Bajar documento - La nueva concepción de la historia

sus siglas en inglés): robot sapiens, con la inteligencia natural (homo sapiens sapiens)
produce una nueva especie, la especie suprema, total: el homo divinus (si de ese modo se
escribe el adjetivo –género- en Latín, para el sustantivo –especie- también en lengua
latina) 147 . La historia, en este caso es vista como continuum: el transitar prometeico-racional
del estado de ignorancia absoluta (ardipithecus ramidus) hacia el status de saber absoluto (ser
humano supramoderno), esto es, desarrollo civilizatorio lineal (con ruptura): constante
progreso de las fuerzas productivas materiales y humanas (“cultura”) hasta desembocar en la
producción de la máquina inteligente (del mismo modo que la evolución natural concluye con
el ser humano, el proceso evolutivo artificial llega a término con la “construcción” de la
máquina pensante autónoma, esto es, cuando –en uno y otro casos- el nuevo proceso toma la
posta del anterior, el que se transforma –luego- en evolución de tipo cibernético
automatizado 148 ), la cual se fusiona con el homo faber teniendo ocasión la conformación
supracortical (conciencia mixta: en el aparecimiento de ésta participaron la naturaleza y el ser
humano –el trabajo, la producción, los apremios del intercambio-; en la formación de la
supraconciencia, en cambio, interviene solamente el ser humano: su capacidad intelectual y el
intelecto artificial generado por aquella; en realidad, la conciencia “… existe en función de
órganos sociales… con la humanización del cerebro humano” –A. Leontiev) del tamaño del
Universo 149 .
Ejercicio de metareflexión (refundición en las interioridades del trabajo: irrupción,
onda y en el pico más alto de la contradicción humana: el Capitalismo; etapa ésta, fundamental, crucial para el
destino histórico de la humanidad (sólo por manipulación neurogenética posiblemente pueda producirse una
mente más brillante que la de Carlos, puesto que hay casos, en realidad: excepcionales, insuperables, como el
aparecimiento del ser humano en el orden natural: ni antes ni después habrá un ser superior al ser humano
producido por evolución natural). Sin embargo, hay gente que hace maromas para demeritar el valor de Marx;
por ejemplo: dicen que Hegel es quién no ha sido superado, otros ponen en plano de igualdad con Marx a
personajes medianos como Max Weber verbi gracia, unos terceros argumentan que hay pensadores que han
superado a Marx, como sería el caso de Trotsky, de Echeverría; es obvio, que se procede así por mala fe o
porque no han comprendido el verdadero alcance del pensamiento de Marx. El marxismoleninismo, por su parte,
asume una posición anímica ecuánime frente a Marx y a los prominentes cuadros del proletariado mundial: no
solamente que valora y se identifica con la acción lógico-axiológica, práctico-transformadora, que percibe en sus
semejantes, sino que encuentra motivos de afirmación para su conducta personal en la estructura de la praxis
afín; es acto de altruismo justiciero remarcar los méritos de otros, cuando éstos han dejado su impronta en los
procesos de modelación superior del género. Pero hay aquellos que –al interior del “gremio”- distorsionan
caricaturescamente el proceder de quienes reconocen la actuación edificante de terceros, la fidelidad a la doctrina
e incluso el esquematismo teórico en el que pone el movimiento constante de la realidad, cuando de actuar
inmediatamente sobre acontecimientos se trata, debido a que no es posible contar con el preciosismo y precisión
académicos: dicen, que a la manera de la Religión el marxismo tiene a su santo y sus fieles: San Marx y los
marxistas; la referida es una crítica malsana, que se asemeja a la que vierte el evangelismo sobre el catolicismo
en referencia a la “adoración a los santos”: no se comprende, que en las organizaciones hay gradaciones
comprensivas y que las ideas deben ubicarse en dimensiones más materiales para operar sobre los sentidos y
tornarse eficientes incluso en las esferas más altas de la intelectualidad, mucho peor el papel psicológico que
juegan los símbolos.
147
Empero, el robot mismo deja obsoleto al ser humano en ciertos frentes de acción; por ejemplo, en la aventura
sobre el Cosmos, el “astronauta perfecto” es un robot se ha concluido en círculos especializados, puesto que la
estructura del cuerpo humano se degrada cuando opera en un entorno diferente al del, en el que se conformó.
148
Cerebro artificial producido a través del uso del procedimiento metodológico-técnico “ingeniería inversa”:
máquina que piensa por sí misma (desarrollo a lograrse siempre por simulación, esto es, de modo lógico,
programático instruccional, puesto que el pensamiento real –el del humano- requiere como móvil impulsor,
como condición sine qua nom a las necesidades –a los obstáculos, a la competencia, a las contradicciones-, es
decir, a los sentidos, pues, la vida de la mente demanda de la vida pasional, o sea, de la estructura natural,
biológica, hormonal, en suma: de la esfera arcaica, que el poshumano debe negar).
149
La formación de la “conciencia de clase” es un proceso intermedio. Una hembra y un macho humanos
psicológicamente son, lo que el sistema burgués ha hecho de ellos. La excepción (individuos cuyo número puede
registrarse con los dedos de las manos) lo constituye aquel grupo selecto de elementos pertenecientes a las dos
clases fundamentales (burguesía y proletariado), que se han “halado a sí mismos de los pelos”, colocándose en
una posición que les permite mirar los hechos por sobre su particularidad, zonalidad y la coyuntura, y alcanzar la
esencia por encima de la apariencia (la visión sobre la totalidad), expresando y siendo portadores de ese modo, la
y de la negación: la necesidad del cambio (toda conciencia jurídica tiene su antecedente político –y esta última:
su supuesto económico-: son intereses los que se sancionan como normas). A ese nivel se genera la conciencia
superior: la política, como autoconsciencia (advertir la necesidad y el método inherente a su intelección), que
otorga una posición privilegiada, que Lukács (Lukács, G. Historia y conciencia de clase) personalmente
generaliza como propiedad del trabajador in abstracto mediante la discutible categoría de “conciencia social
autoatribuida”; esa conciencia fue el “maná” entregado (“desde fuera”) a la clase ascendente en general, por
parte de aquellos individuos privilegiados en los que se reflejó la realidad de modo sociopolíticamente adecuado,
según las consideraciones pedagógicas del gran Lenin.
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