Bajar documento - La nueva concepción de la historia

de racionalidad axiológica: el conocerlo todo; la calidad, la excelencia, términos que hoy se
hallan en la palestra, “ponen en valor” el existir humano y la praxis, cuando cada ser se alinea
en la realización óptima de esa determinación. Es según este caso como el futuro dado en su
frontera explica, dice lo que se debe hacer hoy (“urgencias e importancias”) de modo edificante
y el rigor inherente a la acción prevista. La referida tesis no es una simple especulación o
divertimento imaginativo, una sencilla suposición, pues, ella tiene fundamento científico (¡qué
se cuiden los detractores! 255 ). Producir el saber total: tal determinismo (¿fatalismo? 256 ) se va
forjando en la realidad como efecto de la propia evolución de la naturaleza (ella crea el ser que
debe regirlo). El ser humano está en la cima del desarrollo evolutivo: materia inorgánica,
materia orgánica, materia racional (sigue, en el cierre del proceso: materia supraracional);
bacteria, plantas, animales, ser humano 257 ; a cada organismo corresponde un momento de
aparecimiento, una estructura, una propiedad, una función y sentido de su existencia, de modo
tozudo, letalmente lineal. La fatalidad viene puesta el momento en que el ser humano aparece
en la naturaleza como resultado de la operación de la ley del orden evolutivo; es ese el instante
en el que la materia se ha provisto del ser, que debe representarlo en la idea: no hay como
perderse, no existe manera de salirse de ese destino, como no sea con el suicidio, con la
eliminación de la raza humana. La misión debe cumplirse y la propia inteligencia provee de
autosutentabilidad al ser humano con la ciencia y la técnica, frente a cualquier imponderable
irresponsable 258 .
La realidad, debido a su naturaleza fenoménica y esencial, y en cuanto se despliega
(transforma), inhibe el acceso cognitivo inmediato, a su carácter; no obstante, frente a este
último debe legitimarse el pensamiento. Las categorías fenómeno/esencia indican el proceso
mental, que conduce al concepto; el principio euclidiano/marxiano de la abstracción límite y la
comprensión del desarrollo como automovimiento de dicha unidad inicial, aproximan las
esferas del ser y del pensar. La “unidad inicial” (célula) del concreto real es: masa y
movimiento (en Euclides es el “punto”, y cuyo valor heurístico no ha sido demeritado con el
aparecimiento de la Topología ni será con la llamada Matemática Fractal); esta esencia material
(masa y cinetismo), es la base de todos los fenómenos del mundo, la que se encamina por sí
misma hacia la forma superior del movimiento: la conciencia (para la cual, la abstracción inicial
es el neocórtex, en sentido histórico). La referida propiedad primigenia (“colisión de
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La “especulación” pura y simple, es intuición, o sea, conclusión que deriva de la completa ignorancia sobre
los hechos materia de interés o también la exposición –en el parecer- de un llano deseo; pero la especulación
(posición teórica) deja de ser tesis sin fundamento, cuando es la resultante del ejercicio de asociación lógica de
argumentos (“juicio de expertos”, se dice), los que no son más que supuestos sobre los intereses (intensiones) en
juego, el escenario común, la caracterología de los intervinientes, el historial de su conducta y la actuación en
situaciones similares, a lo que se suma las sospechas, lo rumores (el pueblo recoge las “buenas” especulaciones
en leyes expuestas según modalidad alegórica: “piensa mal y acertarás”, “a los gringos se les conoce como se
los hubiese parido”). La especulación buena es norma en la definición de la táctica en toda guerra, o sea, “el
manejo de hipótesis que no se plantan con percepciones, sino con supuestos válidos”.
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¿Puede llamarse fatalismo a la imposición “unilateral” (puesto que el ser humano puede ir por otro atajo), de
la más noble función y producto, espada de Damocles, como razones de la vida? ¿A dónde puede ir finalmente a
parar la inteligencia, si no a la teoría total?; ¿de qué modo se puede utilizar la inteligencia si no con ese objeto?;
lo otro sería retornar a la animalidad, al prehumano: girar en el mismo lugar como tuerca aislada (y en esa tarea
se hallan empeñados: se esfuerzan, millones de ilusos disparatados hedonistas dionisiacos en el planeta). En
realidad, el proceso de la materia es lineal-unidimensional: la función resultante de la determinación lógica de
los “mínimos cuadrados” (el vector resultante, la tendencia media, la ley) es una propiedad del movimiento
progresivo de la naturaleza (prueba y error, formar y encontrar el camino). En el interior de esa ley opera el ser
humano con conciencia (libertad: lo que se puede hacer en las condiciones puestas, es su plan). La época
adolescente, romántica, de la poesía pasó; la reemplazó la “modernidad”, la del trabajo, de la acumulación
material; se halla en perspectiva la “edad” de la madurez, la paciencia, la reflexión: “economía de la
inteligencia”, “sociedad del conocimiento”, “era de la espiritualidad”; así como lo propone el pensamiento
oficial, asimismo es.
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“El gran enigma es la constante deriva de todos los tipos orgánicos hacia estados psíquicos cada vez más
elevados” (Vandel, A. El fenómeno humano; en Colección 70, Los procesos de hominización, México, 1969). La
ley del desarrollo, como principio rector del funcionamiento de la materia, es la implicada (conmutación de
propiedades, que estocásticamente dan lugar a nuevas y superiores).
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En cualquier caso, el movimiento de la realidad (el desarrollo material) está completamente sometido al
fatalismo de la inconsciencia; el ser humano se sacude del fatalismo y deja de ser simple marioneta, cuando lo
que está determinado a hacer, lo hace con consciencia y en acto eficiente (lo cual demuestra el poder de la
inteligencia, de la capacidad de asociar lo representado: descubrir los nexos entre los hechos, futurizar esos
nexos, asumir conciencia omnipresente).
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