Bajar documento - La nueva concepción de la historia

tecnológica, lo que conduce a deshacerse de la vieja tecnología y de la obsoleta fuerza de
trabajo. De manera inveterada, toda esta gente, falta de seriedad, cuando se refiere a la forma
de agregación humana o modo de vida para la especie que viene, tiene miedo de utilizar la
verdadera palabra: “comunismo”; fase histórica a establecerse luego de transcurrido el
momento transicional en curso (complejo planetario condominante tecnológico de: wired,
emprendedores, trabajadores de portafolio, modelo mixto entre los dos anteriores, economía
solidaria desconectada, modelo malasiano, non profit, etc.); de forma que prefieren,
inescrupulosamente, recurrir a las palabrejas: sociedad posindustrial, poscapitalismo,
posmodernidad, hípermodernidad, etc. En el ámbito de la teoría seria, “valor de uso” implica
la presencia de trabajo (civilización del trabajo); “valor de cambio” presupone la producción
(civilización económica); “valor de usufructo” (modo de consumo: civilización del consumo)
ya no se sustenta en el trabajo ni en la producción como proceso: los contrarios “valor de uso”
y “valor” se han anulado en conjunto; la reproducción humana demanda la realización de una
actividad sencilla de apropiación particular, “individual”, del producto.
El trabajo ha perdido vigencia, ha sido “desprendido de su melena”: de su grandeza
inmanente, de sus propiedades portentosas inigualables productoras de la conciencia, de
agente de la hominización; ha sido retirada la determinación de su esencialidad por la historia,
por la historia del instinto y del trabajo mismo para dar paso a la nueva historia (“… no hay
otro camino que la abolición de la propiedad privada y del trabajo mismo” –Marx-Engels: La
ideología alemana): los procesos y productos de actuación mundana de la inteligencia natural
en connubio con la inteligencia artificial, cual potencia dual, que avanza y se anula en el saber
objetivo total. En realidad, el trabajo ha perdido su carácter de categoría y en tanto
determinación, ha dejado de formar unidad con los individuos ni en algún aspecto particular
ni en general; y, este estado de cosas alcanza su realización en la “forma más moderna de
existencia” de la humanidad: la hemisférica. Ahora bien, la evolución del trabajo en la
robótica implica que la fase de “reproducción social” (esclavista, feudal y capitalista), ha
concluido llevándose la superestructura y la ideología clasistas, por tanto, la división social
del trabajo ha sido superada por la abstracción de éste (del trabajo); los efectos de esta
verdadera inflexión histórica no se vuelven letales, puesto que no se necesita ya más de
musculatura, mientras que los “músculos” de la mente (información acumulada
–conocimientos transformados en datos- y métodos de procesamiento) serán impuestos
(implantados) biocibernéticamente o, como en el caso por el que la fuerza física del músculo
y su destreza han sido transferidos a las máquinas, lejos de seguir siendo una propiedad
adosada a la característica material humana, también la capacidad intelectual y su habilidades,
se hallan siendo pasadas a un tipo especial de instrumentos mecánicos.
Ahora bien, para que tenga lugar el proceso arriba consignado, el vector de la vagancia
de la juventud (y del trabajo burocrático que no produce bienes para la reproducción material
de la especie), debe toparse en un momento y punto precisos del movimiento de la historia,
para que no se desaten conflictos sociales (robos, asaltos, estafas de todo tipo), con el vector
de la mecanización, de modo que las máquinas abastezcan a las generaciones, que ya no
trabajan (por ociosidad, por falta de puestos de trabajo, porque les resulta más fácil delinquir).
No obstante, a partir de ese instante, la humanidad ingresa en una etapa de desenfreno en el
placer, pues, ha descubierto, que no debe trabajar para subsistir, que sus padres: las anteriores
generaciones, ya lo hicieron: han inventado, mejorado, desarrollado e innovado, de manera
que les han heredado el sistema robotizado de producción, al cual solamente deben
aprovecharlo, dado que incluso el proceso de gestión de la producción y reproducción
maquinizada de bienes y servicios, para sustentar tanto la vida material como la espiritual del
ser metahumano, se halla automatizado. Este envilecimiento de la vida, el cual podría ser
blandido como argumento probatorio de quienes sostienen que la humanidad va a ingresar y
allí mantenerse “hasta las calendas griegas”, en una etapa cíclica de existencia definida por el
desate sin límite ni restricción democrática alguna de todos los placeres, satisfacciones
sensoriales, matizados de cuando en cuando con la producción y disfrute humanos en la esfera
artística, en la que se haya proscrito al pensamiento científico positivista y a la tecnocracia
pérfidas (obviamente, según la opinión de los señores, que magnifican al Eros como el
imperio que viene y lo desean). El arte, bien comprendido, debe operar como “estímulo para
el cumplimiento de las tareas sociales”; no obstante, en época de descomposición parasitaria
del capitalismo senil, el arte ha sido convertido también en negocio, en medio de subsistencia
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