Bajar documento - La nueva concepción de la historia

cuerpo, comandar las relaciones elementales con el entorno, procrear hijos, trabajar para
subsistir, gastar la vida en el idiotismo de campo, ser explotados y racionalmente disminuidos
en las fábricas, etc.), pueden asignar casi todas sus capacidades para tratar con centenas de
variables, encontrar el sentido de los procesos y dirigirlos.
Las categorías en ciencias sociales, como principio establecido a partir de un momento
de una vez y para siempre en la historia del pensamiento in abstracto, para asumir estatuto
científico, deben hallarse cifradas atendiendo a por lo menos tres determinaciones: 1) el punto
de mira que lo conforma o su carácter socialmente comprometido, conforme saber dado en el
seno de conjuntos humanos de estructura polarizada; 2) correspondencia con los hechos en
curso o su historicidad; y, 3) la verificabilidad, o sea, que la representación no sea
construcción de la realidad, sino su reproducción mental objetiva. Los conocimientos (los
cuales también deben pasar una de las pruebas que le confiere carácter de cientificidad, esto
es, la práctica), no son buenos por su índole de modernidad (posmodernidad,
hipermodernidad), legitimidad, discursividad locuaz, frescura o lozanía, incluso por su
coherencia, sino por su naturaleza de objetividad (de clase en la esfera social, como era de
rigor especificarlo antes), en la medida en la que reprodujeron fielmente la realidad que fue o
que lo hacen con la que es, y si los mismos sirven exitosamente como “guía para la acción
transformadora”. Hay que fijarse en dichas circunstancias y no solamente en la cronología.
Claro. Si la corriente, el río crecido, el aluvión actual es la “condición posmoderna”,
aquí de modo retobado se procede a remar a contra corriente: se niega la novelería de
percepción simplemente fenomenológica sobre la constitución y curso de la realidad leitmotiv
en dicho snob, para continuar el tránsito intelectivo en cierto modo ortodoxo, esto es, por
senderos que conducen hacia la esencia y a la totalidad de las historias: natural, humana,
conciencial. La izquierda y el materialismo positivista, no están exentos de estas nuevas
escorias: el cuestionamiento al Estado y a la centralidad como objeto de conquista para su
transformación, el reconocimiento y promoción de la pluralidad de sujetos políticos; la
realidad constituida por universos paralelos, la multidimensionalidad de la realidad (Teoría
M), la relatividad del “tiempo”; la centralización monopólica empresarial del capital que se
segmenta para responder de modo “débil”, flexible a los cambios sorpresivos del ambiente;
los pipers y el articulado en la investigación y difusión científica. En la obra que ha motivado
la entrevista, se impugna lo expuesto y algo más; ella es la prueba.
Por otra parte, la persona que le habla, a Ud. señor, cree en la más notable,
revolucionaria y dialéctica inteligencia, que ha dado la humanidad en todos los tiempos: el
gran Carlos Marx; las premisas ideológico-teóricas expuestas por él, se hallan contenidas aún
en la tarea dedicada a la reevaluación, en la renovación en la forma de apreciar el pasado, en
la reconceptualización, en la resignificación. Los hechos muestran, que Marx no ha sido
superado aún y no lo va a ser, porque es insuperable. Marx conduce su pensamiento al futuro
y casi al fin de la historia: las máquinas asumirán la competencia del trabajo y el ser humano,
puesto a un lado del proceso productivo, se dedicará a usufructuar de bienes y servicios de ese
modo a disposición, y a dominar a la naturaleza, dice en Elementos fundamentales para la
crítica de la economía política, documento escrito entre 1857 y 1858. ¿Qué otra cosa anota
Marx, sino que el ser humano abastecido de modo automatizado a futuro va a representar
objetivamente a la naturaleza, para luego pasar a dirigirla? Queda clara, por tanto, la razón por
la que se asevera que Marx no ha sido superado y que no lo va a ser. En lo que a la persona
que le habla respecta, lo único que ha hecho es retomar el pensamiento de Marx y hacer el
intento de darle carácter actual: el ser humano se autotransforma en Señor del Universo, en
tanto ha conquistado la inmortalidad, conoce todas las leyes del mundo, ha alcanzado casi la
libertad absoluta y gobierna el Cosmos; pero luego usa dicha conquista mayor: la casi total
libertad para renunciar a lo que tan aciagamente ha conseguido, puesto que la libertad total, la
sabiduría completa, la inmortalidad, la perfección son insoportables, fastidian más allá de
cierto tamo de la vida, constituyen el presupuesto de la defección total en el Big Crunch, del
Big Rip.
¡Cómo está eso!
Señor mío, ha de permitirme decirle, que no hay cabeza más genial (y sin necesidad de
“estimulación temprana”, del Internet, de Omega 3 o de la determinación de la “civilización
del deseo y la creatividad”, de las bondades de la neurogenética, de la bendición de Dios,
puesto que el principalísimo Marx era herético para variar), que la del pensador y
revolucionario ario: no lo ha habido en el pasado, no lo hay en el presente y no lo va a haber
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