Bajar documento - La nueva concepción de la historia

epetir lo actuado sin margen a la creatividad, a las opciones, puesto que el Universo tiene la
misma estructura elemental y en él rigen las mismas leyes, y el obstáculo es la incertidumbre:
cómo ajustar de modo estocástico todas las condiciones coadyuvantes, sinérgicas, que den
lugar a la emergencia del proceso ordenado.
El ser humano no podía en todo momento vivir ciego para siempre, como una
marioneta: el proceso de su liberación ha sido largo, cruento, autocomprehendido en su praxis
intrínsecamente contradictoria. Debía (por lo menos) hacerse con la conciencia sobre la
realidad: el modo de ser de ésta, así como la índole de su pasado, de su presente y el rumbo,
esto es, llegar a tener “uso de razón”. La categoría antropológico-filosófica “libertad”,
solamente puede ser entendida en sentido marxista: como “conciencia de la necesidad”, del
telos determinado de las cosas 715 . El ser humano únicamente es capaz de realizar con
conciencia su destino; el aporte hacia dicha “materialización”, conduce a utilizar el intelecto
en el diseño de apoyos: la reproducción artificial de la gama de producciones naturales, de
modo más rápido, garantizado y óptimo. Sólo en los dominios de la socialización de la ciencia
tiene sentido la praxis inherente a la “teoría crítica”: movimiento de reflexión conducente al
esclarecimiento ideológico de las masas, de reforma de las conciencias; éstas deben
desembarazarse de las ideas sobre dioses, de los placeres, encastarse y proceder a actuar de
modo responsable, debe aspirar a lo superior. El marxismo ha develado la verdad sobre la
historia, sobre la lógica; la Cosmología lo ha hecho con el Universo; mientras que en estas
líneas se presenta los resultados de la tarea emprendida en torno a la integración de los
aspectos citados. Estos trabajos han conducido al esclarecimiento de la “cuestión humana”; y,
en la ciencia y en la técnica: la robótica, la inteligencia artificial y la genética, se transparenta
mucho más la realidad, siendo, a su vez, sus puntos de realización. Los “prejuicios metafísicos
y utópicos” han tenido de su lado a la razón: el “dogmatismo especulativo y la concepción
objetivista-positivista de las ciencias naturales”, han autoafirmado a la razón; en efecto, la
materia se dota de conciencia y la humanidad es su instrumento “escatológico”.
El objeto de la existencia humana de modo inconsciente estuvo predeterminado por la
inmanencia misma de la materia (entropía y enfoque de programación –dixit S. Hawking): la
sencilla propiedad intrínseca de la polaridad, la que genera el movimiento mecánico simple y
por adición; este tipo de cinetismo, ya enmarcado en un contexto evolutivo sujeto a leyes,
avanza hacia la producción de la conciencia o forma superior y última del movimiento (“… la
selección natural, sobre todo porque la reproducción de ADN en su ensamblaje lleva a
errores, y eso supone que la naturaleza si bien es ciega, mediante la selección busca lo mejor”
–dixit S. Hawking). Este “guión” (inteligencia: consecuencia inevitable de la evolución –dixit
S. Hawking) ha sido entendido, propuesto y consolidado por la conciencia al llegar a un
determinado grado de desarrollo de ella; el proceso semeja las etapas sucesivas que “quema”
una persona tomada en sentido individual: el niño desconoce la realidad y se halla
completamente supeditado a sus padres como al conjunto de la sociedad, a efecto de la
reproducción de su vida; el joven forma su conciencia y reacciona de modo liberal, ampuloso,
anárquico; el adulto trabaja, se multiplica y completa la formación de su intelecto: sienta las
bases materiales de sustento del próximo momento, sobre todo, para el posterior despliegue
ordenado de su existencia; en esta etapa el ser humano advierte de dónde viene, que ha hecho
y hacia dónde va: ve que ha seguido un “guión”, que el mismo está trazado hacia adelante, y a
dónde le lleva. Esta “lógica metahumana”, está presente de modo teleológico sin que la
preceda proceso de racionalidad o demiurgo alguno, como una característica impresionante,
que puede ser considerada como uno de los tantos méritos de la realidad: producir los hechos
determinados, generar la vida orgánica, la inteligente y la conciencia.
En la generalización de la idea: propiedad de la inteligencia (como en Marx, la
mercancía o célula contradictoria no desarrollada de todas sus determinaciones: valor de uso,
valor de cambio; Inteligencia: sostén del cuerpo, desarrollo de la conciencia), “valor” de
usufructo, democovivencia. La materia tiene propiedades, éstas autocrean la virtud de
producir leyes: la principal es la ley del desarrollo en espiral permanente; la materia, a través
de sus leyes produce la substancia viva, la cual va a la inteligencia y, de ésta: a la conciencia;
al llegar a un determinado grado de su desarrollo, del despliegue de las antinomias, ésta (la
vida humana) supera las contradicciones internas: social trabajo/capital y la interna a la
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“… dado que el ser humano es un ser consciente, en las condiciones dadas puede actuar de distinta manera…
Este posee una relativa libertad de voluntad de elección; puede dentro del marco de determinadas condiciones,
actuar de un modo y de otro…” (Kelle y Kovalzón: Sociología marxista).
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