Bajar documento - La nueva concepción de la historia

comprar y vender (transmutación del capital comercial); en esta última esfera, podría
groseramente ubicarse a los negocios bancarios, como una modalidad del capital comercial:
compro depósitos, vendo depósitos (mutación del capital financiero). En la primera opción, si
contrato obreros, la ley de la acumulación capitalista y la competencia, obligan a afectar las
remuneraciones al trabajo; en el segundo, el dinero invertido en mercancías debe agrandarse
según la ecuación: “uno gana lo que otro pierde”. En este hecho, como es obvio, opera la
norma de la “suma cero”: la misma cantidad en la que es estafado el trabajo social
(naturalmente, retirados algunos costos, como la depreciación), es la que se concentra y
materializa en la chequera de su apropiador privado (auto convertido en benefactor social, ya
que arguye ser generador de empleo, satisfacer necesidades e impulsar el progreso del
pueblo).
Como ve, para un “marxista”, si ha decidido no conspirar contra el sistema, o sea,
pasar a engrosar las filas de los denominados “revolucionarios de cafetín”, lo menos que se
puede hacer, es abstenerse de explotar; pero, para sobrevivir: se debe estar dispuesto a dejarse
explotar. “Solo la revolución es cambio”: triste recordatorio, dicho sea de paso, para un seudo
revolucionario: tácitamente ser funcional al sistema, cuando se queda cruzado de brazos o tan
sólo en la reflexión. En efecto, en una entrevista por radio, un digno representante del status
quo, con garbo, con sorna, informaba que un integrante de los Tupamaros (el flamante
presidente de Uruguay), que no devaneaba sobre economía o en torno del existencialismo en
un cafetín, si no que era todo un valiente pues representó un verdadero peligro dado que había
dado pólvora, ahora es sensato, puesto que busca organizar, desarrollar e integrar al mundo a
la sociedad de ese País. Con dicha observación arrasó de un solo plumazo a todos los teóricos
marxistas. Empero, por lo menos el no vivir de otro penosamente es lo más indicado. Ahora
bien, es posible también apelar a otros órdenes de pensamiento cuasi existencialistas respecto
del sentido de la vida racional en el mundo: la reflexión filosófica japonesa.
Dicho sea a modo de digresión. Toda riqueza tiene su origen en el robo: en el despojo
y acumulación de trabajo ajeno (la fortuna es la forma transfigurada del hurto –explotación-;
sus mecanismos refrendadores son la legitimidad y la juridicidad). En estricto sentido, el robo
legal (la acumulación privada de trabajo social proveniente del despojo, de la explotación, de
la herencia –de este mismo robo plasmado en riqueza generacional- también de la apropiación
privada de “productos” naturales, los cuales carecen de precio, pues, no tienen trabajo
incorporado que no sea el de su extracción -“modelo extractivista” de acumulación-; “Se trata
de una aplicación de la ley del valor a aquella parte de la naturaleza que puede ser
monopolizable”), en cuanto mecanismo que concentra la riqueza y excluye al resto de la
población del acceso al producto, en connivencia con las políticas generadoras de “paro
forzoso”, promueven el robo ilegal. Una vez que los “antisociales” advirtieron que es más
fácil, productivo y hasta divertido (estratégico, táctico, logístico) delinquir para sobrevivir,
dicha noción se convierte en principio, éste en norma y la última en conducta, en modo de
reproducción de la existencia. Pero esta actitud, no es extraña; la misma tiene su fundamento
material. Por ejemplo, se dice que cuando una fiera en el Africa da cacería a un ser humano,
advierte que este ser es el más fácil de acceder, por lo que pone en primer lugar
–inconscientemente- esta opción (suena a algo como eficiencia, optimización y
maximización, ¿no?).
¿Cuáles son las fuentes de la explotación? De modo análogo a cómo la plusvalía es la
fuente de ingresos del “no trabajo” (ganancia industrial, interés bancario, margen comercial) y
de éste, las rentas citadas: su forma transfigurada, el robo, la estafa y la explotación, lo son de
la riqueza. ¿Qué acerca de quienes se vanaglorian de ser poseedores de riqueza bien habida?
Esto es: como efecto de la alegación de que tal riqueza es producto del trabajo propio o sin
que esa acumulación responda a la explotación. Eso es verdad para el caso extraño en que un
individuo solo (“por arte de magia”, aunque la verdadera magia consiste en la creatividad, que
se halla detrás de ella), la hubiese alcanzado. Por ejemplo: si tal sujeto se habría recluido solo
20 años en la selva y luego integrado a la civilización como portador de riqueza (caso raro,
que no puede existir, a no ser que explote individualmente una mina de esmeraldas y realice
dicha producción); pero aquel que produce y vende, o compra y vende un producto, su riqueza
viene de la diferencia mercantil “contable” (costo/precio): sólo se gana lo que el otro pierde,
con lo cual estafa (aunque sea legítima, legalmente) a los clientes; quién produce y/o compra
y vende productos, pero emplea trabajo ajeno, se apropia de parte de dicho trabajo por doble
vía: exacción al cliente y explotación al trabajo empleado.
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