Bajar documento - La nueva concepción de la historia

Marx) 737 , siendo éste, dicho sea de paso, el destino común de la especie, en el que el
impresionante proceso estocástico del Universo, no es más que la forja de condiciones “para
sí” de esta “visión”. Guattari, Lyotard,… (Nikos Puolantzas, en otro lugar, puesto que el gran
marxista griego, manifestó paladinamente, que no se consideraba capaz, por sí solo, de
elaborar una teoría del capitalismo postindustrial, informacional, globalizado, concreto),
recurren a la postulación del “pensamiento rizomático” y a la muerte de los “grandes relatos”,
en su orden, lo cual demuestra precisamente, que los señores se encuentran prisioneros del
impresionante impacto de las diversas esferas fenomenológicas de la “complejidad” con que
se muestra la “esencia”, y que define el carácter descriptivo de ciertas mentes, que buscan
captarlo; en suma: la pereza, la desidia de ensayar la producción de un “gran relato”, conduce
a recurrir a la más fácil especulación metodológica: el pensamiento “rizomático” (por lo
menos Huntington habla del “choque de civilizaciones”, en sentido únicamente ideológicopolítico,
por supuesto) 738 .
En suma: “transición, en un momento de vacío, de determinadas comprensiones a
otras, de determinadas formas de organización a otras: la quiebra del proceso ideológico que
reclama nuevas ideas, es también la fenomenología de este proceso de transición” 739 . Sin
embargo, si la humanidad, a través de ciertas élites productivas e intelectuales funcionales
suyas no ha renunciado a la “lógica (sic) de la utilidad”, a la ciencia y a la técnica (el aspecto
real de la vida presente) como substrato de comprensión de sí misma, se podría decir, mas
bien, que no es la posmodernidad el hecho en curso, sino la neomodernidad, o sea, la aparente
persistencia de la misma realidad maquillada con otros matices, es decir, con expresiones
fenomenológicas (“culturales” –sic) desorientadoras de la percepción, como ocurre, por
ejemplo, en la esfera de la reproducción de la vida material de la humanidad, puesto que “…
la posmodernidad no ha penetrado en la ciencia económica”. En efecto, el gran relato (sic)
de la centralización del capital en los contados monopolios globales (oligopolios), por razones
de exceso de obesidad y tambaleo torpe, se dice se están viniendo a pique con la
desconcentración formal en unidades empresariales menores, a fin de superar estructuras
densas, de modo de poder responder de inmediato a los cambios del ambiente, el cual se ha
vuelto complejo, caótico, impredecible, lleno de incertidumbres y sorpresas, indeterminado,
cuántico; pero en la economía la planificación bastarda (la programación) crea cierto orden al
interior de la empresa y del mercado, pues, con el capital (como en la Medicina, con la salud y
con la reproducción de la vida): ¡no se juega!
El discurso de la posmodernidad está llamado a deslumbrar en tanto no entre en
contradicción directa con el stablishment (en cuanto se quede únicamente en la parafernalia,
esto es, pretextando suponer, que las palabras tienen carácter político revolucionario per se), y
mientras no se enseñoree la nueva visión del mundo, en la continuidad del pensamiento
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Proceso persistentemente reiterativo de totalización (Santos, Martín Luís. Teoría marxista de la revolución;
Akal Editor; Colección Manifiesto, serie: Teoría y Práctica; Madrid, 1967).
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No obstante, esta conducta, casi común en todas las esferas de la vida presente, no solamente es de tipo
psicológico; la misma responde, por el contrario, a determinaciones más entroncadas con la realidad. Es una
percepción, un sentimiento, una posición general, asumida por una mayoría pero que no tiene la razón (luego,
hay que cerrar los oídos a estas ideas, para que se haga audible la verdad); en realidad, todos han llegado a un
mismo y solo punto sin proponérselo: en Física, el caos, la incertidumbre (indeterminación); en la sociohistoria:
la posmodernidad; en ciencias: el deconstructivismo, lo mismo que en el Arte, en la Arquitectura (el
caos lógico); en Filosofía: la muerte de los grandes relatos; en el mercado: las incertezas, las sorpresas
(solamente la fase de la producción –fase que define todo el modo de ser humano por sobre cualquier
superchería- tozudamente se resiste a entrar en este patrón de indefinición), la desconcentración de la empresa,
la flexibilización, el trabajo temporario multidestrezal, la tercerización como correlato. Ahora bien, debe
procederse a deconstruir a los deconstructores (como se debe hacer con aquellos que plantearon el paradigma
de la calidad, de la excelencia, de la perfección): la vida sigue normas estrictas y cada vez más se va tornando
mayormente exigente en sentido racional en su centro de gravedad, en su esencia, en aquel sector graneado de
la investigación científica seria. En Medicina, por ejemplo, se dice que se ha descentrado su saber: alopatía,
homeopatía, acupuntura, medicina naturista, medicinas tradicional y alternativa; ahora bien, la Medicina
Científica, no tiene celo alguno por el éxito que puede tener otra escuela, mas bien está atenta a tales
descubrimientos o tratamientos, los cuales investiga con seriedad y si encuentra fundamentos, lo da su valor.
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Hiato que se ha tratado de cubrir con el discurso posmodernista, esto es, ideología eurocéntrica de la
evolución periódica humana. ¿Es objetivo este enfoqué? A nivel epifenomenológico, sí; o sea, como descripción
de la superficialidad. No obstante, como sostiene Mao Tsetung, el pensamiento debe penetrar de las evidencias
a la esencia y centrarse en el aspecto principal; esta ruptura epistemológica interpenetra criterio de verdad y
valor; en relación con el primer aspecto, el modelo teórico “formación económico-social” es el objetivo: su
concepto; en lo tocante con el segundo, es en nuevo sujeto histórico en que conceptualiza, el que mira y
reconoce los hechos a partir de la perspectiva del futuro.
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