Bajar documento - La nueva concepción de la historia

acceder, usar y disfrutar del conocimiento y la tecnología, así como el que se haya participado
de los conflictos de la especie, de sus luchas, tribulaciones y esperanzas; apena el haber dado
esta molestia, “… pero, para mí: es hora de regresar a casa…” (Bear Grylls: El sobreviviente;
documentales de la BBC, televisión pública ecuatoriana, 2010), ha llegado el momento de dar
un paso al costado y poner punto final a estas anotaciones, muy agradecido, con las debidas
disculpas; quisiera poder hacerlo como en Beethoven en la conclusión del Tercer Movimiento
de la portentosa Novena Sinfonía Coral: Tristeza de la Humanidad, con esos últimos cuatro
acordes delicados, bellos, reposados. Como punto final del programa festivo: Himno Patrio,
coreado de pie por todos los presentes (Aventureros):
“Yo nací en el Ecuador, ésta es mi tierra linda.
Hoy te canto esta canción, Ecuador de mi corazón.
Con montes y con ríos, muchas frutas y árboles tan verdes...”.
“¡Hurra por POCOYO!” 1875 .
* * *
Quienes tienen un pensamiento inscrito –en cierto modo- en este panorama, que -por
ventura- empiezan a ser la mayoría en la esfera, se han hecho merecedores al anatema de
terroristas por la intelligentzia pretoriana de las multilaterales (en realidad: todos quienes
disienten con el poder imperial, son terroristas en potencia): se hallan indiciados, están siendo
sistemáticamente fichados a través del Internet, por las firmas tras y multinacionales, por las
instituciones políticas de la dominación transnacional: su asiento de coordinación principal lo
tienen en el territorio estadounidense; en efecto, para el eje oficial del mal (el capital
monopolista global yanqui, la burguesía anacrónica monárquica inglesa, el sionismo israelí y
sus formas superestructurales planetarias –la Comisión Bilderberg: la “secta global”), los
combatientes por la superación de la enajenación, la alienación y por el establecimiento de la
razones superiores de la vida como norma de existencia, conforman la nueva promoción de
sediciosos, constituyen el objetivo de la "guerra preventiva". En una palabra: es la subversión
de la legítima razón humanística libertaria, que se multiplica, que se dispersa por doquier en la
tierra entera, en los múltiples núcleos de aspiraciones y protestas ciudadanas, intelectuales,
contestatarias: todas maravillosas (“… demandas legítimas, bellas, dramáticas. Condensan la
clarividencia de los oprimidos. Comportan un nuevo grito de la resistencia. Contienen el
espíritu vivificante de los anhelos populares y de la moral” –lo dice, René Báez), que deben
integrarse, para presentar un frente común de lucha.
¡Subversivos del mundo, uníos!
Quito, noviembre del 2001.
1875 Toda esta exposición “artística” que precede, transparenta, no obstante, los ecos de la conciencia pasada,
de la juventud, de la inmadurez personal, que oportunamente se está superando, que se ha abolido. La nueva
conciencia ha dejado atrás la sensibilidad (desgraciadamente, no del todo, pues, no se ha podido entrar en el
reino de la racionalidad cartesiana absoluta, lo cual, por otra parte, aun en el presente: sobre todo en el
presente, será visto como una conducta que linda con formas de proceder aberrantes de extremo dislate), pues,
el cerebro se ha vuelto duro; la ingenuidad y la inocencia se han ido: queda en frente nada más, que la cruda
realidad en su forma inobjetable de objetividad e, incluso: de pragmaticidad. Ahora bien, puede sostenerse,
además, que estas ideas han sido expuestas quizá con el fin de expresar el hecho de que también se fue sensible,
que se evolucionó aprisionado por las vaporosas e irreales formas de conciencia mitológicas cuanto de los
estímulos y del reflejo hormonal emparentado con la sensiblería (Marx: no nació Marx), pero que se pudo salir
de esa cárcel y relievar –emular- la vida ejemplar del gran Newton; o, quizá: para dar una respuesta de
refutación a quienes sostienen que el marxismo en el pasado: nada tiene que ver con la esfera afectiva, que es
unilateralmente racionalista. Pero ahora debe enseñorearse la gran verdad, aunque ésta, tal vez sea únicamente
personal: nada de nimiedades, de concesiones, absoluta “honestidad intelectual”: el arte, la realización
sentimental de la vida, se corresponden con las etapas primeras de despliegue de la inteligencia, las cuales
deben ser totalmente superadas para dar paso a la humanidad superior.
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