Bajar documento - La nueva concepción de la historia

el análisis” –dixit C. Katz 14 -, proposiciones formuladas aunque sea de modo “intuitivo”, a
priori, incluso: aventurado) 15 .
Para una mente secularizada, llegado a determinado grado de comprensión del mundo,
las explicaciones mitológicas o religiosas no satisfacen el deseo en exceso ambicioso de llegar
a saber el porqué de las cosas, la índole de los “grandes números” (al respecto, tampoco los
supuestos omnicomprensivos de la Cosmología positivista, es convincente del todo). Esta
indelectación filosófica se vuelve más pronunciada al interior de aquel cerebro, que ha
abrazado las consignas comunistas. En un principio es aceptable el procesamiento político
clasista de la humanidad: los objetivos para la vida ligados a la transformación social inscritos
en el Materialismo Histórico, son suficientes; luego aparece la nueva reflexión inquisidora
frente a la que las clásicas soluciones a los problemas cosmovisivos, también no satisfacen
por entero (en el escepticismo, de por medio se ubican las muevas preguntas que la realidad
lanza al pensamiento y las formas renovadas de entenderla, que el desarrollo de la ciencia y de
la técnica –y de la conciencia-, incorpora a la comprensión de los hechos). Para el enfoque
ontopraxelógico materialista marxista, la realidad es material, no ha sido creada por nadie, no
tiene principio ni fin, existe para siempre en movimiento continuo, en autodesarrollo
permanente (su fuente: la contradicción inmanente); en su seno, uno de los procesos es la
historia: la sociedad (la praxis) y la conciencia (“un estado de la materia”: Lenin), dispuestos
en el cuadro del movimiento natural; por tanto, a más de ciertas otras consideraciones no del
todo objetivas sobre tópicos como “materia”, “energía”, “tiempo”, “espacio” (idealismo
“científico”) 16 , hasta allí ha avanzado y eso enseña la Filosofía Marxista (el Materialismo
Dialéctico). El marxismo (no Marx) se queda también en la elucubración en torno de la forma
reeducación de la población de las llamadas grandes potencias mundiales de la ciencia y de la técnica (hacia eso
se va, a regañadientes). El bagaje más o menos es: Religión Cristiana: pensamiento de la resurrección; T. de
Chardin: fusión entre resurrección y camino propio humano de realización de la inteligencia; la filosofía hindú y
el teorema de la reencarnación; Sagan: ser humano materia estelar que tomó su destino con sus propias manos;
Hawking: el ser humano en colectivo llegará a comprender el Universo; R. Penrose y la explicación del proceso
humano a partir de premisas cosmológicas (viabilidad y optimidad del Universo); y, Marx: enfoque filosófico
materialista del proceso humano (conocer y dominar a la naturaleza), son las explicaciones que más lejos han
llegado sobre la materia, el Universo y la historia. Naturalmente, sin desmerecer al resto, este trabajo adhiere al
enfoque filosófico marxista y lo comenta.
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Es obvio, que la parte práctica más general del acto de investigación realizado, consiste en proponer algunas
señales con el fin de que el género no tuerza (al hedonismo), detenga o se distraiga (combinación
contraproducente entre hedonismo y racionalidad) o, mucho pero: frente a la bi, tri o múltifurcación, que se
especula que aparecen como opciones para el proceso de vida futuro, el ser humano se presente indeciso y
malogre el sentido de su ser y torne inútil la existencia; por el contrario, se sugiere fijarse en la más alta y
racional de las metas para la inteligencia (tendencia que se abre e impone frente a contratendencias
–indeterminación, caos, incertidumbre, sorpresas, casualidades, probabilidades, aleatoriedades, etc.): la
saludable, la sensata, la proba perspectiva relacionada con la formulación del concepto de la realidad. En estricto
sentido, no es una crítica a la ideología dominante, sino la exposición de algunas pistas que permitan formular
una teoría omnicomprensiva de la realidad.
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En el plano pequeñoburgués abstracto de buscar el saber, no siempre satisfacen las explicaciones que sobre la
realidad natural, social y humana, presentes en el andarivel filosófico, se han heredado y se reciben como
desarrollo de la conciencia; de manera que es comprensible la conducta que propende esbozar las “propias”
interpretaciones sobre los hechos (en cierto modo “se redescubre lo que ya ha sido descubierto”); resultado: el
presente documento. El trabajo, desde luego, ha sido cruento; al respecto había dos vías: 1) hacerse el tonto,
asumir que no es con uno –avestruz- y volcar el interés en las preocupaciones usuales, entreteniéndose en ellas:
trabajar, la lectura, el deporte, criar hijos, recrearse e incluso actuar en política revolucionaria y, eventualmente:
asumir alguna tarea de dirección social; y, 2) lanzarse al ruedo y devanarse los sesos pensando (la belleza de
pensar), investigando, escribiendo en el interior de un mundo incomprensible, insensible –insensibilidad
posmoderna respecto de la verdad objetiva omnicomprensiva, por supuesto- y adverso, lleno de curas,
predicadores, hedonistas, radicales subversivos, que normalmente lo miran (a uno), como quién se lo hace a un
loco. Es evidente, que se ha asumido la segunda opción (la búsqueda de ocupación y satisfacción en el esfuerzo
investigativo y sus resultados, en su orden).
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Dicho sea de modo incidental: la pareja de palabras “espacio/tiempo”, que usualmente manejan los físicos y
los cosmólogos, expresa su más crasa filiación mitológica (en realidad, la noción “energía”, es a la Física
idealista, lo que el alma es para la ilusoriedad religiosa; por tanto, en este documento se utiliza la palabra
“energía”, no en la acepción vulgar de dicho fenómeno: como movimiento sin materia; en realidad, por ejemplo,
los alimentos no dan “energía” al cuerpo, pues, en sentido propio, le proveen de materia: H2O, proteínas,
enzimas, minerales, hidratos de carbono, ácidos oleicos, materias que no se transforman en “energía” en la
digestión -respiración/oxidación-, para luego transformarse, verbi gracia, en materia muscular mientras va por la
sangre a través de la ocurrencia súbita de algún acto milagroso desconocido). Pero también las últimas
divagaciones sobre “´Universos paralelos´ con otras leyes físicas”, no escapan a la característica fabular del
pensamiento: metafísica en Cosmología.
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