Bajar documento - La nueva concepción de la historia

–providencial privativa –la inteligencia-: omnisapiente, omnipresente, omnímodo: “el Faraón
es Ra”).
Cínica o irónicamente, aquella ley detectada por el pueblo y formulada según la
modalidad de refrán en su formalidad fenoménica –patrón- (Oscar Varsavsky: “Marco teórico
constructivo”): “el ocio es la madre de todos los vicios” –despojada de su “negatividad”- de
modo incipiente empieza por encausar la conducta genérica en la época de la
“posmodernidad” 804 ; en especial, la determinación precede y da forma los actos de un selecto
segmento virtuoso de seres, de aquellos “que se han elevado hasta la comprensión del
movimiento general de la historia”. Esta época precisamente recusa al trabajo industrial, al
lucro, a la posesión, como el sentido central de la vida (trabajo, disciplina, reinversión), pero,
sobre todo a su fundamento ideológico: al positivismo (eurocéntrico), al pragmatismo y a la
tecnocracia; impugnación, en todo caso, sin pertinencia histórica, pues: la misión del período
burgués de la historia consiste en crear la base material del mundo nuevo (dixit Carlos Marx).
Aunque la precedente aseveración aparezca como la simple extensión reaccionaria, de aquella
que se encierra en la noción burguesa, que considera que sólo ella constituye la única manera
de entender el desarrollo de la raza humana, la misma recoge el aporte real, vital, dado por
dicha etapa en la formación de la racionalidad instrumental y junto al impulso analítico,
teórico dado a sus críticos, ha conducido al encuentro con la verdadera racionalidad sostenida
en nuevos fines, los que trascienden el corto plazo, la determinación de actos y sentido de la
vida por las leyes de movimiento del capital, por la simbología de Dante y la de los placeres
del Olimpo, teniendo a su predecesora como jalón necesario en dicho tránsito (en esta etapa y
con el fin citado, el concepto de Hegemonía de Gramsci, no es pertinente).
Las generaciones jóvenes pertenecientes a los sectores sociales sobreabundantes en
riqueza, se han adelantado en ingresar en el proceso simplemente de consumo en el que se ha
visto transformada la existencia, de aprovechamiento gratuito del legado material de la fase
anterior (momento sobre cuyos hombros se enseñorea la “comunidad cibernética” que
adviene), de bienestar lúdico y hedónico a la vez, las cuales proyectan al mismo tiempo el
movimiento necesario hacia sí, para el resto de generaciones en proceso de maduración. A las
promociones humanas desprovistas de medios de producción, integrantes del ejército
industrial de reserva, excedentaria respecto de la vida misma 805 , su ubicación en la escala
económica les niega temporalmente este derecho, no obstante, la determinación de la sociedad
de consumo les incita a alcanzar el disfrute, acudiendo a la realización de formas fraudulentas
de vida, a comportarse como auténticos shuwas; y, esta modalidad de existencia encontrará
siempre un sendero por el cual fluir, en tanto se halle en vigencia el condicionamiento de la
enajenación (en el capitalismo el robo es una consecuencia natural, es la respuesta a la
exclusión y explotación inherentes, por tanto, es plausible sostener, que encuentra su
justificación como modalidad de sobrevivencia). Estas formas combinadas parasitarias y
delincuenciales de reproducción –en suma- coexistirán “mientras la gigantesca revolución que
vive el mundo a espaldas de la humanidad, que preludia el paso del género hacia una nueva
forma orgánico-social” (dixit Alfredo Castillo), aún no instituya las condiciones para que la
humanidad toda se autoprovea del acceso, de modo general y democrático, a los substratos
concretos del desarrollo técnico 806 .
En el escenario, el drama de coyuntura de la masiva población mundial, es que está
804 En el sentido del debilitamiento de las relaciones saláriales (posindustrialismo, informacionalismo), la lucha
institucional estamental, la proclama del fin de la razón (eh ahí las bases económicas, sociales e ideológicas del
denominado “postmodernismo” –neosubjetivismo-, en esencia, la quiebra de la forma económica burguesa, al
traspasar la frontera de su concretización como totalidad).
805 “… vasta masa marginal a la que el capitalismo ha declarado como ´redundante´ e ´inexplotable´. Esto, en
una sociedad como la capitalista que se asienta sobre la relación salarial, significa que esas masas ya no tienen
derecho a vivir” (Boron, Atilio. Raíces de la resistencia al neoliberalismo; revista América Latina en
movimiento, Quito, julio del 2004). El exceso de población siempre fue visto como un factor de anarquía, de
guetización, de descomposición del orden, en suma: un problema; desde Malthus hasta los modernos
eugenésicos de la “planificación familiar”, del “control de la natalidad” con donaciones de alimentos
continentes de anticonceptivos o de políticas de objetivos inconfesados de reducción de la población mediante la
guerra, el SIDA y otros pandemias provenientes de procesos de manipulación genética; hoy la población
mundial exige la realización de sus derechos, los cuales se enfrentan al derecho del capital y, frente a la masiva
población mundial, el capital se halla inerme.
806 Con el “comunismo cibernetizado”, no hay cabida para el caritativismo piadoso –para la Madre de
Calcuta-, para el filantropismo hipócrita; migajas y golpes de pecho éstos, que se desprenden de la opulencia y
que jamás la incomodan.
511