Bajar documento - La nueva concepción de la historia

3.3.6.3.2.- CHINA.
A no ser, que un grupo humano en la Tierra se halle afectando la estructura
fundamental de la existencia: el planeta y otros intereses comunes para el género
(“desgraciadamente” se comparte la esfera, se forma parte de la humanidad como
supraidentidad, se conforma el torrente de la historia), no debería importar lo que haga o deje
de hacer un segmento social con su vida en cualquier lugar del mundo se encuentre éste. Por
tanto, importaría poco lo que haya hecho o su proceder actual de la China; en orden similar,
no llamaría la atención la conducta de la ex URSS o el comportamiento cubano; incluso lo
concerniente con el modo de ser, por ejemplo: de esos países fofos como Holanda, Irlanda,
Noruega,… no sería materia de interés, de preocupación (incumbiría de modo relativo la
presencia de Japón en la Tierra, de no ser por el hecho de que estos amarillos se hallan, en el
2011, cazando ballenas para dárselas como alimento a sus mascotas). Sin embargo, una vez
que un grupo humano, un país o una región asumen públicamente como “cosa” suya la
doctrina MarxistaLeninista, se integran al torrente revolucionario materialista histórico y
quedan fundidos en el interior de los mejores compromisos racionales, que abraza a todos
quienes acogen dicha Filosofía y se exponen al juicio recíproco de los marxistasleninistas; en
realidad, su conducta (la de unos y de otros pertenecientes a un mismo círculo) afecta los
propósitos comunes, en la lucha por destruir al enemigo mutuo, que ahora se ha apoderado del
planeta (las Torres Gemelas, Israel, los BRICS –los 7F-, expresan las contradicciones
geopolíticas en tensión permanente por el control del mundo entre las diversas fracciones del
capital). Si es lícito hablar (y hacerlo de modo insidiosamente negativo) de las potencias
imperialistas y de las clases dominantes al interior del propio país, se debe a que condición de
bonanza y soberbia es la otra cara de la moneda: la miseria del pueblo; hacerlo respecto de los
otrohora países socialistas y de los marxistasleninistas del mundo, en cambio, se justifica por
cuanto a todos cobija una doctrina común, con lo cual se ha dado visto bueno para la
coevaluación.
En China, posiblemente fueron las primeras intenciones del “revolucionario” Mao Tse
Tung, del Partido Comunista Chino y de su dirigencia, organizar una sociedad socialista en
esa mega geografía. Esas debieron ser las determinaciones al momento en que se registraban
los nexos entre la ex URSS de Stalin, Stalin y Mao, luego de 1949. A la muerte de Stalin (en
1953), la dirigencia china, tempranamente advierte y denuncia la traición jruschoviana al
socialismo en la ex URSS; ese proceder, sin embargo, no se inscribe en el ámbito de una
conducta consecuente de defensa del marxismo-leninismo y de la revolución proletaria, sino
en actitud de pretensión hegemónica en el interior del sistema “socialista”; en todo caso, ya no
es un acto de carácter, del otrora gran Mao Tse Tung del “Libro Rojo”, de la “Larga Marcha”,
del discurso preciso, radical y brillante, sino de una postura mental socialdemócrata asociada
a la ideología del “taoísmo”, la cual será profundizada por los posteriores dirigentes maoístas.
De manera que, difícilmente puede sostenerse, que China fuera socialista algún día, si por
“socialismo” se entiende una forma de reproducción vital asociada, carente de propiedad
privada de los factores físicos de la producción, producción basada en el trabajo obligatorio
para todos los miembros del colectivo, asignación de recursos de manera proporcional y
planificada, remuneración en función del tiempo de trabajo realizado y gestión “estatal” del
proceso económico autocentrado.
Exceptuándose los casos de las comunas de Shanghái y de Cantón, las cuales fueron
desarmadas en su organización campesino-proletaria por el propio Mao, al resto del país:
simplemente se lo modernizó por la senda concurrencial –con el membrete de socialismo- en
el marco de una articulación económica regulada formal de propiedad estatal, mixta, privada y
ancestral comunitaria. Los principales factores intervinientes en el proceso, todos ellos
inscritos en la temprana neutralización de la “vía socialista” para China, tienen que ver: 1) con
los cambios ideológicos de Mao (del “gran timonel”), que fundamentaron el “pensamiento
Mao”, que desembocó en la llamada “revolución cultural” (“… la verdadera revolución
cultural es hoy el capitalismo…” –dixit S. Zizek), la cual conspiró contra la organización y el
papel dirigente del Partido, pues, dio pábulo a la anarquía y espontaneísmo de la “línea de
masas”, en la conducción social; 2) la “revolución cultural” haría el resto, ya que creó las
destino de los colonizadores es su desaparición, mientras que el de la humanidad es el futuro”), pero no
acompaña a su afirmación una explicación del insuceso, tampoco pone la presencia y conclusión al socialismo
“fracasado” en términos de la necesidad histórica.
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