Bajar documento - La nueva concepción de la historia

época de crisis: Goldman Sachs, por ejemplo), que se ha agotado históricamente 102 . América
latina (Venezuela es el segundo frente de importancia, en los putsh geopolíticos de clase 103 ),
Asia, Africa subsahariana constituyen el “fango” (el Sur: la miseria que ha sostenido la
bonanza del Norte) del que está eclosionando el “ave Fénix”: es el portador material y el
forjador del nuevo mundo (el diversionismo ideológico-político de la nueva generación
adquiere orden al toparse con el carácter direccionador, que la norma natural del progreso
material impone). Para América se presentan dos perfiles propositivos de evolución: 1) la
apariencia elegante de racionalidad utópica de la CELADI de la “dimensión ético-cultural”:
“… la clave: qué marco valorativo va a conducir la perspectiva de desarrollo para América
Latina, sobre la que se sustenten las dimensiones económica, social, política,
medioambiental”; 2) el “socialismo del siglo XXI”: paradigma fáctico “en construcción”, que
ha recibido por igual los dardos provenientes de la derecha ortodoxa como de la
ultraizquierda 104 . Empero: “Todos los caminos van a Roma”, en momentos en que la
apariencia asume el carácter de red enmarañada, indeterminada, confusa 105 .
Las neonociones “modernidad” y “posmodernidad” (neosubjetivismo, antimodernidad)
aparecen para danzar en esta ronda de evaluaciones respecto de las etapas humanas
transcurrida y en curso, y sobre las cuales se descarga todo el peso de comprensiones
antojadizas e interesadas, recusatorias de la praxis humana dada. “Modernidad” y
“posmodernidad” en cuanto categorías y en tanto realidad, constituyen “objetos”, que reciben
la impugnación cruzada del movimiento “contracultural” y de la corriente positivista 106 .
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Desgraciadamente, estas conclusiones no pueden ser demostradas de modo formal mediante la conjunción
cuantitativa de variables, puesto que el modelo matemático progresivo de reducción de retornos viene
sobredeterminado por las acciones de la voluntad (eh ahí porqué la predicción Bauer-Grossman ha sido
inconsistente: el efecto de la “ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia” depende de la lucha de
clases): las posmodernas luchas de clase, cuya movilidad no puede ser medida, ni construirse patrones cíclicos
sobre el particular, a la manera de Mandel.
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En Venezuela, en el 2012, el proceso de reforma económico-social realizado utilizando la propia
institucionalidad, ha avanzado significativamente; por tanto, el cambio de régimen tendrá repercusiones internas,
continentales y mundiales. Empero, en las elecciones para presidente, si bien se enfrentan dos opciones, la
historia está dada. Si gana la ficha del poder interno/externo: Capriles, en Venezuela la guerra civil es un hecho;
el conflicto servirá, a la vez, de pretexto para la aplicación de la estrategia de intervención “Primavera árabe” en
Latinoamérica (la puerta de entrada es Colombia), o sea, una nueva ola de recolonización imperialista yanqui del
subcontinente por intermedio de las armas (Comando Sur, Base de las Malvinas, de Paraguay, 7 Bases en
Colombia). Todas las mancomunidades a la fecha creadas en las américas latina, lusitana y caribeña: ALBA,
Mercosur, UNASUR, CELAC y las pretensiones geohegemónicas de la “burguesía paulista”, se pondrían en
entredicho; mientras que la reacción popular subcontinental, augura impredecible consecuencias. A lo interno de
Venezuela, la derecha pretende retroceder la historia (el representante del status propenderá aplicar políticas de
relance del sistema capitalista a través de la ejecución de programas económicos de inspiración neoclásica:
desmontaje del régimen del “socialismo del siglo XXI” e implantación de estructuras capitalistas clásicas); pero
la historia va siempre hacia adelante, pese a que se asevere lo contrario. La población venezolana conoce la
experiencia con Chávez, y frente a cualquier pretensión de desmontaje, la revolución es la previsión certera. Si
bien en la sección no anglosajona de América sectores del pueblo podrían ser sacrificados, el carácter como
verdadero actor de la historia de la población saldrá a relucir. Por fortuna, el pueblo venezolano ratificará en el
solio presidencial al coronel H. Chávez, y el proceso continuará de “acuerdo con lo programado”.
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Propuesta socioburguesa, la cual en Venezuela se la ha caracterizada como la fusión de los ideales marxista y
bolivariano (como “no hay a que quedar”, la crítica más fuerte a este “tinglado” ha venido de la
socialdemocracia clásica: "Marx catalogó a Bolívar ´como un cobarde que se vendió al oro británico´”, se ha
dicho; luego, no es posible –según ciertos sectores- eclécticamente integrar aspectos descolonizadores
antiyanquis con los relativos a la liberación social). En Quito, una vez dada la Batalla de Pichincha, episodio con
el cual se sellaba la independencia de España, del Ecuador y de América del Sur (dixit Antonio José de Sucre) el
pueblo dijo: “Ultimo día de despotismo y primero de lo mismo”; Marx, en consecuencia, tuvo razón en el
espíritu de su artículo sobre Bolívar; pero, puesto al margen infidencias y procesos de formación de los líderes
como tales, Bolívar, no sólo que cumplió la tarea concreta de su tiempo, sino que inspira la utopía del presente.
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El Grupo de Senge, “sin saberlo”, sin proponérselo, como efecto del mérito intrínseco a la racionalidad
inserta en el seno de la propia irracionalidad capitalista, teoriza la realidad en términos peligrosos para el capital,
en tanto niega su marco de vida a través de interponer “nuevas” ideas tendencialmente objetualizadoras; mirada
que, sin embargo, tiene el límite de detenerse en las secuelas del capitalismo, sin encontrar sus causas (porque a
propósito no se quiere, pues, se hace de la vista gorda, por el falso orgullo de no acercarse, no contaminarse, no
asumir –como sí lo hizo la Teología de la Liberación- con doctrinas diferentes ni valorar otras formas de pensar
más profundas, que se les adelantaron, debido al carácter pequeñoburgués de tales actores).
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Son sus comprensiones las dañinas. Todos los males se imputa a la “modernidad”: la codicia del dinero, la
ciencia positivista, la tecnología maldita, el pensamiento único, los problemas ambientales, el antihumanismo; a
la “posmodernidad” (la transición: el encapsulamiento –pupa- del cual saldrá la lozana mariposa) se la tilda de
irracionalidad, anarquismo, hedonismo. Ahora bien, la modernidad construyó los cimientos sobre los que se
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