Bajar documento - La nueva concepción de la historia

verdadera y definitiva negación del capitalismo, pues, representa en sí misma, la supresión
práctica de la realidad “empírica” de la “escasez”: la alcahuetería epistemológica del
catecismo económico liberal remozado (no deben crear preocupación problemas relativos al
consumo de “capital” –la denominada “depreciación”- dado en el proceso de “producción”,
puesto que éste será considerado por la programación y adsorbido en las condiciones de
entonces).
El robot es la ontología artificial de la vida material y el Internet: la “conciencia” global
del nuevo mundo (conciencia virtual, exógena a la organicidad humana), aspectos entre
quienes se presenta difícil establecer diferencia entre creador y creación. Pero el capitalista no
puede figurarse un mundo, que no sea capitalista, esto es, de mercado, de oferta y de
demanda, de competencia y utilidad (el “mercado” es el más eficiente agente asignador de
recursos y la “democracia” es el mejor sistema político, se repite); cuando, en realidad, el
robot no puede ser operable, precisamente en el interior del mundo capitalista (en verdad, “el
ser humano crea la realidad, bajo el influjo de condiciones dadas, y se crea al crearla”; con el
robot, el ser humano “se objetiva sin objetualizarse”). Para ubicarse en el alter ego de la
ideología oficial neoconservadora, en este esfuerzo de reflexión se intenta dejar de lado los
aspectos no esenciales respecto del “objeto puro” de la preocupación, esto es, el problema “no
oscurecido por las influencias perturbadoras”: los factores fundamentales de la transición.
Strictu sensu: no son la ciencia, la técnica esferas en las que se hallan embarcados los
subconjuntos sociales denominados “desarrollados” o las estrategias de sobrevivencia per se,
que ensayan los pobres del mundo para continuar respirando, el “objeto de estudio” de este
trabajo; por el contrario, se procede a examinar el desarrollo de la ciencia y la técnica, y las
formas de colaboración económica solidarias que tienen lugar en las neocolonias, puesto que
las mismas “sirven de ilustración al desarrollo de las teorías” aquí esbozadas: inteligencia (en
sentido orgánico material: neocórtex), “valor” de usufructo, democovivencia, saber objetivo
integral.
Ahora bien, la premisa lógica, hipotética, inferencial, sostén de todo el discurso
predictivo sobre el desarrollo nocional del fenómeno más extraordinario tratado aquí,
dispuesto en el camino para la humanidad: la producción del ser humano mismo por vías
artificiales –por exigencia de la necesidad histórica, esto es, el contar con uno de los
mecanismos coadjutores en el proceso de realización de la meta suprema-, es un acto de
deducción de la mente, recogido en el entorno del pensamiento adscrito a la perspectiva
marxista, el cual fácilmente puede parecer vergonzante (por ejemplo, Samir Amín sostiene,
que la automatización total del proceso productivo es tan solo una “fantasía académica”);
dicha premisa reza que: “todo lo que lo ha hecho la naturaleza lo hará el ser humano por
la vía del conocimiento y la técnica”; y, ésta es una determinación que se despliega “ante
nuestros ojos”. De hecho, muchas, miles de cosas ya han sido producidas por el trabajo
investigativo teórico y fáctico de la humanidad en lo que va de su despliegue histórico: el
fuego, la luz, la “energía”, las medicinas, ha construido vehículos y ordenadores. El ser
humano es un producto de la naturaleza; por tanto, también el mismo debe ser rehecho de
modo artificial en su entera extensión para que se fortalezca y se asegure el arribo a su meta
superior. Con la creación de su substituto artificial: el robot inteligente, la humanidad llega a
su máximo nivel de concretización; de manera que, en cuanto a este mismo proceso, el cual
ha avanzado en grado superlativo, pero que en su interpretación se halla penetrado “hasta el
tuétano” por la visión positivista reductora, abstracta clasista burguesa, se ha pensado, que su
reflejo en una partícula conciencial de un habitante neocolonial, debía receptar
sistematización expositiva formalizada en una nueva totalización (“amalgama de ideas de
diversas ciencias”), como aprehensión cognitiva dialéctica de la realidad.
Si sostener que el capitalismo está muerto, que el proletariado ha cumplido su misión,
que no va a producirse revolución alguna a futuro, ha causado urticaria y rechazo tajante en
cierto sector “revolucionario” de la población, el plantear que el trabajo va a pasar a las
máquinas (desempleo tecnológico) ha desatado verdadero furor (contra quienes han propuesto
la tesis del futuro como “paraíso tecnológico”) 579 . La robotización es un mito. El capital se
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Por más absurda que pueda parecer una hipótesis, la realidad es la única encargada de verificarla o
disprobarla. Ciertos economistas de izquierda (Samir Amín, Diego Guerrero) inadmiten la idea de que el ser
humano finalmente se “sacudirá” del trabajo (tan importante para la formación de la conciencia), determinación
que se perfila nítidamente en la tendencia progresiva de producción de instrumentos; en efecto, cada vez más el
ser humano in abstracto ha ido haciendo menos esfuerzo en la tarea de procurarse los satisfactores para cubrir
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