Bajar documento - La nueva concepción de la historia

como el artista, que ve plasmados sus sentimientos en la simbolística de la obra. Es por eso
que se dice que para la mayoría de la humanidad la inteligencia es órgano funcional a la
realización hormonal de los sentidos: a ese fenómeno se lo denomina torpe e interesadamente:
el lado humano, esto es, la supervivencia de la esfera animal, sensorial, no racional, en el ser
humano (la templanza, la abstinencia, la real renunciación no desviada al sexo, está, por lo
general, en la profesión científica en el área de las Ciencias Naturales, positivistas,
burguesas) 506 .
Es así. Toda la historia del homo sapiens hasta la fecha transcurrida, no constituye más
que el despliegue de un período en el que la humanidad se limita a conformarse como “sujeto
científico”; sujeto que se alza sobre los hombros del “ente burgués” (el agente histórico
promotor del desarrollo de la ciencia y de la técnica, conforme a la necesidad de sus negocios)
y del “sujeto político” proletario (el sujeto suprahistórico forjador de las nuevas relaciones
supraindividuales en la humanidad); salto, luego del cual el humano y el “post humano”, no
hacen más que dar las espaldas al modo de vida material y al modo de pensar anteriores (todo
lo que no es científico es hedónico; la política marxista se inhibe de serlo, porque posee
fundamento objetivo; y, esta es una de las fortalezas de la presente reflexión ), y raudos se
dirigen por la ruta sideral a profundizar en el proceso de intelección de las leyes de la materia:
el sujeto de la ciencia. Esa, en realidad, la principal inquietud, los desvelos, la nueva y
definitiva preocupación que “quita el sueño” a la conciencia, que se impone en la elite de
pensamiento del género, pero que constantemente se “vulgariza”, se masifica y capea por la
tierra toda (antes lo eran: el importe para la supervivencia, el prurito de la manumisión, la
tensión del amor, el ansia de atesoramiento, la sed racional en la política; por fin, las cosas se
ponen en su lugar, pues, la racionalidad, el saber, es la nueva y definitiva responsabilidad
–nada raro es que las personas que piensan del modo que queda expuesto, sean los primeros
anticristos; o sea, quienes anhelan que el ser humano trascienda su “condición humana” y
acceda a la “condición divina”). En verdad, todo aquel que piensa de este modo es un falso
demonio, un Antidemonio, pues, se está haciendo pasar por el Demonio; los cristianos
esperan al Anticristo como el falso Mesías y a Cristo como el verdadero, pero no esperan al
Antidemonio o al Demonio; en realidad, la frase lapidaria: “Cielos y tierra pasarán, pero mis
palabras no pasarán” tiene sentido terreno en la otra: mis palabras pasarán, pero la materia no
pasará.
En sentencia postrera: el objeto que yace detrás de la esfera sentimental de las
reacciones humanas, se cohonesta con la reproducción vegetativa de la especie; el objetivo
político (el más racional para entonces en tanto marxista, puesto que se sustenta en los valores
superiores de la conciencia comunista y en la ciencia) tiene directa relación con el deseo de
superar la asimetría social; la finalidad, la razón de la ciencia, por su parte, es conducir al ser
humano hacia las instancias providenciales. El humanismo de primera generación (el “ser”),
decesa con el devenir de las condiciones materiales propias de sí (el comunismo, no es un
modo de producción en el que la producción y el cambio establecen la base de la estructura, el
funcionamiento y el cambio social, sino una forma superior de organización de la humanidad,
en ausencia precisamente de producción y de cambio); el ser humano debe superarse a sí
mismo, para alcanzar el nuevo nivel de interconexión interpersonal; y, este “deber ser” se
halla en el posthumanismo, en la mira en torno de una nueva condición del ser: la divina (la
“ética de la metautopía” 507 ). La historia aladea las formas de organización humana, que no se
inscriben en su flujo; esta determinación se produce de manera natural, coercitiva o mediante
la acción de individuos malos (como Jruschov -Khrushchev). El capital científico-técnico
(conocimiento) es la última forma histórica suya: el sistema se concreta con carácter
neomiperialista (globalización) y opera en el ciclo financiero, ficticio, posmoderno,
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En los hechos, quizá porque durante años el patriarcalismo ha regido, se ha aceptado la errónea tesis de que al
macho humano le es propio la racionalidad y a la hembra la emocionalidad, el pensamiento holístico, la
intuitividad, etc.; esa aseveración es falsa en toda la línea, pues, si se mira el comportamiento del mancho
humano de personalidad burguesa (y más allá de ella), se podrá advertir cómo este individuo somete su
corpulencia ridícula a la búsqueda de placer (pásese revista sobre todo los fines de semana, las actividades que
realiza el imbécil en todas las ciudades y campos del planeta, en todas las clases, estratos, estamentos o status, y
se tendrá la prueba de lo afirmado), lo cual le vuelve completamente irracional (en la actualidad se están
cambiando los papeles, es obvio).
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¿Qué ganará el ser humano, si salva su cuerpo sensorial y deja de lado su cuerpo racional? Hay tres opciones
en una persona: la que es hoy; la que puede ser como ser sensorial; y, la que puede llegar a ser si abraza el
camino de la política y de la ciencia.
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