Bajar documento - La nueva concepción de la historia

ahora bien, el carácter auténtico de los insipientes rasgos nodales de esta comprensión, se
refunde en la opacidad inherente al diversionismo de su complejidad y al influjo omnipresente
de la percepción estatuida –frente a este hecho, por ejemplo, los sabios europeos son
totalmente incautos (los gringos: no menos): el sistema económico en el que viven, reduce el
campo de su visión 286 - (Marx –ser humano extraordinario: aquel máximo pionero racional en
toda la historia-, en alguna ocasión sostuvo: “... estoy tirando por la borda toda la teoría de la
Economía Política anterior...”) 287. Merced al carácter de la etapa en el saber, en la que se
encuentra la especie, si se arriba a la cumbre de la conformación ideológico-teórica marxista:
mesiánicamente “todo parecerá claro; se verá el sistema funcionando”.
Estas airadas aseveraciones (con su formulación se demuestra ausencia de temor frente a
los grandes relatos, al monismo gnoseológico, a la unicidad y unidimensionalidad, que es la
forma futura de estructuración de la vida y de la conciencia), por su parte, se sostienen en el
poder del conocimiento positivo producido por la especie; en verdad: se han creado las
condiciones y la necesidad para que el pensamiento que se halla bien situado en la objetividad
de los hechos, nuevamente –se reitera- se dispusiese a romper las mistificaciones
neoescolásticas, y a oponer (ratificar) al stablishment, su propia concepción. En efecto, nótese
como el malejemploso pensamiento cuántico, con todo su peso posmoderno, se hace eco
solamente de las primeras etapas de operación cíclica de la materia y, por extensión ilegítima:
de la humanidad (de la fase “sociedad” de ésta), pues, se queda entrampado en el enunciado
sobre el modo de ser estocástico de la realidad (y de la humanidad: el mercado, el laissez
faire, laissez passen): de la llamada indeterminación, de la incertidumbre, de las contingencias
(solamente la inteligencia –determinación, intencionalidad- genera sorpresas que desbaratan
la previsión lógica; sin embargo, la improvisación –la “intuición”- es también planificación:
planeación sobre la marcha) 288. El paso siguiente dado por la materia es la composición
regular de la realidad: la emergencia del Universo y del Universo viable; mientras que el
último episodio del ciclo, corresponde a la ubicación en el nivel de su optimidad, en el que el
ser humano realiza su designio en cuanto se pone al frente del potro indómito de la
indeterminación 289 .
286
Ser simplemente banco germoplásmico humano (reserva de genes que prolongan la existencia “racional”), es
decir, actuar en el mundo hedónicamente como instrumentos de reposición, de mantenimiento de las “unidades
de de inteligencia” para que la especie no desaparezca; la gran cosa que hacen estos muy autovalorados seres es:
alimentarse, obtener una profesión, tener hijos, hacer llevadera la vida con las distracciones, preocuparse algo
por la “rex pública”, participar en la política, instruirse un poco para formar la cultura general y finalmente
decesar dejando una descendencia que se apresta a hacer o que viene haciendo lo mismo.
287
Si se hace referencia en este trabajo al pensamiento burgués y a algunos de sus más esclarecidos
representantes (a George Soros, por ejemplo), no se debe a que se quiera apoyar en ellos en búsqueda de
respetabilidad, de legitimación para las presentes ideas o no consentidamente promover su “hegemonía”, como
lo recusa James Petras. La realidad actual es burguesa, de modo que en el “diálogo” con el entorno, no es posible
prescindir de hacer alusión a la intelligentzia oficial, incluso con fines, quiérase o no, promocionales de una
reflexión, puesto que en ciertos campos del hacer científico (la Física, la Química, la Biología, la Medicina, la
Genética, la Robótica, la Cosmología,…), es este sector el rector. Respecto del sistema capitalista, está claro que
éste es el mejor escenario real, que ha impulsado la racionalidad instrumental, que ha beneficiado, in abstracto, a
la humanidad toda; pero que se lo impugna, puesto que el mismo ya no sirve más para continuar con dicho
desarrollo, debido a que ya existe una nueva forma humana, que puede conducir al cenit, sin necesidad de
continuar perpetrando daños a la mayor parte de la especie, como de afectar a la ontología de la vida.
288
En realidad, no es cierto eso de la “incertidumbre”, de las “sorpresas”; el hecho tiene que ver, más bien, con
razones de desconocimiento de los procesos. La “contingencia” es una noción elemental, antigua: pura
tautología. Las únicas leyes que existen son aquellas que crean y sostienen el orden; en la materia, en virtud de la
operación de la propiedad primera (la polaridad) la propensión es siempre a la organización sistémica; si la
determinación no fuese el aspecto principal y dominante de la realidad, no habrían los procesos, tanto peor el de
la conciencia encargada de simbolizar la realidad, remarcar o terminar configurar y dirigir esa forma ordenada de
la materia; la inferencia esa sobre la existencia de universos paralelos con otra leyes, es del todo absurda: es
“cuento de las abuelas” en Física teórica.
289
Premodernidad, modernidad, posmodernidad. La noción “posmodernidad”, sobre todo, no puede ser tomada
en serio como forma gnoseológica de periodización del recorrido humano, como no sea en la muy recluida esfera
del hedonismo esteticista. Lado derecho del cerebro, inteligencia emocional (“teóricos” y algunos empresarios
ilusos directamente llegan a recomendar y a declarar, que el éxito de los y sus negocios, en su orden, se debe a
que han tomado decisiones sustentadas en corazonadas, mas no en el conocimiento objetivo), intuición (proceder
ignorante en la complejidad, en la incertidumbre): son preconceptos componentes de las maravillas
subnocionales, que abundan en el sistema de “desconocimientos” que constituyen la forma de conciencia social
posmodernista. Pensamiento posmoderno: esta borrachera de la mente, que ve con mirada borrosa, desenfocada
el panorama simplemente superficial de realidades complejas obnubilantes que simbolizan el sistema de efectos
de la estructura capitalista senil, en la que el proceso de descomposición reemplaza definitivamente a la crisis,
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