esto es, el crear los
supuestos materiales para el efecto (el “efecto de estrategia”), es una decisión de praxis
revolucionaria de baja intensidad, en el sentido morigerado de: “la paz se consigue con la
guerra” 596 .
En efecto, “... en Marx la teoría de la crisis y la del derrumbamiento revolucionario del
sistema son inseparables” (Manuel Ballestero citado por Diego Guerrero; en: Aproximación
polémica a la teoría marxista de la crisis económica capitalista); pero en Marx también se
manifiesta, que esta revolución debe hacerla el proletariado; no obstante, éste ya no está más
(la automatización lo ha anulado), lo cual lleva a deducir, que dicho sujeto histórico cumplió
su misión en Octubre, en la ex URSS y en otros ensayos socialistas devenidos (el “tiempo
propio de la revolución” ya pasó: se realizó; en efecto, este tipo de conclusión analítica:
el proletariado cumplió su papel histórico, la revolución, la dictadura del proletariado y
la edificación socialista tuvieron plena realización en la ex URSS y su Campo a nombre
de la humanidad y proceso que la cambió –el capitalismo está muerto-, por tanto, que la
doctrina marxistaleninista probó su exactitud en su realización, por lo cual no se van a
dar otras revoluciones proletarias a futuro puesto que los focos de resistencia que
plantea el sistema burgués en su retirada deben ser suprimidos por la acción política de
baja intensidad a cargo del sujeto neoproletario: subversivo-intelectual-ciudadano,
constituye una salida salomónica, honorable, honrosa, al atolladero existencial al que se
halla aherrojada la ortodoxia marxistaleninista actual); y, si el capitalismo vive en sus
rezagos, su término definitivo debe llegar por acción “revolucionaria” de los neoproletarios:
los subversivos, los ciudadanos, los mundanos, los extramundanos, los sistema salariamos,
los galaxianos, los nebulosianos, los vía lacteanos, los constelacianos, los universianos. Por
tanto, quien asuma la idea contraria: que el proletariado no ha cumplido su misión –a no ser
que sea un señor burgués-, penosamente tendría que verse abocado a plantear lo insostenible
para un marxista: 1) que la clase obrera en retirada temporal, debe reconfigurarse, hacer un
nuevo intento revolucionario, instaurar la “dictadura del proletariado” y el socialismo (José
Martins) o, 2) que Marx estuvo equivocado, lo mismo que Lenin, que el proletariado fue un
mito, tanto como su presencia y la idea de su misión en la historia (Montaner, Vargas Llosa,
Bush; respecto de la pedantería ilusa del tal Vargas Llosa, acostumbrado a tratar mal a su
oposición, habría que repostarle la frase que se utilizaba en los juegos infantiles en cierto
lugar y época: “un idiota me idiotó, siendo más idiota que yo”); que la teoría, la estrategia y la
práctica desarrolladas, fueron inocuas (Moreano, Amín, Katz). Los hechos factuales, no
obstante, han cerrado dichas perspectivas de elucidación, pues, las nuevas fuerzas políticas se
hallan concretando en todas las áreas de la vida: la herencia cualitativa (época cambiada)
legada por el proletariado a la historia.
En el proceso en curso siempre se hacen presentes bemoles. El mercado mundial, pone
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En la actualidad, se insiste, la humanidad cuenta con riqueza material acumulada, con tecnología desarrollada,
conocimiento generado, con métodos, organizaciones y formas de gestión, que muy bien pueden ocuparse de la
reproducción excedentaria de los siete mil millones de habitantes del planeta. No se hace llamados de atención a
la estructura de poder, puesto que ésta solamente tiene oídos para los apologistas de su sistema: ese pedido sería
ímprobo; por ejemplo, los llamados de Fidel en la ONU en 1992 (no destruir la naturaleza, eliminar la pobreza,
suspender el consumo dispendioso), han caído en “saco roto”.
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Verdad de Perogrullo: postura hidalga frente a los problemas económicos y sociales del mundo consiste en el
acto de toma de decisiones de corte neoestructuralista por parte de los propietarios de la riqueza social, merced a
las cuales el proceso vuelva sobre sus pasos: descentralización del capital, desconcentración del capital y
regulación del proceso de acumulación de capital, conducente a reducir la intensidad del ciclo (naturalmente,
suprimir los presupuestos de defensa –de agresión militar reneocolonizadora-, cerrar el complejo militar
industrial, eliminar las partidas para financiar investigaciones en ciencia y tecnología para la dominación: Guerra
de las galaxias, CIA, Pentágono,…). Está en manos de la intelligentzia oficial realizar lobby de persuasión sobre
el poder económico/político mundial, pues, si no proviene del referido sector la solución, ésta vendrá de la
acción política cruenta del 99% de la población; el “nuevo orden”, en este último caso, se establecerá de modo
traumático: reformas estructurales profundas (redistribución igualitaria de los factores de producción:
expropiaciones, nacionalizaciones, socializaciones). No obstante, la elite mundial no da la talla ante el reto actual
del mundo: es demasiado soberbia, racista, darwiniana, torpe, como para comprender que la humanidad –la que
ha creado la riqueza de la que es poseedora- la necesita.
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