Bajar documento - La nueva concepción de la historia

¿Por qué cayeron los principales hegemones históricos, cuyo aparecimiento y vigencia es
sucesiva: luso-hispano, inglés y estadounidense –el cual está en franco proceso de declinación-
(según Wallerstein)? Es el desarrollo de las fuerzas productivas que instala, desarrolla, niega y
replica niveles civilizatorios renovados en el interior de una misma forma de reproducción
humana en el seno del cual se produce el progreso que prepara el salto; fuerzas productivas, que
elevan la productividad del trabajo, con lo cual permiten operar con ventaja competitiva en el
mercado mundial. Los hegemones, las ondas largas: el capitalismo, como sostiene Arrighi, se
realiza y madura en una zona (a la usanza del ciclo de vida de un proyecto –de una empresa-:
despegue, maduración y declinación), luego se desplaza hacia otra y así se autosustenta el
sistema hasta cubrir el mundo (R. Luxemburgo); esta ciclicidad está por romperse (como
sostiene el propio Wallerstein) con la emergencia de los BRICS y China a la cabeza (el
mismo capitalismo –desarrollo de las fuerzas productivas- ha dado al traste con el fundamento
de las “ondas largas”: la innovación tecnológica –así como los procesos de micronización- y la
nueva inversión básica, pues, en la actualidad en menos de un año se producen cambios
tecnológicos fundamentales, y los grandes complejos industriales son cosa del pasado, del
fordismo). Las “provincias unidas” emergen, se realizan y declinan en la fase mercantil del
capital; Inglaterra lo hace en el lapso de ascenso monopólico-globalizador, en la etapa de
implementación de la política proteccionista, de enclavamiento de EU (cuando el capital ha
dejado atrás su matriz y se levanta y empieza a marchar sobre sus propias leyes
–determinaciones inmanentes); mientras que Estados Unidos corona el proceso imperialista
globalizador del capital (cuando el capital usa su voluntad y el poder –económico, político,
ideológico, tecnológico, bélico- de modo conservador); los llamados BRICS, aparecen en el
punto de inflexión de la historia, en el que se corona el proceso de automatización y cuando
incluso el grado de racionalización que ha producido la crisis del capital financiero sobre la
humanidad, presiona para que la especie deje atrás al capitalismo y marche por la senda de una
nueva forma relacional humana.
Wallerstein, Amín, Arrighi: los principales exponentes, que miran la historia en su
totalidad en forma retrospectiva y en la estructura completa del presente (de manera diacrónica y
sincrónica, se diría en lenguaje estructuralista). Wallerstein, además, se “atreve” a hacer
vaticinios sobre la próxima conclusión del capitalismo (30 o 40 años: 2050), sin plantearse el
proceso que viene, ignorando el mensaje que para el efecto ofrecen las indicaciones, las señales
insertas en el curso de los hechos, en perspectiva de sus tendencias 552 . Sin embargo, en las
formulaciones totalizantes omnicomprensivas de tales planteos, pervive un hiato, el cual se
acerca al enfoque de clase que rechaza el progreso, por ejemplo, de A. Toynbee: la historia
Allende, Torrijos, Hoyos Rubio, Letelier, Luther King, Roldós, Hussein, Gadhafi); de compra de conciencias (las
ONG); de amenazas (Ecuador, Nicaragua, en el 2012), de traiciones (Irak: S. Hussein consultó a Washington su
intención de invadir Kuwait, los gringos asintieron, luego se hicieron los tontos), de violencia terrorista (el Maine, en
Pearl Harbor, en Tonkín –Torres gemelas), formadores de sicarios (Escuela de las Américas), lavadores de cerebros
(universidades yanquis), maestros en espionaje (CIA), productores de sometimiento económico (deuda externa), de
colusiones (EU-Israel contra Irán; ONU, Liga Arabe), de asesinatos en masa (la OTAN), de control sobre la mente y
la voluntad (evangelismo, Hollywood), desatadores de epidemias (Ebola, Hanta, SIDA, anticonceptivos
enmascarados); gringos mentirosos, tramposos (violación de los derechos humanos –Guantánamo-, de las normas del
Derecho Internacional, de las de Núremberg, de la Corte Penal Internacional, manipulación del CIADI, del FMI, del
BM); guarida de criminales y estafadores (Huber Matos, Carlos Montaner, Posada Carriles, J. Mahuad); país bárbaro
(destruyó salvajemente Bagdad, la cuna de la civilización; Mesopotamia, “la cultura fundacional del mundo”: Código
de Hammurabi, el alfabeto, Las mil y una noches); productores de fraudes (Busch-Al Gore), violadores de los
derechos humanos, de los tratados internacionales, de las resoluciones de la propia ONU (¡qué asco!).
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Ondas largas: su conocimiento como simple divertimento epistémico de carácter histórico y totalizante; o
para predecir, para tomar decisiones, para planear el aplazamiento del desenlace del sistema burgués; la lucha de
clases interviene, no obstante, en la configuración y en la prolongación de la estructura o en su clausura, siempre
que la lucha política-revolucionaria se dé cuando el sistema, una vez cumplida su misión, se piense
prolongárselo por voluntad y exclusivo provecho de la clase dominante. Pero nada hay más científicamente
hermoso que el discurso de Marx: “Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas
materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o, lo que no es
más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto
hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Y
se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica, se revoluciona, más o menos
rápidamente, toda la inmensa superestructura erigida sobre ella”; o, “El desenvolvimiento de las fuerzas
productivas motivado por el capital mismo en su desarrollo histórico, una vez llegado a cierto punto, anula la
autovaloración del capital... A partir de cierto momento el desenvolvimiento de las fuerzas productivas se vuelve
un obstáculo para el capital; por tanto, la relación del capital se torna en una barrera para el desarrollo de las
fuerzas productivas del trabajo”.
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