Bajar documento - La nueva concepción de la historia

integrada”) y de las máquinas pensantes. Estas colosales transformaciones aún se producen
como efecto de la competencia mercantil (el desarrollo autónomo de la técnica) y también de
la propia sed de conocimiento y del prurito por tornar realidad las ideas (racionalidad,
creatividad); esta “carrera” es, luego: imparable, pues, el Siglo XXI “es el siglo del robot”.
Sin embargo, los artífices de este desarrollo, obnubilados por el límite actuante en ellos de la
especialización positivista de su quehacer científico-técnico y de su “posición de clase”,
transparentan el temor de que el proceso se salga del control y los productos del progreso
sobre todo en el campo de la inteligencia artificial capaz de tomar decisiones autónomas, se
vuelva en contra del ser humano, sometiéndolo, eliminándolo.
En el citado panorama, en el frente del ser humano natural en concreto, los seres
humanos madurarán, perderán la capacidad de las emociones, no obstante continuarán
tomando decisiones mucho más racionales, a la manera de aquellas personas que por razones
traumáticas, han perdido la esfera emocional, sin embargo siguen con éxito la vida; luego, no
es necesario incluir el sistema emocional en el robot (Ingeniería Inversa), puesto que allí
reside el peligro de integrar características humanas capitalista dañinas en las máquinas
pensantes. Para el caso de la presencia y actuación de “esta nueva especie” sobre el planeta: el
robot sapiens, creado por el ser humano: ¿deberá autoreproducirse? No. Ellos no son
productores (medio) del objetivo que posee el ser humano en la vida, a pesar de que se
hallarán dotados de la propiedad de la inteligencia, de que coadyuvarán en la consecución de
dicho propósito: “entender el Universo” (de lo cual se desprende una conclusión lógica
siniestra: que la materia se ha autoprogramado de modo inconsciente para llegar a la
representación ideal de sí, con la conciencia humana o sirviéndose de ella en tanto
productora de la inteligencia artificial, la que continuará horadando en los misterio del
Universo, para el caso de que haya desaparecido la humanidad (parricidio del robot); la
inteligencia natural debe sortear esta determinación: el haber sido tan sólo un
instrumento de la realización de la finalidad de la ciega materia; ¿cómo?: fusionado los
dos tipo de inteligencia, esto es, la natural y la artificial, para que la pareja sea la
protagonista de la proeza y pueda manumitirse del despotismo material, pasando a
gobernar al potro de la materia). Por tanto, la autorreplicación carece de sentido debido a
que un robot puede ser “eterno” y desarrollarse permanentemente sin necesidad de
incrementar las unidades de pensamiento automatizadas. No puede ser malo (por naturaleza)
un robot, pues, no debe reproducirse de modo darviniano (selección natural, producto de la
competencia entre las especies); tampoco deberá sentir el efecto de la explotación y
dominación (“ejercerse el poder de mando del capital sobre el trabajo y sus productos”)
establecida o experimentada sobre o de los seres humanos o del otros robots, en su orden.
Hawking sostiene que el robot superará al ser humano, podría liberarse, tomar
decisiones, entrar en pugna con la inteligencia natural obsoleta y pasar a supeditarla o a
destruirla; el ser humano, por tanto, debe tomar previsiones: se ve impelido de realizar
transformaciones en el genoma para mejorar la raza y poder competir con el robot (a través de
la “voz” de Hawking, se materializa el discurso de la ideología fukuyamana capitalista
ahistórica, naturalizada: las relaciones burguesas de producción son eternas). Tanto Hawking
como el resto de personas que razonan en torno al peligro de que un robot someta al ser
humano, concluyen de ese modo por cuanto no son sociólogos, historiadores ni politólogos, ni
siquiera funcionalistas a lo Parson, Merton, Durkheim, Toymbee, Boas, Toffler, Negri-Hardt
o Huntington (no obstante, tienen conciencia y adscripción política de clase: ideología
burguesa, en tanto forman parte de la capa social de los científicos, de los técnicos y de los
intelectuales actuantes en el seno de la estructura capitalista), su perspectiva teórica sobre la
realidad y su futuro es limitada, comprometida con la clase que opera como su mecenas.
Hawking no comprende, que su tesis de que sólo la humanidad en su conjunto puede entender
el Universo (“leer la mente de Dios”) y no un individuo por separado pese a su genialidad
exclusiva, es posible únicamente con el desarrollo genómico del cerebro natural, de su
conexión en interfaz con otros (todos los) cerebros humanos y máquinas pensantes: ese es el
cerebro del tamaño del Universo 575 . Por todo eso y debido al propio desarrollo de la historia,
575
Sea que se llene completamente el área cerebral de almacenado de imágenes, datos y formaciones lógicas (los
tramos no ocupados de los enlaces de hidrógeno entre las bases de los nucleótidos del ADN de las células
neuronales intermedias), se teja totalmente la red de sinapsis o que se llegue al límite de la capacidad de asociar
de una “unidad de pensamiento”, o que ésta solamente sea utilizada, como suele decirse, un 10%, se advierte una
limitación asociada con el agotamiento, degeneración y cesación de las funciones cognitivas con la senectud (en
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