Bajar documento - La nueva concepción de la historia

cuando una persona va a una factoría y mira la materia prima que luego se transformará,
dígase: en un automotor, la misma puede verse como boba e incrédula, cuando el entendido
en materia de producción vehicular le dice, qué materiales y proceso de trabajo inherente,
terminarán en el output: automóvil; si se observa a una recién nacida, es difícil creer
inmediatamente que la niña se transformará en señorita, en novia, en esposa y madre; de
modo análogo, mirándose el ajetreo y el aspecto indiferente de los integrantes de la mayor
parte de la humanidad de hoy, es poco creíble suponer, figurarse, que de ellos provendrán los
seres de la futura vanguardia espiritual humana, que se volverá integrante racional en el saber
completo; pero el hecho es de ese modo, y los padres de quienes perpetrarán dicha magnífica
proeza, no lo sospechan.
En consecuencia, no es tiempo todavía, no es el momento de que todas las susodichas
aspiraciones se terrenalicen por entero en la población de modo masivo, como que la
humanidad, por término medio, deje de lado la búsqueda del placer como índice de calidad en
materia de medición del estándar de felicidad, pues, no se le puede pedir a la humanidad que
haga algo que todavía no está en su naturaleza (el ser humano todavía es una máquina de
cuidado de la vida personal y de reproducción biológica de la especie, en suma: de diversión,
de consumo y sexo). Incluso en lo personal corre riesgo la voluntad y la racionalidad; son
hermosas las Cuatro Estaciones de Antonio Vivaldi: música lírica, mágica, excepcional, se
sienten ganas de escucharla (o aquellas obras que la humanidad las ha recogido con cariño y
que las ha convertido en patrimonio indisoluble suyo como Aída, la Traviatta, Rigoletto de G.
Verdi; Tannhauser, El Anillo de los Nibelungos o La Caminata de las Valkirias del gran R.
Wagner); pero: ¡no, no volverá la sentimentalidad a tomarse la conciencia, a controlarla, a
dirigirla!; es obvio, que ésta es una reacción oportunista a la manera del ladino de San
Agustín: quién se acordó de la existencia de la santidad y se convirtió sólo cuando viejo, o
sea, en momentos en que la fase en la que reina el deseo se estaba disipando: una vez que ya
se gozó (empero no es posible dejar de escuchar aquel conjunto regio de ritmos populares
rusos de Glinka, de Borodin, puesto que dichas pequeñas, líricas y hermosas piezas musicales
alentaron al gran pueblo soviético en la Segunda Guerra Mundial frente a los asesinos
alemanes). Ahora bien, el objeto filosófico completo espera; espera de la inteligencia la
respuesta afirmativa (“Ser comunista en filosofía es ser partidario y artesano de la filosofía
marxista: el materialismo dialéctico” –dixit L. Althusser-, el materialismo histórico y la
lógica dialéctica).
2.6.- DETERMINACIÓN HISTORICA DEL SISTEMA, LA LEY, LAS CONTRATENDENCIAS, EFECTO
BOOMERANG.
2.6.1.- FUNDAMENTACIÓN.
De las regularidades de conformación, movimiento, concreción y devenir de la
sociedad, descubiertas y/o desarrolladas científicamente por Marx, cuatro interesan para el
propósito inserto en el apartado en curso: la “ley del valor”, el “patrón” de la “plusvalía”
(acumulación), la condicionalidad de la “tendencia decreciente de la tasa de ganancia”
(“constante” de movimiento, declarada apropiadamente por su formulador: como la más
importante “norma” de la Economía Política toda, la cual deviene en momento estructural –la
coyuntura- poseedora de la pauta de intervención sistémica de la razón
conservadora/revolucionaria) y la antinomia de la “lucha de clases”. La “regla” que encarna el
límite estructural de la formación social realiza su naturaleza apoyada sobre dos causalidades:
1) la competencia y, 2) el progreso sostenido de las fuerzas productivas; sobre los efectos
entrópicos que emanan de esta determinación, operan en su desarrollo normatividades
en referencia, para explicar erróneamente el fenómeno, se recurre a la mecánica yuxtaposición de los procesos
de formación de la imagen completa, que por partes capta y “recompone” un televisor; no obstante, el cerebro
capta (refleja) por entero un escenario y en su continuidad, de modo diferente a lo que ocurre con una película
del clásico celuloide (la película expone su realidad por cuadros; para el cerebro, la realidad ontológicamente
se dispone continua). Está también el caso por el que una persona a la que un extraño le hace una pregunta
sobre un mapa y a la que luego le cambian el sujeto interrogador, ésta no se da cuenta; el episodio no responde
a falla del cerebro ninguna, sino, más bien, a un hecho meritorio de precisión por el cual el cerebro se concreta
en un hecho aislado, o sea, el cerebro no pone atención en el contexto (ese no es su propósito) sino en lo
singular, y allí no hay fallo alguno (vendría bien el dedicarse a refutar esa gran cantidad de explicaciones
equívocas que produce el positivismo de los sabios cerebros –la especialización-, mediante la revisión lógica de
las conclusiones sobre los datos que arrojan los experimentos).
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