Bajar documento - La nueva concepción de la historia

Al llegar a su plena madurez una vez cumplido su rol, la estructura burguesa de
sociedad ingresaría en el estado de creciente entropía, pues, “todo lo que ha nacido, debe tener
la dignidad de morir”. Lenin “se propuso” abolir el capitalismo y realizar la necesaria
acumulación para beneficio de la humanidad, en el interior del régimen socialista (el
“socialismo en un solo país”); el proceso –en buenas cuentas- se cumplió en la mitad: se
abolió la columna vertebral del capitalismo in abstracto, pues hoy es de notoria claridad, que
la legalidad capitalista y su conciencia –en circunstancias en que una cúpula detractora, no
solamente que no apuntaló el desarrollo socialista de Lenin-Stalin, sino que directamente
coadyuvó y potencializó la consolidación capitalista y su ofensiva antisocialista y
antiproletaria, con lo cual las determinaciones del mercado y de la evolución lineal de la
historia se reapoderaron de los procesos-, se alzaron en contra y lo han derrotado, alargando
los estertores del último sistema clasista, cuya seudo vigencia debe encontrar sentido en el
acto de completar el desarrollo “faltante” de las fuerzas productivas (los modos clasistas de
producción experimentan una paradoja social: someten a los suplicios del “vía crucis” de la
explotación y la miseria -en ciertos pueblos de América caribeña, en los noticieros se presenta
a personas preparando y sirviéndose tortillas de tierra- a las nueve décimas partes de la
población y en ese marco de sacrificio tiene lugar el progreso instrumental de la humanidad
–progreso que aparece como realización mezquina del interés específico de un grupo-: el
proceso de estructuración de las premisas de la formación de la “conciencia de sí”, del
Universo).
De la reflexión sobre la experiencia vivida tanto por el socialismo como por el
“socialismo real” (Brezhnev), se desprenden supuestos teórico-reales, destinados a reorientar
el pensamiento en torno del movimiento humano (dicho sea de paso, un auténtico
pensamiento marxista revolucionario, no puede ser desafecto respecto de L. Brezhnev; se
tienen razones para ello: 1.- destronó al bufón de Jruschov, 2.- reivindicó a Stalin y 3.- tomó
medidas conducentes a rescatar la gran herencia legada por Stalin, “contraperestroika”, que ha
sido nominada con el término “hibernación”: período de estabilidad y reflorecimiento de la ex
URSS). Estos tienen que ver con el hecho de que existen principios generales en la economía
(supuestos históricamente necesarios emparentados con el proceso de reproducción material
de la existencia humana, presentes en todo estadio épocal), que los asume para sí como
básicos el capitalismo (en verdad: en esa forma social éstos –sobre todo la ley del valor- pasan
a cumplir papel determinante y de los cuales se aprovecha también el progreso abstracto de la
especie), y que el socialismo no puede soslayarlos debiendo necesariamente avenirse a
vivirlos la humanidad (obviamente, al comunismo –como etapa sólida, consensuada y
conscientemente determinada de vida- sí le está facultado abstraerse de dicho
condicionamiento; sin embargo, para el efecto: debe arribarse a dicha fase): el desarrollo de
las fuerzas productivas siempre en el interior del marco definido por la competencia, pues, la
conciencia y la voluntad se convierten incluso en óbice cuando el estado de progreso material
de la sociedad no ha alcanzado un cierto nivel, que permita aladear la contradicción y faculte
admitir la emulación.
En la inferencia lógica, el supuesto nocional de inherencia marxista (en este punto
precisamente se ubica el momento inaugural del ingreso de la humanidad en la etapa
denominada “sociedad de la imaginación”: liberación de la mente de su substrato real
inmediato y salto de ésta hacia el movimiento venidero, ocurrencia de ningún modo fundada
en los simples buenos deseos, en las utopías más puras, sino en la aprehensión antelada de las
formas humanas que vienen, hecho intelectualmente producido como efecto necesario de la
concreción de las tendencias abordadas mediante el ejercicio teórico de proyección del efecto
de las regularidades reales), se postuló al “socialismo” como la primera fase del “comunismo”
(estado social en desarrollo y supuesto de su concreción efectiva). Sin embargo, el
desplazamiento concreto de los sucesos históricos (dinamia social sometida al influjo de la
condicionalidad recluida en el vaivén de la lucha de clases), instituye la determinación inscrita
en el proceso de robotización (de cesación del trabajo productivo y del trabajo en su acepción
tautológica: de proscripción del esfuerzo intelectual y físico relacionado, en especial, con la
reproducción programada de la vida material del género) como etapa que prepara el salto
(definitivo y radical) de la humanidad, “sin mediación estructurada”, al “comunismo”. En la
perspectiva teórica abierta, el ensayo socialista: espacial, temporal y “socialmente” situado,
fue un factor de impulso de ese proceso; fenómeno, en suma, de mayor amplitud y
significación, para el devenir humano.
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