Bajar documento - La nueva concepción de la historia

expectantes si no es posible inmiscuirse en el torrente de los hechos; pero esta simple
observación, puede ser considerada como “práctica del espíritu”: se sigue intelectualmente los
hechos, se prospecta y se está atento a lo que viene; y, al hacerlo, se filtra la tentación de
continuar como actor histórico en materia política y en la del conocimiento, sea por provocar
de manera sesgada, tramposa, adecuación de la realidad a la previsión, sea por intolerancia a
su conformación inapropiada 636 .
La especie ha ido forjando y perfeccionando su escudo y el “arma de ataque”: la
conciencia; la conciencia es el resultado histórico de realización de la propiedad
específicamente humana de la inteligencia; el proceso, nada tiene que ver con la noción y la
práctica de la estrategia (la estrategia –entendida como el diseño de la inteligencia, que se lo
pone en operación frente a otra inteligencia que cuenta con su propio diseño en ejercicio, con
el fin de anularla y acceder de modo unilateral al objetivo- ha sido fraguada y aplicada al
interior de la especie: entre individuos, grupos, estamentos, clases, países); es la técnica y el
zigzagueante consenso, quienes han estado a la orden, en el curso de integración “para sí”, por
parte de la humanidad, de las estructuras y leyes del mundo. El ser humano, en efecto, se hace
a sí mismo merced a su condición como humanidad, en el aprovechamiento práctico, en el
acto de empowerment, de reificación, de las condiciones naturales a las que se adapta
dinámicamente, a quienes pone a su servicio: cada vez más hace sus circunstancias (las
fuerzas productivas son nada más, que inteligencia ontologizada; proceso en el que el ser
humano por fuerza toma conciencia en diverso grado del carácter de las necesidades, las que
se autodesarrollan en su realización, siendo móvil permanente del progreso de la razón). Se ha
abierto paso supeditando a tendencias negativas (Nerón, Hitler, los gringos,...; la clase
dominante ha jugado un papel doble en dicha trayectoria: macabro –explota, asesina- y
permisivo de la vida del dominado –requiere de mano de obra, de mercado); este éxito, las
religiones lo imputan a Dios, al Angel de la Guarda, a los milagros.
La proeza auténtica del “ser social”, consiste en no sucumbir ante sus contradicciones;
ésta se relaciona con la necesidad vital de controlar los sucesos naturales “negativos” que
pueden afectarle (pese a que las antinomias han sido la fuente cruenta de su
desarrollo, como las catástrofes –enfermedades,... - han impulsado el conocimiento y el
progreso de la técnica; ¿de qué manera se acicatea el ingenio, la imaginación –creatividad- si
no es a través de las enfermedades, los peligros, las catástrofes y el deseo de lucro
–competencia?) y seguir el destino que la propiedad inmanente a la inteligencia, lo impone.
En efecto, la historia natural y la humana advierten, que la mayoría de los seres vivos
aprovechan el territorio y sus recursos, de modo que éstos abastecen y son desbordados, en un
momento dado, por su reproducción; cuando el quantum de individuos ha rebasado la
capacidad de sostenimiento de las potencialidades disponibles (las cuales se ven agotadas 637 ),
en la perspectiva de Marx quedan tres caminos: 1) morir de inanición o dar rienda suelta al
canibalismo; 2) trenzarse en batalla en disputa por los pocos recursos; y, 3) desplazarse a otras
áreas poblándolas y reproduciendo el hecho en el nuevo territorio. Sin embargo de que esta
constatación puede parecer brutal, ese mismo fenómeno se está produciendo en la humanidad
en la actualidad; en realidad, la tierra está degradada como efecto antrópico de conducta según
leyes capitalistas, por tanto, la “casa humana” un día dejará de ser la cuna dadivosa; este
hecho provocará el desplazamiento del ser humano por el Universo; en ese sentido, el
problema ecológico planetario, de modo cruento promueve el desarrollo de la humanidad.
¿Qué es lo máximo que puede hacer la naturaleza? ¿Cuál es el nivel cumbre al que
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En esa dirección en varios países se ha creado la “Universidad de los viejos”; es buena esa iniciativa, pero la
misma adolece de atavismos reales y conceptuales, pese a que la propuesta ha sido exitosa. Reales: a los viejos
no puede educárselos (quizá reeducarlos, sí) porque éstos ya lo fueron, y la prueba del hecho es que todo adulto,
no se diga el adulto mayor, se encuentra integrado al grupo cumpliendo roles serios de reproducción social;
conceptuales, en la medida en que la llamada “andragogía”, se la define en términos pedagógicos, mas que como
praxis que permite extender la vida útil del (en este caso) adulto mayor jubilado, aprovechando las mejores
oportunidades del viejo: la capacidad –etapa- asociativa de su mente.
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Sin embargo, no es que los recursos se agotan, per se, como materia; por el contrario, la materia está siempre
allí, como recurso transformado en otro tipo de materia; y, si la materia existe, ésta puede ser reconvertida en
recurso (reciclada), mediante aplicación tecnológica, con el cual el falaz problema maltusiano se resuelve (la
contradicción que mueve el proceso, es totalmente interna). Tampoco la hecatombe mundial dada por el cambio
climático, es del todo una catástrofe previsible; mas bien, los procesos de cambio en curso en los ciclos y en todo
el sistema natural de la tierra, deben ser concebidos como un salto necesario en el movimiento evolutivo
artificial del Cosmos, en el que las nuevas condiciones llevará al ser humano a efectuar un nuevo esquema de
adaptación, en el que la inteligencia desarrollará la conciencia.
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