Bajar documento - La nueva concepción de la historia

ecursos, son la riqueza de esa complejidad. En la historia se advierte, cómo el reaccionario
Malthus coadyuvó para que Darwin formule la “teoría de la evolución”.
Finalmente, de modo oficial se niega la pertinencia de los sistemas abarcantes de
pensamiento, la ciencia y el método que florecieron y se impusieron en el siglo XX, a los
cuales se los asocia con sistemas cognitivos anteriores y, según se dice, superados; también se
lo hace con el criterio de verdad a ellas asociado, la formulación de leyes (la determinación, la
explicación detrás del patrón), la capacidad productiva del saber y la relación no extractiva
con el entorno, según supuestos de integración no diferenciada con la naturaleza. Hay también
la noción sobre “la verdad aparejada a la intencionalidad”, la cual la sostiene J. Habermas;
ahora bien, debe matizarse dicha percepción: es cierto el aserto en función del plano
específico de la praxis en el que el concepto se ubique; en la dimensión ontológica tanto
natural, social como lógica, no es pertinente tal prescripción; en las regiones política y de las
ideas, la conclusión es procedente, en la medida en que son los sujetos los portadores de las
ideologías, las cuales son expresión de posiciones tomadas, interesadas. Sin embargo, en la
comunidad científica seria, en los integrantes de la llamada “escuela política ortodoxa”, se
piensa de modo diferente y se sigue trabajando sin inmutarse frente a tales censuras
secesionistas, con los mismos criterios que se impugna por parte de la sociología especulativa
posmoderna. Este trabajo es un fiel reflejo de dicha conducta. Además, el posible
apabullamiento sobre el quehacer científico de raigambre moderno, no va a conseguir
sepultarlo; pues, es la realidad, la necesidad histórica y los imperativos que sobre la conducta
imponen las nuevas tareas de la humanidad, los que dirán la última palabra y no los cantos de
sirena abstraccionistas, de la reflexión que desgaja al pensamiento de su base material: si
vence el postmodernismo o si lo hace una nueva corriente que niega el contenido de las etapas
anteriores, ratifica y desarrolla la posición cognitiva abierta por el saber científico, como
camino más seguro para desarrollar la conciencia.
De todos modos, el apoyo bibliográfico del que Ud. hace gala: es mayormente clásico,
ortodoxo. ¿No le preocupa que esté reviviendo momentos del pensamiento objetivos para
antaño, esto es, ateniéndose a figuraciones caducadas, sobrepasadas por el movimiento de
la vida; en estricto sentido: que su trabajo transparente cierto nivel de desactualización?
En efecto, la conciencia de la persona que le habla, bien o mal: es el producto
básicamente de la repercusión en ella, de las ideas de una persona decesada: Karl Marx.
De todos modos, los considerandos que Ud. ha hecho, comportan una constatación y
temor, formales. Las ciencias sociales –según una opinión muy personal- tuvieron status de
rigor, seriedad, objetividad y erudición, se diría: su cima, primordialmente entre 1960 y 1990
(hay razones histórico-sociales en esa conducta sentenciadora). A partir de esa fecha, mutatis
mutandis, tanto el saber positivista como el dialéctico, experimentan creciente tendencia hacia
las construcciones demagógicas; es por eso que se presume, que los episodios de última data
ocurridos en el seno de la especie todavía faltan por ser dilucidados. El pensamiento oficial se
vuelve especulativo (la Econometría avanzada yanqui); en tanto que el marxista sufre un
vuelco hacia el ecologismo y al eticismo (por ejemplo: en Economía Hedónica, con J.
O´Connor). Si este documento pone la monta en la producción teórica del período citado, se
debe, precisamente, a la razón expuesta. En la llamada posmodernidad, a más de imponerse
esa forma de periodización falaz de la historia de modo indistinto en la conciencia, se apodera
también del pensamiento la novelería (el chamanismo, la medicina alternativa, el diálogo
horizontal entre distintos saberes, el constructivismo, la complejidad, la agricultura orgánica,
la deploración de saberes totalizantes, el elogio a los relatos parciales,..., o sea, la completa
concepción pararacional llamada de Oriente), a tenor del influjo de las premisas más
reaccionarias de la Física Cuántica; todo lo cual ha hecho que se reinstale en la mente, la
corriente subjetivista.
El concepto nodal, dicho sea al pasar, de este tipo de proceder cosmovisivo, es el de
“incertidumbre”. Esta falaz cuasi determinación subjetiva inherente a su supuesto par
empírico-procesal, deberá ser superada por la historia (no con el “paso del tiempo”, pues, no
es lo mismo decir: “a lo largo del tiempo”, que “con el transcurso de la vida”). La
indeterminación: la multivariabilidad y “lo pequeño”, así como “lo grande”, va a ser superada
con la tecnología (verdad de Perogrullo), con el desarrollo de los ordenadores: su capacidad
no va a estar segmentada como en el ser humano: el 90% para dirigir el cuerpo y las
relaciones animales de subsistencia con el entorno, mientras que el restante 10% para pensar;
ellas (las computadoras), al no tener funciones vitales (dirigir los diversos órganos de su
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