Bajar documento - La nueva concepción de la historia

circunstancias vigentes; induce una conducta similar a la que se observa cuando uno ve de
golpe a una persona malherida en un accidente: se retira, ipso facto, la mirada del siniestrado,
pues, el modelo mental acostumbrado a la normalidad, no puede sobrellevar y dar crédito a lo
que se presencia. Esta, es evidente, que se trata de una declaración aplicable al grueso de la
población mundial y, sobre todo, a la credulidad ingenua de quienes profesan sanamente la
ideología de las sectas religiosas; no obstante, para los círculos esclarecidos de la
intelectualidad mundial, parte de los procesos inscritos en las aseveraciones que se exponen a
continuación y en otros lugares de estas anotaciones (el incremento del poder del ser humano
y su aplicación al control sobre sí mismo, como sobre el mundo), “es pan comido”, dado que
los señores, no solamente que son perfectamente conscientes del hecho, sino que, incluso, lo
están fundamentando y divulgando.
Si se pone la monta respecto del comportamiento generacional de la especie, se
encuentra, que la base de la pirámide conductual se halla definida por aquellas formas de ser,
correspondientes con el arquetipo del proceder inherente a las generaciones infantes y a las
jóvenes; si esa consideración asume carácter agregado, toda la población (incluida la vieja)
opera con la sensibilidad. De modo que los hechos permiten colegir: cómo el proceso de
conformación de la y de las inteligencias, se halla dominado por la esfera intuitivo-afectiva.
En efecto, hasta aproximadamente los 30 años en una persona, prevalece dicho estado, el que,
además: es propiamente de aprendizaje; a partir de allí, la vida madura se pone al servicio del
cuidado y preparación de las nuevas vidas infantes y juveniles (matrimonio e hijos; aunque en
el presente y en perspectiva, la conducta es de renuencia a la procreación, el homo ludens es la
prevaleciente forma de personalidad), entrándose a otorgar prioridad (continuidad) a los
procesos emparentados con la citada dimensión emocional (ésta, se advierte, atrapa a los
individuos, de modo que en muchos casos, sobre todo entre las mujeres en el marco de la
realidad social todavía erigida, la vida queda recluida en ella, y muy particularmente entre
quienes se sumergen en los vicios: la droga, el alcohol, la diversión, los platos a la carta, el
“buen vino”, las “tradiciones “, éstas, que nunca son desechadas: no se puede vivir sin ellas,
pues, las mismas se convierten en el modelo de parametración de su realización y éxito;
contrario sensu: el conocimiento se ha desarrollado –hasta antes de la etapa capitalista, desde
luego- por excepción a la regla).
Observando la vida que sigue cánones espontáneos, presituados por el movimiento de
la naturaleza, del que ciertos individuos aún hoy no dan razón, puesto que el momento etáreo,
la racionalidad del círculo en el que se desenvuelven, las admoniciones mitológicas, que
rescatan la tradición y la conducta estatuida por ciertos textos sagrados como norma de la
existencia, se puede entrever en ella, una inusitada irracionalidad observada en la conducta en
su entero decurso. Sobre todo en los lugares de residencia rural en las neocolonias, antes una
pareja joven, muy joven: alrededor de los 16 años, que se ha visto envuelta por nexos
matrimoniales o de unión libre, de modo instintivo han copulado; al cabo de una década, se ha
percatado que tenían unos cuatro hijos a su cargo, sin embargo de que los críos en las áreas
rurales han sido la fuente más directa de dotación de fuerza de trabajo para la unidad
económica familiar; y, que su nueva situación sin percepción antelada de ella, les imponía y
advertía, que se habían metido en un embrollo (hijos) a los que forzosamente tenían que
mantener durante el resto de su vida útil. Hoy las generaciones jóvenes se aparean a más
temprana edad (alrededor de los 10 años), pero no procrean; el plan para ellas, puesto por las
coordenadas también histórico-naturales, es entregarse a la tarea del sexo, a formar
asociaciones anárquicas y fuera de razón (pandillas, tribus urbanas), anómicas en todo y para
todos, a pintarrajear las paredes, a los ruidos de estridente seudo música: se han metido en un
modo de vida sin sentido. Por eso la pesadumbre, la desazón en el parecer de ciertas personas
mayores, cuando con las expresiones “si pudiera volver a vivir lo haría de otro modo”, ponen
de manifiesto, que la falta de planificación, de verdadera asesoría sobre aspiraciones reales en
el rumbo de la vida, la habían embargado, siendo la fuente del fracaso. Los sentidos han
gobernado la vida y de manera brutal la han sometido a sus resultados.
Puede decirse, que con todo sus males, muchos comportamientos sociales, que hoy
son catalogados como anomias, constituyen, en verdad, los brotes de la nueva mentalidad, de
las renovadas moral y conducta a emerger en el género del inmediato futuro in abstracto; por
tanto, en la niñez y juventud de las familias de emigrantes se forjan las condiciones de
habilitación del desate de conductas impersonales: de tendencia hacia la individualidad e
independencia (en las guarderías, eso viene ocurriendo tiempo ah), las que se suman a las
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