Bajar documento - La nueva concepción de la historia

Los brotes del porvenir: necesidad de su promoción.
La etapa de vida en marcha de la sociedad planetaria, expone una fisonomía ambivalente:
por un lado, la cara oscura del mundo se advierte en la presencia de las viejas estructuras de
acumulación y de dominio a escala global; en sustancia: el fenómeno terminal del proceso de
concretización burgués y genérico (historia universal: la humanidad no tiene patria, no tiene
tierra), pari passu dado en doble sentido: social (humano) y espacial (planetario: el capitalismo, a
partir de los años 60 del siglo pasado, se convirtió en “sistema mundial” y único en el globo); y,
en esta subfase, denominada “neoimperialista”, en la esfera se agolpan relaciones precapitalistas,
capitalistas y poscapitalistas, en un complejo con dominante: las relaciones burguesas (naciones,
países, bloques, guerras convencionales, guerras privadas, putsh de países coaligados, coaliciones
imperiales truncas,...). Por otro, al mismo tiempo, constituye un momento de transición: el
horizonte se alumbra cada vez con mayor intensidad, por la luz que insinúan las formas racionales
de asociación humana por venir (negación de lo viejo y afirmación de lo nuevo). La lucha entre
estos dos frentes históricos, se realiza en un contexto que se mantiene merced al acto
cohesionador proveniente (del propio carácter cohesivo natural del género, de la concurrencia en
el mercado, de la red de conexiones históricamente instituidas) de la supremacía del poder
transnacionalizado: “las instituciones supranacionales de gobierno se saltan los Estados
particulares y les convierten en agentes colaboradores del proceso de globalización” (no obstante,
la propia segmentación interna del capital multinacional se presenta antitética frente al flujo de la
historia, por cuanto frena el proceso progresivo de la “globalización” al afirmar su ruptura en
bloques: la neotriadización; también lo hace el “sujeto plural del cambio”, con su tesis de la
diversidad); sin embargo, en el seno mismo de esta totalidad operan los agentes de su término:
frente a la actuación del poder del nuevo “bloque histórico global” de las multilaterales, se
encuentra dispuesta la determinación de los factores estructurales y la actuación de la razón
colectiva supranacional antisistema (insurrección popular prolongada) 388 .
En efecto, los cimientos de la nueva forma de vida para la humanidad en la Tierra,
edificados sobre la praxis política anotada; en realidad: la colosal inflexión social, cuya
génesis histórica se encuentra en la ideología y acción del “sujeto histórico del cambio” y de
su “vanguardia consciente”: en su lucha y en su progresiva salida de escena, han puesto a la
orden, a la forma concurrencial de producción, de la praxis política de otros "sujetos" (los
movimientos sociales, los movimientos ciudadanos –sus “hijos putativos”-, los subversivos:
sólo los subversivos y los intelectuales progresistas unen la concepción del mundo con la
humanidad 389 ) y de las acciones futuras contraproducentes del propio sistema,
primigeniamente encausadas en sentido de su autoprolongación (efecto boomerang: el
desarrollo capitalista –crisis, zigzag- “… está acompañado ‘por un cruel trabajo involuntario
contra sí mismo’”), de manera que éstas se aprestan a desbastarla de forma definitiva 390 . Los
pasajes de mayor significación del fluir humano asentados en los conflictos del tiempo
presente, de modo particular: las acciones dirigidas en oposición al modelo de vida
estadounidense, sitio en el cual –como se conoce- tienen su principal asiento y el nodo de
coordinación los grupos sociales que lo sustentan, y en enfrentamiento con los restos de la
poderosa clase capitalista mundial, no devienen más vanguardizados por la acción combativa
y programática del antiguo trabajador políticamente cualificado; hoy son “nuevos” actores en
la historia –tal como la conciencia lo ha percibido- los que han tomado la posta de manos de la
388 Los rasgos epifenoménicos que caracterizan a las tres décadas anteriores al 2010 son: defección “socialista” y
formación de una sola economía, neoimperialismo (financiarización y gobernanza), crisis financiera,
automatización y robotización, emergencia de nuevas formas de producción social.
389 El subversivo ve el mundo ontológicamente globalizado, como su entero campo de acción: el subversivo no
tiene patria; en su lucha –parafraseando a Marx y Engels en el Manifiesto del partido comunista-, los subersivos
en la posmodernidad, no pueden perder en ella más que sus cadenas, sin embargo tienen todo un mundo futuro
supramoderno por ganar.
390 En el interior de la Izquierda, por lo general, se arguye: “que el Socialismo se acabó y que el capitalismo
detenta existencia por mucho tiempo”, por lo que en la mayoría de los casos varios de sus miembros han
procedido a socialdemocratizarse, a funcionalizarse, a integrarse, a adaptarse al sistema, o sea, se han convertido,
sobre todo aquellos que ocupaban una posición de vanguardia intelectual, en “arrastrados buscavidas” dentro del
propio orden al cual otrora impugnaron (adolecen, en verdad, del atavismo ideológico: “desviación
pequeñoburguesa intelectualista” –neocabezones-; pues, han hecho de la revolución: cátedra, y de ésta: modo de
vida; ciertos revolucionarios declarados, por su parte, han experimentado la “conversión en pacíficos burócratas
y hasta en prósperos empresarios”). El pensamiento oficial, en cambio, sostiene: que se ha producido tan sólo
–sobre todo con el derrumbe del Muro de Berlín- un cambio de época dentro de la misma formación social
capitalista; que esta nueva era, debe ser de “capitalismo democrático”, “racional”, con “rostro humano”, etc.
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