Bajar documento - La nueva concepción de la historia

Ahora bien, la novel cualidad histórica que ostenta el mundo: época de cambios, cambio
de época (o “época cambiada” o transicional –teoría del “efecto de transición” de la sociedad
hacia la de humanidad-, como se prefiere nominar a la coyuntura en este documento, en el
interior de la cadena de sucesos que le han llevado tan lejos a la humanidad), es resultado, en
primer lugar, del ejercicio –en ella- de la norma natural de determinación de procesos: el
desarrollo material permanente; en segundo, de la operación de la contradicción abierta en el
frente interno de la propia estructura intrarelacional burguesa (reproducción competitiva);
empero, sobre todo lo es, merced al salto cualitativo que produjera la Revolución Socialista de
Octubre en la especie toda; proceso político que ha empujado al capitalismo a su orilla 312 . “La
colosal revolución que vive el mundo a espaldas de la humanidad” (en concreto: esta
“revolución” constituye la “subfase transicional”, que se produce ante nuestros ojos –el
“socialismo del siglo XXI” [sic]: la resolución de la “cuestión mundial”- y la “nueva época”
es la “comunidad robótica de objetivo” o “zona de desarrollo próximo” para la especie
(¿Aspiración fundacional del género? No. Aspiración procesal hacia la terminal: conectar los
medios con los fines. ¿Qué fines? El sentido superior de la vida: el conocerlo todo. ¿Qué
medios? El instrumento total del ser humano: la inteligencia); en frente: la “cuestión
humana”-, hecho a juzgarse de singular en la historia, dada la magnitud de las proyecciones
tanto en extensión como en profundidad respecto de la ontología humana que le son propias y
a la relación de influjo que guarda sobre el sino del género: ¡es el portento, la colosal –la
“friolera”- herencia legada por los trabajadores a la humanidad –cambio de posibilidad en
inevitabilidad-, que empieza a hacerse sentir de modo multilateral en la esfera y en las
diversas dimensiones sociales, en conjunto!), corolario –en especial- de la presencia y acción
histórica del productor directo, de la influencia racionalizadora ejercida por la Teoría
Marxista-Leninista sobre su política revolucionaria, de la eficacia de la estrategia leninista y
de la práctica forjadora de una nueva sociedad, llevada a cabo durante los treinta primeros
años de la "experiencia soviética", magistralmente conducida por Stalin 313 .
La sustentación subjetiva de la aseveración expuesta, se perfila en el supuesto siguiente:
en la comprensión de la realidad social en la que se encuadra la actuación humana de hoy,
debe preasumirse la “inexistencia”: el progresivo abandono del mundo de la forma burguesa
de producción material (la ausencia de esta ruptura epistemológica, en la reflexión política
teórica, dicho sea de paso, impide comprender los episodios que actualmente se desatan en la
humanidad, tanto peor acceder conceptualmente a su carácter -en verdad: en el momento en
que se empieza a hablar de la “productividad de las máquinas”, también debe hacérselo
respecto del límite al que va llegando la forma burguesa de producción o fundada en el
dando en estos precisos momentos: el fenómeno de automatización simplifica esa diferenciación formal (e
incluso alcanza a la esencial, a la escisión transparente en dos bandos enemigos: la burguesía y el proletariado),
cuando maquiniza una serie de esferas de trabajo (en los Bancos, por ejemplo, así como en actividades estatales:
operaciones financieras, controles, atención al cliente, etc.), han pasado a manos de las máquinas; y esa es una
tendencia que se impone de modo irreversible.
312 En efecto, dos pueden considerarse como las principales incidencias, que el Socialismo ha ejercido sobre el
flujo natural de la historia: 1) exponer ante la faz de la tierra, la practicidad de un orden humano diferente al
sistema mercantil burgués de acumulación; y, 2) ejercer presión, en la estructura neoconcurrencial, sobre el
movimiento progresivo de las fuerzas productivas, en dirección de su desenlace en el proceso de automatización
de todas las facetas de reproducción de la vida.
313 Es difícil encontrar la verdad en las profusas versiones históricas producidas por Occidente sobre la URSS de
Stalin y sobre Stalin, propiamente. Todas éstas son fábulas: versiones falsas de los hechos, conducentes a
desprestigiar el proceso; naturalmente, son construcciones meticulosamente forjadas, no por odio, sino por
motivaciones de clase (sed de riqueza, explotación y dominio), de oposición sistémica e iracundia irracional
ideológica. Occidente, el Vaticano y la población ideológicamente deformada por la conciencia burguesa
dominante, han creado apología tras apología sobre el capitalismo, y, de modo paralelo han reiterado, no han
escatimado esfuerzos por satanizar un sistema: el socialista; sistema que no hizo nada malo en contra de la
humanidad (aún en su condición socialimperialista), que más bien trató de moralizarla, humanizarla, formarla en
sentido superior y racional; ese sistema ha sido impugnado por el verdadero sistema criminal: la bomba atómica
conseguida por propio esfuerzo por la ex URSS de Stalin en 1949 con motivos de protección, no ha sido
utilizada para propiciar asesinato en masa alguno, como lo hicieron las “águilas yanquis” en Hiroshima y
Nagasaki. “Alabaos los unos a los otros entre nosotros”: esa ha sido la máxima al interior de las diversas
fracciones del capital global; mientras que se han escrito libros, se han producido películas y documentales
embelleciendo al capitalismo y ensalzando la vida de criminales como Roosevelt, Truman, Nixon, al borracho de
Churchill, al imbécil de Bush,…, de personalidades verdaderamente meritorias los gringos han forjado los
mismos productos, pero denostándolos, caricaturalizándolos, ridiculizándolos cobardemente y,
desgraciadamente, quienes como los actuales rusos tenían el deber de reivindicar a su líderes, se hallan
agenciosos por vivir la existencia estúpida capitalista.
248