Bajar documento - La nueva concepción de la historia

introducir “reformas ´borbónicas´” en el “modelo económico” de la Isla; la izquierda se halla
muy bien recluida en el folclor o en la ortodoxia; Rusia y China evidencian una actitud, más
bien parca, calculadora: “ven los toros de lejos” de modo diplomático (las contradicciones
entre grupos económicos conducen a frenar la arremetida geopolítica de los capitales
occidentales y a definir la suerte de los pueblos iraní y sirio, y el destino del mundo como tal,
en la inmediata coyuntura). En verdad, las relaciones económicas internacionales no se
procesan inmediatamente bajo supuestos de intereses inmanentes (balance costo/beneficio:
control de recursos estratégicos y de mercados de demanda); ellas presuponen intenciones de
geopolítica: el escenario de forcejeo entre grupos multinacionales a través del que se consigue
la hegemonía (“necesidad del capital financiero de reordenar el mundo” 60 ); no obstante, no
existen objetivos de geopolítica per se, al margen de designios geoeconómicos (su nexo es la
geoestrategia). La “burguesía paulista” (la rusa, la china, la hindú) se enfrenta directamente en
Occidente a la tradicional de la “trilateral”, y esa es la fuente de la configuración y resolución
del conflicto en el frente del capital, en la inmediata coyuntura, sobre el fondo que ha
predefinido la historia (la direccionalidad autónoma del desarrollo técnico y la acción política
de “Los sin tierra”).
Los episodios referidos en párrafo precedente, introducen un factor ralentizante del
impulso del cambio societal (humano) en curso, sobre todo el que tiene que ver con el proceso
de transformación postulado en el terreno de la razón: en el de la realización de algunos actos
de avance promovidos por la volición (la derecha dice en sus películas: “sólo en el precipicio
se evoluciona”; no obstante, la citada, es una regla capitalista, no de la naturaleza humana);
sin embargo, la faz autónoma de renovación de la historia continúa desplegándose
inexorablemente a espaldas de la percepción y de la propia voluntad del poder; en realidad,
ocurre: en tanto necesidad existencial del momento, del sector monopólico más concentrado
del capital 61 . Esta última (el progreso científico-técnico), es la vía certera, y la razón
revolucionaria está llamada a integrar la política de promoción del desarrollo civilizatorio, al
programa de lucha. Por tanto, los triunfos antihistóricos y los peligros derivados que
interponen al flujo de la historia el capitalismo, el capital, la neotriada, el neoimperialismo
(“pocas personas que manejan mercados y Estados”), las tesis del libre mercado, el
monopolio, el poder y la gobernanza, la ideología burguesa, constituyen nada más, que
antecedente en el Chile de Allende, Venezuela: golpe de Estado, paro petrolero, paro financiero –allí la derecha
utiliza todas las artimañas y mantiene en zozobra constante al gobierno y al pueblo: las elecciones son una
tragedia, un episodio repleto de ansiedad: Chávez ha ganado los comicios del 2012 con el 54%: este triunfo no es
contundente-, Honduras, Libia, Paraguay), organizará conspiraciones (Ecuador, Bolivia, Argentina), sabotajes,
transformará los medios de difusión masiva en sus representantes políticos directos: “de la política de partidos a
la política de ´lo social´” (ocurre al interior de toda la América no anglosajona), llamados a la anarquía y a la
violencia (la derecha venezolana); es decir, no dejará gobernar, bloqueará la puesta en vigencia del proyecto
político reformador, en espera del retorno de la “ley del péndulo”.
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El enfoque de análisis geopolítico del mundo es fetichístico: equivale a los de PIB, renta nacional, etc., en
economía, pues, esconde las contradicciones de clase a lo interno de los países, bloques, etc. (los estudiosos de
esa rama aconsejan establecer un tipo de consideración atinente a asumir que se trata de relaciones entre países,
tal si éstos fuesen bolas de billar); compara unidades homogéneas intrínsecamente heterogéneas, en la que el
trabajo es el afectado (además de que incluye una variable formal: la espacial, terráquea, geográfica, en esa
“ciencia” la ley del valor no interviene para nada). Si de algún modo sustantivo se puede definir a la
“geopolítica”, este será: lucha entre las diferentes fracciones del capital por imponer la supremacía en el planeta
(en la Tierra: sobre sus recursos estratégicos y los mercados), su objetivo es económico y se libra exclusivamente
al interior de la clase dominante.
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Occidente, la zona social de menor cuantía poblacional en el mundo hace 10 siglos (frente a árabes, persas,
hindúes,…), encontró el camino más expedito por el cual fluya la historia: el modo de producción capitalista;
esta forma, debido a los grados de eficiencia instrumental a ella adheridos, se ha proyectado de manera
vanguardista y determinante al interior del género, incluso hallándose en minoría. Los postulados del
iluminismo, la idea del progreso, la ciencia positiva, la tecnología; en suma, los principios de racionalidad
maximizadora y el lucro, han conformado una vertiente, que ha propiciado el desarrollo material y espiritual de
la humanidad. La proyección reificante de la conciencia (fuerzas productivas, inteligencia ontologizada) no se
detiene ante la guerra (investigación, estrategia), las crisis (“oportunidades”) o de las preocupaciones surgidas en
áreas fuera de las de la reproducción material (cosmovisiones ancestrales); con la idea referida se quiere
connotar, que el proceso de progreso de las fuerzas productivas continua con independencia de eventos
coyunturales y de los intereses particulares que yacen detrás, que se produzcan al interior de la especie; hecho
que ejerce paralelamente efecto de modelación de la subjetividad colectiva global y provocan cambios en las
formas de relacionamiento, de organización y de institucionalidad humanos. Es obvio, mientras significativa
parte de miembros de la humanidad se halla trabada en sus propios asuntos (en preocupaciones de menor
cuantía), la historia sigue su curso de modo independiente, perplejo, paradójico, estocásticamente
automodelándose.
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