Bajar documento - La nueva concepción de la historia

al período de José Stalin y el que incluso se proyectó más allá de él: elevó el nivel de vida de
la población, desarrolló la ciencia y la técnica, fortificó al pueblo con pertrechos para
enfrentar la guerra, disciplinó al pueblo, esto es, realizó lo que jamás pudieron hacer los
impugnadores tozudos del personaje, del pueblo, del sistema y de la concepción implicados:
trotskistas (crítica fundada en razones no culturalistas, debe admitirse), gramscianos,
neomarxistas, postmarxistas, etc., catedráticos, escritores de libros, hedónicos ilustrados (por
allí se inculpa a dicha perspectiva el “fracaso del socialismo”, con el manido criterio expuesto
de memoria: “las fuerzas productivas no perdonan” –Moreano, Alejandro. Apocalipsis
perpetuo-, para sostener que el capitalismo se reinstaló en tiempos mismos de Stalin 1757 ).
Según el referido supuesto teórico, el capitalismo no debe ser visto solamente en su lado
malo: el capitalismo (el modo de producción de la febril acumulación –C. Marx) ha creado las
bases materiales para que el ser humano se enrumben a las estrellas 1758 . El enfoque de cultura
conduce al hedonismo, al barroco, a la exaltación al placer, a la reclusión de la inteligencia en
la producción cíclica de la vida animal frustrante 1759 .
4.6.5.- LOS PUEBLOS ORIGINARIOS.
Por orgullo; porque se tiene 1/8 de sangre aborigen (o por cuanto se es indígena
racialmente puro); por oposición al pensamiento Occidental conquistador, avasallador, racista;
por mero divertimento o folclor, se suelen hacer esfuerzos, no solamente por rescatar de modo
auténtico los conocimientos de los pueblos ancestrales precolombinos, sino también para
compararlos con y para demeritar el saber oficial, en su orden. Eso ocurre en América Latina
en el sector de los “especímenes autóctonos” y entre algunos mishos (mestizos) socializados
en posiciones ideológicas progresistas. El citado forcejeo unilateral (puesto que a los europeos
la cuestión ni les va ni les viene, pues, se sienten bien instalados en su soberbia) se produce
entre fenotipos humanos por parte de las etnias minimizadas, para contrarrestar el racismo
greco-occidental, para arrasar con la impertinente y anacrónica diferenciación subjetiva de
status simbólico, y para llenarse de autoconfianza, de autovaloración positiva.
Como parte del programa de auto reivindicación, se suele rescatar y magnificar el reloj
y el calendario (astronómico y ceremonial) aztecas, la selección de ciertas variedades
vegetales y su cultivo realizada por pueblos precolombinos, el establecimiento preciso del
centro astronómico de la Tierra en Catequilla-Pichincha (frente a la Misión Geodésica que se
equivocó en varios kilómetros, al haber situado dicho punto años después y apoyándose en
métodos e instrumental sofisticado, en el parque de La Alameda en Quito, la capital
ecuatoriana), asimismo el tallado y pulido de piedras en Machu Pichu, el uso efectivo de
ciertas hierbas medicinales y la producción de brebajes, la formulación y sistematización de
especulaciones filosóficas totalizantes y ahora, el Pachakuti.
No obstante, nadie, sin fanatismo, puede dejar de percibir la diferencia abismal existente
entre estos pequeños méritos y los alcanzados por el poder mafioso occidental de la ciencia
positivista y la subsecuente conducta utilitaria. “¡Sea!”, se dice; pero dicho desarrollo
instrumental comprehende el aporte generacional dado por toda la historia, viene también
destilando sangre; además, el mismo ha destruido a la naturaleza, ha generado asimetría
social, explotación, pobreza, guerras y toda una gama de conductas deshumanizantes. “Si y
no”, debería ser la respuesta. En realidad, la posición apropiada sobre el entuerto proviene de
la aplicación a él, del “arcaico” análisis de clase, sí y sólo sí no se deja de lado, en el proceso
1757
Este personaje no llega a dar importancia a su propio argumento: de la comunidad a la región, de ésta a la
nación y de aquí: linealmente, a la humanidad; ¿qué es lo que propicia este tránsito? El continuum: el
desarrollo de las fuerzas productivas, que tan enfáticamente rechaza.
1758
Incluso hoy: 2011, si salen de modo intempestivo los rezagos del capitalismo (como ciertas subculturas
hedónicas ancestrales, que blanden como bandera “eliminar al capitalismo para salvar a la Tierra”, se
proponen), se puede lesionar gravemente a la historia, una vez que en su reemplazo no está todavía claramente
listo el sistema humano que asuma racionalizadamente la perspectiva del desarrollo de las fuerzas productivas;
por tanto, esta modificación pondría en escena el hedonismo, frustrando o retardando el movimiento de la
materia hacia la formación de la “conciencia de sí”.
1759
"Redefinir la modernidad no es sólo útil para las sociedades modernas o para las sociedades en vías de
modernización. Es también para los intelectuales un medio indispensable de escapar a la pérdida de sentido que
los empuja a ver solamente control y represión en la civilización técnica y a negar la existencia de actores
sociales en un mundo que está, sin embargo, agitado por problemas e innovaciones, por proyectos y protestas"
(Alain Touraine citado por Samuel Arriarán; en: Arriarán, Samuel. Filosofía de la posmodernidad: crítica de la
Modernidad desde América Latina; México, 1996).
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