Bajar documento - La nueva concepción de la historia

elevada conciencia (reproducción suprasocial y suprantural) 31 . La actividad creadora de
riqueza, en su condición concreta: trabajo productivo, y en la abstracta: trabajo en general,
situada en el horizonte histórico, pone en cuestión su razón y función, hasta ahora esencial.
Todo el poder humano ha residido en el trabajo (trabajo abstracto, diversas formas de trabajo
concreto, especialización, intercambio y contradicción): actividad consciente, organizada
socialmente, en vínculo con la naturaleza, encaminada a un fin; la interacción y las relaciones
intersubjetivas son su resultado, su superestructura.
El trabajo jugó varios papeles vitales en la historia, tanto en la persona como en el plano
general de la humanidad: 1) manumisión del ser humano de su dependencia natural, en el
carácter del proceso de autosubsistencia; 2) formación y desarrollo de la conciencia (eh ahí la
razón por la que el esencialismo de las “relaciones comunicativas” –la simple “interacción”-
constituye acto mental de neoreificación, de fetichización); y, 3) formación del excedente
material/espiritual, que comprehende el desarrollo del “ser social” y el sostén de la etapa en
que el ser humano (el posthumano, la metahumanidad) deja de trabajar y asigna todo el
“tiempo”, no a otra tarea, que a la asociada con el despliegue de la razón, a la
multilateralización de la propiedad suprema y última de la materia: la inteligencia, la mente,
la conciencia (el trabajo se ubica en la esfera racional del ser humano, y provee de
racionalidad, incluso a las actividades estéticas; trabajo: “actividad creadora a través de la
cual el ser humano ´materializa´ sus fuerza esenciales, acto de objetivación o plasmación de
fines, ideales o sentimientos humanos en un objeto material, concreto-sensible” –no se olive,
que en la vida todo es materia, monismo material. En realidad, el trabajo ha perdido su
carácter de categoría y en tanto determinación, ha dejado de formar unidad con los individuos,
ni en algún aspecto particular ni en el general; y, este estado de cosas alcanza su realización
en la “forma más moderna de existencia” de la humanidad: la hemisférica. A futuro: no más
trabajo; esa es la respuesta histórica de la inteligencia frente a las consecuencias, que sobre los
procesos de la reproducción de la vida ha desatado el progreso de la técnica, dado en el marco
de la vigencia de relaciones sociales capitalistas; por tanto, de lo que se trata es, no de arreglar
la vida del trabajo, sino de cómo recomponer el organismo social al que pertenece la persona,
para que ésta tenga acceso a los bienes y servicios para la reproducción de su “ser” en
condiciones óptimas, trabaje o no. En el ámbito de la teoría seria, “valor de uso” implica la
presencia de trabajo (civilización del trabajo); “valor de cambio” presupone la producción
(civilización económica); “´valor´ de usufructo” (modo de consumo: civilización del
consumo) ya no se sustenta en el trabajo ni en la producción como proceso: los contrarios
“valor de uso” y “valor” se han anulado en conjunto; y, la reproducción humana demanda la
realización de una actividad sencilla de apropiación particular, “individual”, del producto.
El rumbo que ha tomado el desarrollo de las fuerzas productivas y el grado de progreso
en el que se ha situado: producción del ser humano en laboratorio, las redes neuronales, en su
orden, pone en evidencia el curso para la especie y su fin necesario. El proceso de conjunto ha
alcanzado su “punto de no retorno”. El status de mudanza permanente de las condiciones
materiales de reproducción de la inteligencia y el paralelo despliegue de los atributos de la
mente todavía hoy, empero, son hechos no suficientes para remodelar la conducta del género
in abstracto, con sentido racional, tonificante. En manos del capital, el avance en la esfera
científico-técnica, en cuanto proceso sometido a la regularidad de su reproducción conflictiva,
mantiene su índole de “potencias de destrucción” (en cierto sector de observadores del
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Las fuerzas productivas (inteligencia colectiva históricamente objetualizada) exponen en toda su extensión su
carácter inmanente de direccionalidad creativa edificante: la técnica en manos buenas (al llegar a una
determinada etapa de desarrollo material de la especie), es el instrumento que solventa toda limitación: la
pobreza, el consumo humano de proteína mediante producción y sacrificio de animales; incluso el que las fieras
cacen presas: depreden herbívoros (se eliminará todo sufrimiento por parte de seres que operan en la cadena
trófica como alimento y tienen centros nerviosos del dolor aunque carezcan de conciencia, es decir, la tortura
experimentada por animales de presa puesta a la vista de la sensibilidad humana); pero, sobre todo, las fuerzas
productivas son el medio de formación del sentido futuro de la vida (en los animales no hay futuro más que
aquel que le viene impuesto por el orden natural, porque no producen fuerzas productivas: trabajo –medios de
producción y ser humano como productor-; producción de instrumentos: su reutilización y su mejoramiento
acumulativo; trabajo en sociedad –neocórtex potencializado en la aglomeración de cerebros en la llamada
ciudad: cascarón prodigioso; formación de ideas: dominio intelectual del mundo –la ciencia, el conocimiento- en
forma relativa en ruta hacia el absoluto).
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