Bajar documento - La nueva concepción de la historia

Stalin de sí mismo, sino que el carácter de su ser tiene que ser explicado por las
contradicciones histórico-sociales de reproducción de la vida de esas circunstancias: por las
condiciones de la vida real (cuanto por el objetivo que la nueva intentona política de clase se
había trazado como razón de la existencia); pues, tal como fue su época (coyuntura grande,
que necesitaba de titanes), así fue Stalin.
En la época de Stalin, el capitalismo, no solamente que constituía una sociedad que se
encontraba “... todavía en su fase ascendente” (así lo apreció con antelación Marx); se hallaba
también en su momento expansivo (expresión de Luxemburgo). La coyuntura integradora
socio-hemisférica de signo mercantil neoburgués –por su parte- se presentaba como el canal
mediante el cual la humanidad empezaba por reconocerse como una sola en términos
definitivos (globalización, mundialización, etc., indistintamente); género fracturado en su
interior, pero, aun así: comunidad. Según proceder trastrocador del análisis, esto es, en la
óptica del prurito de ciertos “comunistas”, “socialistas”, etc., que quieren advertir
masoquísticamente fallas en la Teoría de Marx, en la estrategia de Lenin, en la práctica de
Stalin (sobre todo en este último caso, la irreverencia, el maltrato, devienen máximos), de
modo de encontrar como inevitable –por la ruta seguida- el agotamiento del modelo socialista
de mancomunidad humana (el paso de la producción industrial a la informacional tal como lo
estipula Castells), se arguye que la reacciones interna y externa catalizaron la penetración y
reinstalación de la ruta mercantil, tecnológica, competitiva, en la ex URSS (en un conjunto
humano, que avanzó mucho en la construcción de la nueva sociedad y el nuevo ser humano,
que realizara ingente sacrificio, y que demostró elevado status de racionalidad). La
recolonización imperial del planeta tomó fuerza y se impuso, arrasando incluso con el único y
exiguo foco socialista radical: el albanés, pues, dicho ensayo aislado, no consiguió resistir el
poder destructivo neoburgués planetario, cuando la humanidad se había constituido,
efectivamente en una sola.
En consecuencia, el advenimiento de la crisis sistémica y generalizada en el mundo
capitalista, la ineficacia de apelar al recurso de la guerra como mecanismo de recomposición
del patrón de acumulación, en ausencia de teóricos de clase, de estrategas y conductores
burgueses o de sus managers y tecnoburócratas en el frente imperialista, en recesión el
proceso de interrelación de los pueblos del planeta y de mantenerse la inclaudicable presencia
de los dirigentes comunistas en la trinchera de edificación socialista, en esas condiciones
ideales: en la actualidad, la realidad exhibiría diferente carácter; ahora bien, las variables
asociadas con este argumento especulativo, se hicieron esperar, los hechos reales, en cambio,
han imbuido de aparente justeza a los términos de los análisis protervos, que respecto de los
episodios mayoritariamente pululan en el mundo (es fácil, montados sobre los hechos
–episodios ya dados-, opinar; pero Lenin y Stalin debieron desplazarse sobre terrenos
desconocidos, pantanosos, minados, repletos de traidores instalados en la propia casa);
además, “… en el socialismo, como sociedad que nace directamente del capitalismo, persisten
muchas sobrevivencias del viejo régimen de economía, en el modo de vida y en la conciencia
de los seres humanos” (Kelle y Kovalzón: Sociología marxista). Estos factores, por otra parte,
no tienen importancia en el argot reflexivo de los detractores gratuitos sobre todo de Stalin.
Es verdad, por otra parte –se insiste-, que los hechos pasados, es impropio que propendan
encontrar justificación por parte de quienes se hallan vivos, puesto que los mismos pertenecen
a la vida que ha sido, debiéndose, más bien, ubicar las razones reales –leyes, determinaciones,
regularidades- que los produjeron; pero tanto vapuleo recibido por seres (sin duda muy
superiores –de lejos- a sus detractores) que ya no están aquí para responder, motiva el coraje
de personas, que están llamados a salir al paso, incluso incurriendo en la impostura de
violentar la regla anteriormente citada (cronocentrismo: interpretar la historia con el prejuicio
ideológico de clase presente), pues, el agravio se perpetra sobre personas ejemplares, que
cumplieron su papel.
El carácter históricamente atrasado de la ex URSS, condujo a Lenin al planteamiento
del proceso revolucionario proletario concebido y delineado en dos etapas; la situación la
entendió –por tanto- magistralmente Lenin, pues, planteó que el proletariado dotado de
conciencia en el poder, debía tocar primero “La Marsellesa” (organizar la base material del
socialismo y precautelar recursos) y, a continuación: “La Internacional” –sic- (desplazar del
hemisferio al capital). En ese marco, la Segunda Guerra Mundial tuvo dos objetivos en el
plano de intereses del capitalismo imperial: 1) modificar el mapa geoeconómico del mundo
mediante un nuevo reparto; y, 2) “... la destrucción de la URSS por el conjunto del
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