Bajar documento - La nueva concepción de la historia

cumplida: la “carne enverbalizada”; y, sería fofo el proceso, si el estadio final de la carne
fuese únicamente la felicidad estilizada, la igualdad, la solidaridad per se 215 . En suma: ¿tanto
cabildeo, diplomacia, entrenamiento y producción bélica, sacrificado esfuerzo cognoscitivo
sobre la realidad, filosofar y desarrollo de las ciencias, diásporas, fundaciones de ciudades,
romances y procreaciones tan sólo para que se haga realidad el grosero hedonismo de
Fukuyama o el “paraíso” de la “sociedad” posclasista en cuanto comunidad de
florecimiento multilateral, igualdad y felicidad, rotativa ahistórica? 216 .
La historia no tiene como fin el comunismo ni tampoco acaban los episodios de la
vida de la inteligencia en esa formación humana; por el contrario el susodicho orden es el
medio, es el escenario en el que el ser humano realiza el “telos”. Para el efecto, se necesita
racionalidad, pero también desarrollo de las fuerzas productivas: esa la razón históriconatural
por la que el desplazamiento del proceso humano luego de 1956, implica en un solo
cuerpo a las dos formas de producción en unidad de acto: el capitalismo (aparentemente
vivo) que crea y recrea las condiciones de reproducción material de la existencia (el
progreso civilizatorio) y el socialismo (aparentemente muerto) que le presiona e incrusta en
él (capitalismo) el orden racional de la existencia. El capitalismo estuvo por derrumbarse por
efecto de la “lucha de clases” (Revolución de Octubre, socialismo de Lenin-Stalin, luchas
populares planetarias); sin embargo, el capitalismo debía madurar a efecto de producir los
cambios tecnológicos que saquen de escena al trabajo (en realidad, la historia no consistía
tan sólo en la necesidad de la superación de las formaciones clasistas y de la capitalista en
particular, para luego insertar a la humanidad, únicamente en el interior de un orden
igualitario, solidario, estético; por el contrario, la historia constituía el proceso de
preparación del género en su conjunto, para que la especie se instale en la verdadera
historia, o sea, en la estructuración de la racionalidad total).
Encontrar la solución filosófica a la “cuestión humana” (zanjar de una vez por todas
la discusión en los frentes moderno, posmoderno, de “izquierda”, religioso, etc.), en cambio,
exige salirse de la vida actual y proyectarse al futuro (lo cual se resisten a hacer los
“modelos mentales” en alusión), esto es, plantearse el sentido, la función, el propósito de la
vida humana, teniendo como eje sine qua nom de dicha prospectiva, a la propiedad solipsista
inmanente de la inteligencia (la ciencia ficción, en realidad, es predicción -sic 217 ). De la
respuesta que se dé a tales interrogantes (hedonismo o racionalidad) depende tal “solución”.
En el presente documento se asume el criterio de la supramodernidad (convergencia
tecnológica; el desarrollo de las fuerzas productivas termina con la producción por parte del
ser humano, de la máquina inteligente: el robot sapiens), en cuanto proyección de la
modernidad sobre la plataforma de la posmodernidad (divergencia tecnológica), abstraídas
de la primera y de esta última (modernidad y posmodernidad) la modalidad clasista
inherente de operación, con lo cual se reafirma el criterio marxista (de Marx: Los grundrisse,
el pasaje sobre las máquinas) antropocentrista y prometeico; sentido de la historia:
progreso, función de la vida humana: “… su comprensión y su dominio –control- de la
naturaleza…”, propósito de la inteligencia: producir la “conciencia de sí”, del Universo, lo
cual: como problema teóricamente resuelto, (el conjunto de estas ideas desquiciadas) deja
absortos, consternados a neomarxistas, postmarxistas y a toda la intelectualidad vinculada a
los movimientos sociales (y a los representantes doctrinarios del capital y de la Religión) y
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La humanidad ha podido sobrevivir más que otra especie, se dice por ahí anteponiendo una razón simplista:
“gracias a su capacidad de adaptación”. De este modo se presenta el pérfido hedonismo en una vertiente de esa
“ciencia” denominada Ecología. El ser humano se extinguirá cuando cambien las condiciones que sustentan su
vida o por acción antrópica de ella misma (esa conclusión no deja de transparentar cierto halo de solaz
masoquista); de ese modo se pone a la inteligencia en aprietos: en un nivel subordinado, fijista, incapaz de
someter al potro chúcaro de las leyes naturales y se degrada al ser humano en cuanto se lo conceptúa solamente
como un ser más, del orden natural.
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Cuatro millones de años desde el ardipithecus ramidus, 100 mil años dese el homo sapiens, tres mil años
desde Aristóteles (homo sapiens sapiens), 500 desde el “descubrimiento” de América, 300 desde la primera
revolución industrial (100 años luego de la Primera Guerra Mundial, 80 a partir de la “gran depresión”, 60
después de la Segunda Guerra Mundial): y aquí se halla la especie con 7 mil millones de individuos. ¿Rumbo al
hedonismo del valor de uso y la estética? De ningún modo: ¡racionalidad hierática!
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“Aquellos que se quedan en el estudio de ´lo actual´, no van a comprender ´lo actual´” (dixit coronel Hugo
Chávez Frías, citando a Marc Bloch); debe estudiarse el pasado –complementa en señor Presidente de
Venezuela-, porque el presente es la continuidad del pasado y el futuro lo será del hoy. Sin embargo, solamente
se puede entender el pasado y el presente, si la mente se ubica en el escenario futuro: cuadro objetivamente
hipotetizado completo de la cima humana.
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