Bajar documento - La nueva concepción de la historia

las generaciones anteriores: el sistema automatizado de producción.
En un momento dado es sensato ofrecer recetas “contistas” al poder merced a la
necesidad de sostener el citado curso de la historia (evitarse el riesgo de extravío como efecto
de supeditación a la neolegitimación del credo ecologista, de la antitécnica, de la diversidad 92 ,
de la antimodernidad), o sea, diseñar medidas que conduzcan al capital a restablecer los
mecanismos de acumulación (explotación del trabajo): superación de la crisis (“la unión
violenta de los contrarios”), retorno a la normalidad perdida en los esquemas de reproducción,
de valorización, en suma: arribar al guarismo programado de tasa de ganancia; en realidad,
relanzar la economía productiva tendría dos beneficios: 1) generar empleo, promover el
desarrollo ordenado de la ciencia y de la técnica, estabilizar el sistema de precios, y, 2)
precautelar las demandas del progreso prometeico humano 93 . Para el primer objeto, el sistema
financiero tiene su staff y lo hace bien, puesto que las medidas homeostáticas no reparan en
las variables sociales y naturales, sino únicamente en la tasa de beneficio. Si se elimina de
golpe al sistema sin disponer del grado de racionalidad para dar continuidad a su obra
civilizatoria (desarrollo de las fuerzas productivas) se ralentizaría paradójicamente el progreso
científico-técnico (el bloqueo de ese desarrollo dado por las propias relaciones capitalistas es
lo que ha procesado el proletariado), se solucionarían los problemas sociales y ónticonaturales;
si se contemporiza con el capitalismo, en cambio, las fuerzas productivas
continuarían su desarrollo, mientras que los problemas sociales y ambientales se mantendrían.
La realidad va por el medio (por el lado del socialismo, ese es el curso; Cuba: resistir tantos
años, sacrificarse, retrotraerse).
“Estamos en la época de la revolución intelectual”, la cual ha sido presidida y ha tenido
como presupuesto a la “época del imperialismo, las revoluciones proletarias y el
socialismo” 94 . Ahora bien, los intelectuales pueden también tomar el arma en el seno de la
batalla (hackers, WEKILEAKS) 95 . Este tipo de momento cruento superior en la “lucha de
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La afamada “teoría” de la “diversidad cultural”, es una comprensión equívoca. El sociólogo mexicano R.
Bartra (Servolin, Vergopoulus) estudió la realidad humana mejicana –la rural- con el concepto de “formas de
producción” (posmodernamente B. Echeverría lo ha hecho globalmente con la de “ethos”); el economista
“marxista” estadounidense A. de Janvry deconstruyó esta comprensión de raíz estructuralista, mediante el
argumento de que los modos de producción no capitalistas no eran más, que fracciones de clase (dualismo
funcional) que funcionalmente operaban en el capitalismo en condiciones de subsunción al proceso de
acumulación (algo parecido realizó M. Castells con A. Quijano, en el abordaje teórico sobre la “ciudad”,
mientras que P. Garnier procedió de análogo modo con el señor Castells). Similar exégesis puede hacerse en
torno de las tesis de la “diversidad cultural” (transculturalidad, plurinacionalidad, interetnicidad): las “culturas”
no capitalistas se hallan integradas en la modernidad, operan inmersas en relaciones de clase, su ideología
(sincrética) es la oficial y sus formas de Derecho Consuetudinario están sometidas al Positivo; en realidad, no
existe elemento básico de esas “culturas” no capitalistas, que puedan diferenciarlas esencialmente del sistema
que los engloba y los determina.
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Entre los marxistas es usual recusar el aspecto más positivo del “discurso” de Marx en su faceta histórica
(teleológica): su posición madura prometeica, relacionada con el reconocimiento del papel principal de las
fuerzas productivas y de su desarrollo como razones sine qua nom del destino humano (se suele también restar
importancia a su autoridad científica –Bobbio, Lanz, Godelier,…- para dirimir controversias, consolidar tesis o
asumir posiciones; aquí, en cambio, se apela a la solvencia de Marx de forma variada para el efecto, por cuanto
su capacidad intelectual no es habitual y porque el poder de su concepción es garantía de seguridad analítica).
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Los actuales intelectuales, no solamente que son representantes doctrinarios de una clase, sino que también lo
son de su “tiempo”. En esa posición se encuentran, verbi gracia, A. Sen, Stiglizts o Krugman. Si los
neomarxistas y posmarxistas se sustentan en un determinado sistema material, que hace que su discurso devenga
punto de vista adulterado de la verdad (desean ilusamente que la población “cambie el instinto de sobrevivencia
por la urbanidad” y se dediquen a entenderse con criminales ahítos de riqueza y poder: los capitalistas y sus
capitostes), los neopensadores citados juegan un papel similar frente al orden: se alejan de la representación
precisa de los intereses de su sector, para animar puntos de vista que están más allá de ellos; son las demandas de
la transición las que se representan en su conciencia, la necesidad de superar lo dado, en tanto el status no puede
permanecer como tal frente a múltiples evidencias sobre sus insuficiencias (el abuso del sistema financiero, por
ejemplo, causa santo horror y recusación); es la interpelación ilustrada a los síntomas negativos del capital.
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Mientras el reaccionario poder bancario español, a través de su testaferro de turno: Rajoy, se ha asignado a sí
mismo cien mil millones de euros (ciento treinta millones de dólares al cambio en curso) para el salvataje
bancario, una voz de una bella niña canadiense: Victoria Grant se ha elevado para cuestionar al capital financiero
y proponer medidas de incidencia sobre la afectación de ese sector (socializar la pérdidas y privatizar las
ganancias) a la población. En verdad, ciertos hechos parciales, que se presentan en la vida de los pueblos, son
claves en el proceso de configuración de la necesidad histórica, los cuales operan –por tanto- como detonantes
tácticos; en efecto, en la moderna asonada, J. Assange ha jugado un papel positivo en el proceso ciudadano de
desbloqueo al flujo de la historia (ha hecho un gran servicio al mundo y a la historia, en cuanto la transparencia
mejora la democracia –sic): vulnerar las seguridades electrónicas (ocultamiento), que mantienen en secreto la
estrategia mundial de geodominio y de los negocios turbios del poder monopólico global, la que se presenta en la
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