Bajar documento - La nueva concepción de la historia

eserva de la idea históricamente desarrollada, para representar –contener- materialmente de
modo más preciso y abarcativo, muchas y más amplias esferas representadas de la realidad
(comunicación general en la perspectiva de la racionalidad científica). El lenguaje también es
un recurso de terapia, ya que opera como vehículo de diagnosis y tratamiento de ciertas
enfermedades mentales en el Psicoanálisis a través del sentido de palabras, de las frases y de
los argumentos 1300 . Como para el caso de la capacidad prodigiosa de una mente, para la que
son el software, las necesidades y la complejidad del entorno civilizatorio-cultural los
componentes de su poder, más no el cerebro; en lo referente con el lenguaje, es su densidad
epistémica la fuente de su grandeza. Las frase manidas entran en la danza: “la realidad en más
rica que la teoría” (esto es, la multivariedad fenoménica frente a la esencia lógica), la
“burocracia y la violencia de Stalin” (es en la política –administración-, esfera en la que el
“criterio de verdad es la práctica”), los “regímenes autoritarios, estatistas” (la represión al
poder del capital), la “democracia (liberal) es un sistema imperfecto, pero es el mejor de
todos” (la dictadura permanente del capital sobre el trabajo, tras la máscara del voto), etc.
El idioma es un instrumento, una técnica; lo produce el ser humano y lo adosa a su
vida social como a la intrasubjetiva; el idioma se desarrolla y se impone en el mismo sentido
que lo hace la voluntad dominante; no obstante, por fuerza es una manera siempre en
desarrollo de captar el sentido del mundo, de exponerlo y usarlo, hecho que cursa conforme el
movimiento natural y el social de la realidad, según se esclarece la mente de manera racional,
lenguaje dominante, que deja atrás a las formas idiomáticas subordinadas y circunscritas; eso
pasa con el Inglés, el cual debe ser utilizado globalmente, por encima de cualquier repulsa.
Hay quienes sostienen –mofándose de las personas a las que dirigen su inconformidad, como
Eli Diner, en: Arte Factos; Psicoanálisis y marxismo: ¿un diálogo imposible?-, que el
lenguaje crea sentidos (vaya: por sí mismo), que el lenguaje –aunque cumpla todas las
formalidades de tal- es forma y contenido a la vez. ¡Absurdo! De ser así, a una persona que
domina solamente el “medio de producción” perteneciente a las “fuerzas productivas
materiales”: el Español, ¿se podría psicoanalizarlo en el idioma Inglés? ¡No! ¿Por qué? Por
algo elemental: por cuanto el lenguaje no es más que un instrumento del que se vale la mente
que produce sentidos y significados para moldearlos (simbolizarlos, representarlos,
organizarlos, perennizarlos), para materializarlos (es verdad, que el sentido se produce
paralelo al lenguaje –lo cual no ocurre con la conciencia en imágenes o representaciones
parecidas-, no obstante el sentido es el aspecto medial entre la realidad que lo designa, su
recipiente y el contenido). En suma: ¿el poder de la palabra?; de ningún modo: el poder del
sentido que encierra la palabra.
¿Qué es el “sentido” encerrado en el lenguaje, y el que es su razón de ser, en la esencia
de las relaciones sociales? Es el conjunto coherente de puntos de vista, información, datos,
sensaciones o propiamente: propiedades materiales, respecto de un hecho, proceso, fenómeno,
elemento de la realidad o de ella misma, considerada en su entera dimensión; es la expresión
simbólica de la epifenomenología y/o de la esencia, de los atributos de la realidad (la cual es
extrema en referencia al “hecho humano”, pues, no solamente contiene la estructura,
movimiento y cambio de la vida colectiva, sino que expresa los diferentes móviles de sus
acción, el actuar estratégico-táctico de una o de un grupo de mentes, las estratagemas y el
planteamiento de la idea sobre el porvenir: sus programas) 1301 . Para un ser que recepta el
1300
“En toda verdad hay una intencionalidad política; la palabra tiene poder”. Así es; sin embargo, la palabra
por sí sola (combinación sistemática de sonidos, de ondas del aire que accionan el mecanismo del oído interno)
no tiene esa virtud, sino por ser el marco, el continente, el vehículo del sentido que encierra, del significado que
le ha dado la razón, la conciencia.
1301
El lenguaje (sugestión sostenida, aun en confrontación con quienes no opinan así, muchos de los cuales se
han mofado de las ideas de Stalin al respecto, sin embargo de no haber sido capaces de rebasar los “limites”
imputados, en sus reflexiones sobre el particular) es un instrumento integrante de las “fuerzas productivas”: un
producto humano, de la cultura (suma de comportamientos humanos: económicos, políticos, ideológicos y
tecnológicos), más específicamente: de la civilización (suma de instrumentos históricamente creados,
modificados y mejorados), es un instrumento omnipresente de la conciencia y de la relacionalidad, un medio de
objetivación de la conciencia, de la intersubjetividad. En tal sentido el lenguaje es un mecanismo neutro. No
obstante, muchas palabras y expresiones vienen ya marcadas, en la medida en que solamente consienten la
conciencia, en el caso específico: de la forma de pensar de la dominación; es debido al contenido que se halla
muy pegado a ciertos términos (categorías burguesas) y expresiones, que quién las usa, es que queda bajo el
poder de la ideología prevaleciente (para superar dicha colonización espiritual, es necesario elaborar nuevos
conceptos –o resignificar los ya existentes-, renovadas expresiones y teorías remozadas, que permitan apreciar
con otros ojos la realidad).
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