Bajar documento - La nueva concepción de la historia

general, que como tal, históricamente han detraído su carácter instrumental frente al
trabajo objetivado y a su incremento. En dicho aserto reside la conducta –sea enunciado
de paso- que hace “caso omiso de la base real de la historia”, pues, “ignoran el carácter
concreto de las condiciones económico-sociales y priorizan su consideración como algo
prehistórico, que ve la conformación de los distintos tipos de la realidad como efecto de
actos políticos, de la interacción simple del trabajo en la superestructura y las relaciones
comunicativas del pensamiento -de Frankfurt: “corriente acientífica, subjetivista,
perjudicial”-: el espontáneo entenderse unos con otros, en la dimensión de la acción
colectiva, y, por tanto, como las esferas exclusivas de preocupación en las que se halla
inscrita la posibilidad de la transformación de las estructuras sociales 1001 . “La gran virtud
de esta teoría es su simplicidad. Incluso en el capitalismo la “política manda” (Shaihk,
Anwar. Valor, acumulación y crisis).
El capital –por tanto- no se enseñorea más sobre el trabajo (Habermas, por ejemplo
sostiene, “que en la ‘sociedad capitalista tardía’ no es la explotación de los obreros, sino la
revolución científico-técnica por sí sola la que se ha convertido en fuente de plusvalía”
–B. Biessonov. El antimarxismo bajo la bandera del neomarxismo), mientras que la lucha
social no se cumple en las categorías económicas productivo/burguesas: “la dialéctica de
las fuerzas productivas y las relaciones de producción no pueden llevar a la emancipación
del género humano” (el trabajo, en su libre determinación histórica, ha quedado
simplemente recluido a la denominada economía de los servicios en los imperios y a los
procesos de marginalización en las neocolonias, bien atendido en las conquistas sociales y
borrada su conciencia de clase –como se nota que aquí habla una voz recluida a la
academia y en la jurisdicción de los países pertenecientes a los anillos centrales del frente
capitalista) 1002 .
Este género de revisión del marxismo, se inscribe en una más amplia concepción sobre
la categoría denominada “praxis”. En efecto, el gramscismo, el neomarxismo (psicólogos
y literatos: completos estos tipos -¡bah!-; “Es la unión del humanismo y del historicismo
la que representa, es preciso decirlo, la tentación más seria, ya que procura las más
grandes ventajas teóricas, al menos en apariencia” –Althusser, Louis. Para leer El
Capital) y demás adeptos de “Praxis”, principalizan la “praxis política” –las
superestructuras, su concepto sobre la fase del imperialismo social de la ex URSS y la
evidencia sobre estabilidad económica de 1933 a 1960 experimentada por Occidente-
conducente a la “hegemonía” fuera de la práctica real; como resultado, la materia queda
diluida en la práctica y la práctica convertida en “base ontológica social”: entendida como
actividad creativa del sujeto en general y considerada, en esencia, como independiente de
la práctica material efectiva; a eso lleva la categoría de “práctica”, enfocada de modo
subjetivista, es decir, la práctica teórica, ideológica y política, al margen de la práctica
productivo material. No obstante, la realidad: el mundo objetivo, base de la práctica, debe
ser conocida primeramente, esto es, debe producirse su reflejo objetivo dinámico en la
mente, y este entendimiento no se opone a la praxis creadora mucho peor a la actividad
política: este conocimiento es, mas bien, su sustento, la base de su certeza: el fundamento
teórico de la acción; empero, los reformuladores “creativos” modernos del marxismo,
consideran que éste: no es la filosofía del ser, sino la filosofía de la acción (Biessonov, A.
El antimarxismo bajo la bandera del neomarxismo).
En las lucubraciones de última data de Habermas, sobre la base de la abstracción
inicial: “relaciones comunicativas”, las cuales plantean que no puede haber “justicia social
1001
“De acuerdo con esta formulación, el conflicto con el capital se dirime sólo en el mercado como
dominación; y por eso el objetivo socialista de reducir la desigualdad se lleva a cabo con las política sociales
para reducir la desigualdad de género, étnica, educativa y de manera focalizada para hacer ‘subir’ a los más
desventajados en sus ingresos; así como acciones para crear una nueva hegemonía cultural” (Stolowicz,
Beatriz. El debate actual: posliberalismo o anticapitalismo; en: ANALES, revista de la Universidad Central del
Ecuador, Nro. 368, Quito marzo del 2010).
1002
Que la existencia del género en su integralidad, ya no se determina por los “toscos hechos económicos”.
Empero, debe observarse, que en todo momento histórico la reproducción de la vida material mantiene su
carácter esencial, sea que su asistencia efectiva –la generación de bienes y servicios- se lo consigne a través del
trabajo físico directo del ser humano, o bien mediante el “trabajo” de los substratos automatizados de la
técnica. Por tanto, no es posible olvidar, que la madurez procede de la juventud, que ésta se encuentra presente
en aquella como supuesto y que –por consiguiente- la predetermina (en una palabra: que la “fase de la febril
acumulación” pone, en cierto modo, sus condiciones y se encuentra omnipresente en la etapa humana de
“consumo”), por atender y otorgar más prelación a la esfera espiritual de la sociedad.
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