Bajar documento - La nueva concepción de la historia

determinación real, es decir, el modo de ser de un sector de la totalidad histórico-social, la
determinación abstracta unívoca (categoría) queda sola, yace huérfana de consistencia
material. Superada la “política” como relación empírico-social, esto es, el sistema objetivo de
la dominación de clase (y, obviamente, el sector opuesto: la subordinación portadora del
sentimiento de insubordinación), de suyo debe enseñorearse una nueva forma de articulación
sobrepuesta a esa comunidad denominada “sociedad red” (en realidad, el concepto burgués de
“conectividad” aparece más profundo que el de “red” castellsiano). El status ontológico de la
especie en su esfera espiritual, “cultural”, entrevé una fisonomía singularizada por ciertas
determinaciones concretas: trabajo tan sólo intelectual y en el disfrute, libre asociación,
objetivos particulares en correspondencia directa con el propósito (función) general de la
comunidad, esto es, la base que dispone el ejercicio de la cohesión del conjunto mediante
actos de coordinación suplementarios (democovivencia). En la realidad han sido eliminadas
las relaciones a través de las que se pragmatiza el poder y las formas de gestión encaminadas
a acoplar a seres con intereses e ideas asimétricos. En la mente, por tanto, las dos nociones
deben ser superadas en conjunto: los términos Política y Democracia (“… la democracia
también desaparecerá cuando desaparezca el Estado” –Lenin, V. I. El Estado y la
revolución”); no es apropiado, en consecuencia, mantener estos símbolos nocionales con los
cuales designar hechos adversamente diferentes, pues, en el nuevo escenario, desaparece el
denominado Estado de Derecho, esto es, un estado en el que la Ley prevalece (en efecto, todo
Estado tiene tras de sí un interés que lo constituye; este interés, es el dominante; el interés
dominante es una voluntad que se plasma en el Derecho 1358 ; el Estado de Derecho deviene
–por tanto- en instrumento al servicio del sector dominante y de su reproducción). ¿Cómo
antelarse a nominar a estas nuevas determinaciones y relaciones listas a componer la nueva
“totalidad real” en su traslación como “todo del pensamiento”, esto es, en el designio de la
mente, que procede de modo abstracto, especulativo, sobre una humanidad, simplemente
coordinada? Ya se ha propuesto el término (los términos): 1) para la etapa que prepara las
condiciones de emergencia de la verdadera estructura: la comunista, se aplica el término
transición, mientras que 2) para el régimen de autoregulación por “ajuste mutuo”
correspondiente con dicha formación humana, se separa el término democovivencia.
3.3.2.4.- LA DIMENSION EN EL FRENTE DE IZQUIERDA.
En la praxis política marxista (o cercana), las formulaciones ideológico-teóricas que
han sobresalido, que persisten, son las propuestas por Marx, Lenin, Gramsci y Habermas.
Marx –mutatis mutandis- viene siendo la matriz de todas ellas; sus categorías
fundamentales filosófico-económico-políticas definen el carácter histórico del sistema
burgués de reproducción humana, la “tendencia decreciente de la tasa de ganancia” y las
contratendencias dilatorias: su derivación como lucha de clases, la revolución y el cambio de
sistema.
Lenin (verdadero gran factótum) pertrechó con el fundamento de la teoría económica,
política, estratégica y con la práctica, a la concepción revolucionaria marxista, mediante la
entrega de postulados epistemológicos como: el imperialismo, fase superior y última del
capitalismo, el eslabón más débil, la revolución comunista, la dictadura del proletariado y el
socialismo en un solo país (Stalin las dio concreción administrativa exitosa).
Gramsci, con su especial visión sobre la ideología, adaptó los presupuestos de los
sistemas precedentes a la realidad de las economías “desarrolladas” en las cuales, el Estado
había ampliado sus determinaciones en las “trincheras de la sociedad civil”, con categorías
sistémicas tales como: indeterminación económica; gobernantes y gobernados, aparatos de la
hegemonía, tejido social gelatinoso, amalgamado; papel activo de la conciencia (los
intelectuales), voluntad transformadora, acción cultural (ideología y política); consenso
activo. Para efecto de la transformación, el activismo proletario estaba llamado, en primer
1358
“Por supuesto que para el burgués la ley es sagrada, ya que es su propia obra, promulgada con su anuencia
y para su protección y beneficio… todo el complejo de la legislación protege sus intereses y sobre todo la
santidad de la ley, y la intangibilidad del orden… El obrero sabe demasiado bien, y lo ha experimentado con
harta frecuencia, que para él la ley es una vara hecha por el burgués para azotarlo, y cuando no tiene necesidad
de hacerlo no hace caso de la ley” (Adler, Max. La concepción del Estado en el Marxismo; México, 1982); en
efecto, para sostener el sistema, el capital recurre a la democracia o a la dictadura discrecionalmente, cuando
así lo considera necesario (y el sistema político yanqui es la más embozada dictadura permanente de la
burguesía).
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