Bajar documento - La nueva concepción de la historia

en su forma pura (la única prerepresentable en la conciencia). La razón habrá de incorporar
necesariamente el acto de predicción/previsión de modo generalizado: fijación de metas
declaradas por parte de cada miembro de la colectividad, las cuales en su vertebrada
sumatoria confluirían en el gran propósito humano, pero estos hitos detentan carácter
cualitativamente diferente: el reino no es de este mundo material y hedónico, mundo del
sensualismo, de la lúdica, del Eros (“Mi Reino no es de este mundo” dijo Cristo, seguramente
en alusión, con la palabra: mundo, a la esfera de los placeres); en adelante, este mundo (el
Reino de los Cielos) es maduro, espiritual, parco (pues, el destino del ser humano no es acabar
sus días en el hedonismo, en el misticismo, en el fetichismo, en el narcisismo; su sino –por el
contrario- es investigar, hacerse inmortal en la racionalidad, no en el arte, tiene que ser
valiente y vencer a la muerte). Dicho sea de paso, si se mira de modo apretado el proceso de
una persona y del género humano en sus fases esenciales, se advierte la sencilla urdimbre
constituida por momentos lúdicos, hedónicos y racionales; la transición –o sea, la subetapa
histórica, que ahora mismo atraviesa la humanidad-, es también el paso de la fase hedónica
hacia la racionalidad: como lo es la madurez entre la juventud y la vejez. En el momento, la
vida se simplificaría vertiginosamente: habrá caído aquella “colosal farsa montada para la
explotación” (el Estado), cuando todas las sociedades parciales, quiérase o no, hayan
terminado “occidentalizándose” (todas han asumido la modalidad dual propia de sociedades
internamente fracturadas: “gobernantes y gobernados”), mas aquí –dicho sea de paso- no es
que la “sociedad política” ha sido adsorbida por la “sociedad civil” o que la anterior se ha
disuelto en la última, sino que las dos se han combinado para abstraerse mutuamente y con
sus componentes dar lugar a una nueva: simplemente a la comunidad humana.
Estos supuestos conductuales, se piensa se ontologizarán a futuro (y que todo ser que
tiene conciencia y que debe anticiparse a los tiempos está llamado a practicar para ser
auténtico, coherente, renunciando al patrón comportamental del momento, esto es, aplicar
estas tesis a uno mismo: intervención epistemológica en el saber personal). Es obvio, que
siempre hubieron ejemplos aislados de este proceder, pues, varios elementos de las
determinaciones de la espiritualidad aparecen y viven en etapas tempranas del proceso
histórico: los estoicos, Sócrates, Newton,...; seres que renunciaron a las pasiones de la carne y
a la búsqueda de la realización de la idea de la felicidad concebida en términos de satisfacción
plena del cuerpo y de la conciencia. Muchas personas de ciencia han renunciado a emplear la
vida en términos vulgarmente mundanos y a compatibilizarla con el estudio y la
investigación; pero éste es un factor secundario frente al principal, en el interior de la especie.
Esta forma superior de vida se remonta en la historia, presentándose siempre como la
excepción, esto es, con carácter unilateral y abstracto “en el interior de un todo concreto y
viviente ya dado”; en el futuro, en cambio, dicho proceder no está destinado a desaparecer,
sino, mas bien, a multilateralizarse y llegar a ser la forma común de la personalidad y de su
desempeño; esto es, solamente en una forma de humanidad en la que su reproducción material
descanse sobre el sistema automatizado, se han creado las premisas de cambio de aquel tipo
de personalidad, que convencionalmente ha definido al individuo y a su función.
En realidad, el ser humano dedicado al estudio, a la investigación, como argumentos
de su vida; existencia que deviene cada vez más frugal, ordenada, no sentimental, puede
considerarse como una realización superior de la determinación simple del actual ser
genérico, el cual se encuentra masivamente absorbido por una definición limitada de su
naturaleza; ahora bien, todas estas nuevas determinaciones presuponen una forma nueva de
humanidad: la comunitaria robótica. Por tanto, es menester desarrollar la nueva
determinación, de conformidad con el reflexionar “sistémico-conceptual”. Sus miembros en
lo fundamental son buenos sujetos, que hacen: 1) programar la reproducción de su vida
personal y la de los suyos (suyos: los cuales no necesariamente son los de sangre, los
integrantes de la familia, pero sí de esa familia totalmente ampliada, que es la entera
comunidad humana, pues comparten la totalidad de intereses y de genes); 2) forman parte de
procesos definidos por la programación “social” informática, la cual conduce las actividades
hacia la ampliación del saber; 3) hay momento para la distracción, para la reproducción de
etapas idas de la vida, de esferas ligadas a la sensibilidad, a la esteticidad 1750 . Ahora bien, a
1750
Estas tareas –justo es volver a enfatizarlo-, se realizan en forma circunscrita y suplementaria, puesto que de
prevalecer las mismas, se correría el peligro de reingresar en un ciclo puramente estático, a la manera de la
concepción del mundo prevaleciente en la mente de los primeros naturalistas: los gatos fueron creados para
devorar a las ratas y éstas para ser engullidas por aquellos, y así sucesivamente ad infinitum (Engels); en ese
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