Bajar documento - La nueva concepción de la historia

inconscientemente (quien no ha recibido la Palabra de Dios) a él, cuando deje dicha envoltura
y una vez pasada la experiencia de la existencia; eso debe hacer el ser humano y no más. La
inteligencia, para una determinada posición filosófica, en cambio, se la considera una
propiedad superior de la materia puesta en un estado suyo: el ser humano, por consecuencia,
cualidad privativa de este ser; ésta, tiene en frente el reto de “demoler” el status de objetividad
material (en verdad: la “información”, no existe fuera del ser humano: él lo crea) y elaborar a
partir de él, el status de subjetividad plena, absoluta; para dar cabida a tal cometido, el ser
humano a través de la inteligencia dispone de la potencia, la cual la transforma en factibilidad
de poderío: la propia capacidad creativa del pensamiento (nuevos conocimientos, nuevas
tecnologías), la neurogenética, la robótica, la inteligencia artificial, la conexión en red de los
cerebros humanos a un cerebro central de inteligencia artificial, el sistema de gestión
automatizado, “cuerpo calloso” en interface; la inteligencia debe utilizar las propias fuerzas
naturales, cósmicas, para el efecto (murallas cósmicas, la Relatividad, los agujeros negros, la
criogenización, la hibernación –vitrificación-, la inmortalidad, la maquetaría de la
experimentación probatoria in Vitro; y, quizá también la “teletransportación”, -y se dice:
quizá, por cuanto esta opción es compleja y presenta más de una dificultad, en la medida en
que se debe desestructurar el organismo humano, trasladar materia y volverlo a recomponer
lejos, o sea, reconstituir el organismo: partículas y propiedades, de modo exacto; es por eso
que en círculos de iniciados se aclara convenientemente, que la “ciencia actual ´todavía´ no es
capaz de teletransportar materia, pero sí información: las partículas gemelas”).
Ahora bien, se ha dicho, que de haber inteligencia en otra parte del Universo, ésta debe
estar soportada en múltiples versiones orgánico-corporales. Nada más irreal. Mirada con
cierto interés la naturaleza corporal antropomórfica del ser humano, se advierte lo obvio. Cada
ser vivo tiene la estructura corporal adecuada para realizar su propiedad, o ésta: no puede ir
más allá de las posibilidades, que se encierran en la anterior forma evolutiva; para cumplir su
función en la cadena de roles, que coadyuvan para que el todo aborde su “propósito”, esta
norma debe cumplirse (el ganado, por ejemplo, se pasa su vida transformando materia vegetal
a proteína animal, de la cual dan buena cuenta los carnívoros, incluido el ser humano, este
último: va mucho más allá, rebasa a la propia determinación material 615 ). Strictu sensu: se
trata de la eximia “división natural del ‘trabajo’”, de la especialización: las plantas producen
materia vegetal (forraje), los animales transforman esta “materia prima” en producto
preparado para el consumo humano (carne), y, el ser humano, abastecido de este modo,
produce el concepto. El ser humano es la forma más acabada y última de la conformación
“aerodinámica” natural óptima para producir (“encefalización”), reproducir (cópula) y operar
(desarrollar) la y de la inteligencia, en su orden. La condición bípeda, las manos (un detalle: si
sólo el dedo pulgar no estuviese ubicado en oposición al resto de dedos, la mano no hubiese
operado como el poderoso instrumento, que reactuó sobre el cerebro retroalimentando su
desarrollo, como se sabe), la cabeza y los órganos de la visión, del habla, de la audición, la
configuración cerebral, etc., tienen su exacto diseño, ubicación y estructura (posición, relación
y jerarquía), para ir al pensamiento, a la conciencia y a la idea. En los animales hay mucho de
esto; pero la superación de su límite abstracto, opera en lo concreto: en el ser humano
(conocimiento y técnica). Luego: ¿por qué la forma antropomórfica? Porque es la única
manera de disponer de la materialidad orgánico-funcional para que surja, opere y se realice la
inteligencia: ella es la posible y eficiente forma de asiento de la inteligencia (en cada cuerpo
humano –y sólo en él- reside una unidad mínima de inteligencia). En eso pensaron los
antiguos cuando crearon la idea de Dios (los fanáticos evangélicos de la Biblia, intentan
desantropomorfizar la mitología de su Dios, al querer eliminar de su nocionalidad la
“concepción de Dios con categorías humanas tanto físicas como psicológicas” 616 ; sin
615 Es inevitable, en este punto, remarcar el carácter de candidez de vegetarianos y de ciertos amantes y
defensores a ultranza de la naturaleza, según los cuales las fieras no deberían cazar animales y las personas
comer carne; ahora bien, imagínese al león comiendo vegetales y al ser humano haciendo habitualmente lo
mismo, con cuatro panzas: ¿a qué “tiempo” farrearía, desarrollaría el arte, la religión o el pensamiento serio? En
realidad, la proteína animal es superior a la proteína vegetal como alimento; una sola inferencia lógica: los
animales herbívoros han tomado la materia verde y la han transformado a materia animal, dando, de este modo,
un paso que significa horro en el proceso alimenticio del ser humano.
616 Las críticas han provenido de la ciencia positiva: la idea forjada por cierta especulación sobre Dios, a partir de
una concepción antropológica, esto es, limitarse a definir a su Dios con las cualidades humanas. ¿Cómo puede
ser Dios demostrado imputándole formas humanas (algo que se desconoce a partir de lo que se conoce), esto es,
con modos de ser supuestamente perfectos?, lo cual resta credibilidad a existencia de esa supuesta Entidad.
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