Bajar documento - La nueva concepción de la historia

virtualizado (renunciar a ser de un lugar, para tener opción de reclamar el derecho a ser de
todos los lugares), en una palabra: en simple recolector de los productos que genera la
“tercera naturaleza”: “cultura” del robot, pues, pasa totalmente a depender de la primera y
“tercera” naturalezas (dixit Marx) 800 . Cero Zoroastro: acudir a la soledad de la montaña para
alcanzar sabiduría o para “encontrarme a mí mismo”; por el contrario, instalarme en las megas
ciudades (Leningrado, Stalingrado), para imbuirme de la esencia del ser humano.
En este plano, importa más la identidad de futuro, no la del pasado (a decir verdad, no
interesa para nada la identidad pasada; hay preocupación sobre la identidad futura: en torno de
su concreción, es decir, sobre la armónica articulación, conjunción, de todas las
identidades 801 ); de modo que el ser humano renunciante de su parroquianidad se halla
huérfano de identidad, pues, pasa a ser parte del eterno proceso de producción de la identidad
humana (identidad espiritual, puesto que la humana: es ya de todas las “culturas” 802 ), la que
llegará a ser, cuando la especie haya arribado a la cumbre (por tanto: no soy del Ecuador ni
del presente, no soy americano, ni de la tierra, ni del sistema solar, ni de la galaxia, ni de la
nebulosa, ni de la vía láctea, ni de la constelación: soy del Universo y del futuro). Además, el
recuerdo (la identidad plasmada) lleva a la afectividad estática; pensar en lo que viene, en
cambio, vuelve a la persona dinámica, emprendedora: la pone a pensar en el horizonte, en qué
hacer o, por lo memos: en lo que puede ser. No amar a nadie, pero si apreciar, valorar en muy
alto grado al proceso vivido por la humanidad: su legado; pero, sobre todo sentir respeto por
la generaciones venideras: identificarse con ellas más que con las de antaño o con el sitio en el
que se ha nacido o vivido (“donde se lucha”), sino, mas bien, con los escenarios que la mente
supone sostendrán a los protagonistas de la supramoderna formación humana de la
espiritualidad. Un ser humano sensato, progresista, positivo, en la perspectiva de la reflexión
en curso, no debe sentirse que cuenta con identidad referenciada con el pasado, aunque su
conciencia y la composición de su “ideología práctica”, así lo estatuyan; por el contrario,
dicha identidad debe estar tramada en el presentimiento 803 de las formas de vida por venir,
pues, el ser humano se halla en progresión a ser Dios (tránsito del “sentir, hacia el “entender”
y, luego, llegar a “ser” Dios; si la imaginación convirtió al homo heidelbergensis en homo
sapiens, el realizar todo el contenido de su propiedad lo transforma en homo supremus
nacionales cuando las inversiones dejan de ser atractivas en el centro; y, una vez cumplida su misión
(paradójicamente, una de tantas a favor de la historia: articular a la humanidad; unir en un solo cuerpo de
conocimientos y destrezas los aportes generacionales y locales conferidos por el entero trabajo de la
humanidad, de manera que ésta aproveche todo este multifacético arsenal de knowhow –en el recuerdoefectivizando
su potencialidad, para la maximización espiritual de su tiempo) retrocede, cuando las inversiones
dejan de ser rentables en la periferia. Pero una vez superada la práctica real de la competencia, la base
ontológica del proceso de desarrollo peligra; esta insuficiencia precisamente queda subsanada con el
advenimiento del sistema maquinizado e “inteligente”, de evolución progresiva de la especie; strictu sensu: la
evolución corre a cargo de la operación del sistema cibernético autoprogramable o sometido a la determinación
humana (el designio de la ley del valor es el responsable, en cuyo proceso aquella defecciona).
800
El "modo de producción" se transforma en su "contrario": en "modo de consumo"; y, la humanidad se
retrotrae a la etapa preproductiva del "salvajismo" (el viejo aprovecha del trabajo febrilmente acumulado
generado en su juventud); en verdad, generaliza la simple conducta observada en la reproducción de su vida
por parte de las clases dominantes: recolectar y usufructuar del trabajo de las dominadas y como en el
paleolítico -período en el que los individuos como recolectores, pescadores y cazadores en estado nómada
aprovechan de los bienes puestos por la naturaleza- los pueblos “neoágrafos” proceden a hacerse con el
"trabajo" de las máquinas, del trabajo pasado, el cual –por su parte- no va a engendrar nunca más capital,
pero que en el presente todavía lo apuntala.
801
El pasado conocido (o comprehendido como supuesto de la vida: una casa que se habita, por ejemplo, todo
el menaje) forma parte del presente, mucho más cuando se lo evoca; en el instante en el que se proyecta la
mente al futuro: sobre su escenario y sus sujetos, éstos se hacen parte del presente y en el supuesto especulativo,
se deconstruye la identidad fundada en las esferas de la realidad dada (lugares, episodios, personajes) y la
conciencia actual se reviste de las conductas de la presunción. En la conciencia, al realizar ese acto asociativo
cronológico, el presente se vuelve intemporal y la única realidad; no obstante, la realidad como tal es la que no
es todavía, y esa es la que llena de contenido a una nueva generación de pensamiento sobre la identidad, la que
se está forjando, a la que coadyuva la vida presente como instrumento.
802
Identidad de orden idiosincrásica (expresión formal del modo de vida humano particular), no “cultural”,
puesto que en esta última se incluye la primera y las formas espirituales del ser, incluso como simple conjunción
subjetivista de conciencia y conducta).
803
En la realidad no existe esa forma de conducta denominada “presentimiento”, la que se dice que aparece en
el comportamiento de muchos animales cuando se adelantan a reaccionar ante el peligro y que incluso se
imputa a ciertos seres humanos, que se asume que están dotados de cualidades especiales. Ese modo de
proceder (reacción) no es más que la reacción instintiva de defensa, una vez que a los sentidos llegan estímulos
que ponen en acción a los centros respectivos.
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