Bajar documento - La nueva concepción de la historia

la formación social capitalista tiene su base en la esfera de la reproducción material: en la
economía, el resto de fenómenos anómalos, constituyen expresiones de este proceso
fundamental (por ejemplo, el capital, en la actualidad –2008-2009- atraviesa una crisis de
coyuntura –la cual constituye el desate de su movimiento concentrado anterior-; esta seriada
sistémica de problemas, definen el largo plazo de la humanidad).
Ahora bien, una vez que el proletariado ha actuado en la historia cumpliendo su
misión, es posible ayudar a bien morir y a cristiano sepultar al sistema capitalista con la
aplicación concertada de programas de política económica éticos, racionales, tecnicistas,
dirigistas, masificantes (dicho sea de modo necesario: también el proletariado se halla
envestido de una propiedad singular que debe ser realizada –que efectivamente lo ha sido-, la
cual se deriva de las características históricas y estructurales de su “masa crítica”: emergencia
en la etapa “social” de la especie; las condiciones de esa fase se hallan suprimidas en su ser:
carece de propiedad privada de medios de producción, no desea instaurar una nueva
dominación de clase o de división social del trabajo, tiene la experiencia de la cooperación en
el interior de la empresa y como derivación de la coercitiva gestión burguesa,... Esta
propiedad teórico-revolucionaria, le ubica: 1.- como creador de la riqueza material del mundo
nuevo sometido a explotación y dominación de clase, y 2.- en tanto destructor del sistema,
condición orgánica necesaria de esa creación). Este programa, que antaño formaba parte del
arsenal de modelos (a la sazón: 2, el liberal y el regulado) con los cuales la clase dominante
resolvía coyunturalmente su diferendos internos mediante el recambio (“ley del péndulo”, se
dice), ahora cerca y reduce cada vez más al sistema oficial, ahonda la ruptura del orden y
consolida la economía solidaria; este programa es el denominado “capitalismo regulado”, el
“socialismo del siglo XXI” o “economía popular alternativa solidaria” (“no interesa de qué
color sea el gato, lo importante es que cace ratones”) 1180 .
Se entrevé, por tanto, que por sobre el preciosismo lógico, analítico, modelístico
matemático que da cuenta del fenómeno social en curso, incluso en esferas de la reflexión
marxista, que si se pierde de vista el sentido de la vida humana y su propósito principal (en
realidad, la especulación y el argumento filosófico siempre juegan papel cognitivo esencial, a
la hora de encontrar el sentido de los hechos, más allá de sí mismos; sentido que no entrega
listo el objetivismo riguroso muy aplicado, el valor intrínseco de los datos o la
matematización de los factores 1181 ), la mente podrá llevar a suprimir la fase capitalista de la
evolución humana –como hacerlo precipitadamente con la juventud en la vida de una persona,
se reitera, debido a consideraciones de que esa “edad del burro” es insoportable-, o a
pretender reducir su tamaño histórico, con lo cual la humanidad no podría contar –haber
contado- con el conocimiento positivista y la tecnología (las condiciones materiales del
mundo nuevo), en su condición de supuestos sine qua nom para avanzar a la etapa que está al
frente, es decir, para iniciar el curso del trabajo intelectual, del conocimiento, de la
espiritualidad: el trayecto del ser humano en dirección a convertirse en Dios. En el caso arriba
citado, no valdría de nada la exactitud, el rigor y el esfuerzo intelectual de tanto investigador
marxista sobre el capitalismo (del propio Marx, de Amín, de Shaikh, de Katz, de Ballesteros,
de Guerrero,...): en torno de sus crisis y caída revolucionaria, si el examen científico de la
coyuntura histórica capitalista, no se le inscribe en la onda total humana y, sobre todo: si no se
pone el pensamiento en relación de correspondencia filosófica (el camino citado hacia el saber
total), con la respuesta que debe darse a la pregunta: ¿para qué se halla participando del
1180
“Más bien, la tarea consiste en perseverar en la superación de la propiedad privada de los medios de
producción, aunque ya no desde aquella perspectiva ingenua e ilustrada de un «poder a disposición» de un
determinado grupo sociológico y, por tanto, tampoco como paradójica propiedad estatal, sino como
desvinculación de un espacio social de cooperación emancipatoria respecto al intercambio mercantil, a la
relación monetaria y a la compensación productiva abstracta. En una palabra: se trata de desarrollar
elementos y formas embrionarias de una «economía natural microelectrónica» que escape fundamentalmente al
principio de socialización del valor y ya no pueda ser asimilada por éste” (Kurz, Robert. Antieconomía y
antipolítico: sobre la reformulación de la emancipación social después del fin del "marxismo"; primera parte,
Alemania, 1997). La superación de la propiedad privada y de la división social del trabajo, no obstante, es obra
de la salida de la escena histórica del trabajo efecto del desarrollo y generalización de la automatización,
proceso que cursa una vez que el proletariado cumplió a cabalidad su misión histórica según del marxismo.
1181
J.M. Keynes se mostró mucho más sensato cuando sin haber leído jamás a Marx afirmó, siendo él mismo un
matemático de fuste: “Una parte demasiado grande de la economía ´matemática´ reciente es una simple
elucubración, tan imprecisa como los supuestos originales que la sustentan, que permite al autor perder de vista
las complejidades e interdependencias del mundo real en un laberinto de símbolos presuntuosos e inútiles”
(Azcurra, Fernando. Marx y Sraffa sobre el excedente; Buenos Aires, 2012).
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