Bajar documento - La nueva concepción de la historia

sabe, no le importa o no constituye para ellos la citada impaciencia, un hecho que se halle en
el interior de su frontera perceptiva. La respuesta mitíco-religosa al dilema: no es edificante;
aún más: dicha solución es un absurdo a priori, que niega la capacidad intelectual de un ser
humano 50 . De análogo modo como la inteligencia no es medio de forja de fortunas, de
formación de estructuras de dominación, de organización de antros de diversión o de creación
de mitologías religiosas, tampoco está para emplearla en la tarea destinada a conseguir el
estado de simple mantención del equilibrio natural (ni siquiera la revolución política per se, es
justificativo esencial frente a la grave responsabilidad de contar con inteligencia 51 ) y para
bailar alrededor del fuego emplumado ingiriendo alucinógenos. La naturaleza no está para ser
contemplada, respetada o vivida en armonía, como sostiene el hedonismo ecologista y la
izquierda light 52 ; ésta está para ser incorporada al desarrollo de las fuerzas productivas: al
progreso material y espiritual, en acto que perfile al ser humano al entendimiento total de su
entorno: al máximo grado de conciencia; fuera de ese objetivo: ¡nada vale en el Universo!; en
ese sentido, esta forma de hedonismo (inclusive más letal que el religioso) es negativo para la
historia, en la medida en que resulta en distracción, en lentificación y, además: en desvío total
de la mente. Como efecto de una limitada comprensión del objeto de la vida humana, por
simple consenso legitimador proceder de esa manera: es indigno; es bochornoso dedicar a tan
pobres propósitos la inteligencia, de ese modo desperdiciarla, subutilizarla. ¡Qué no se diga,
que no se advirtiera! ¡Allá ustedes! ¡Pero que “no metan en la colada” a quienes tienen
(tenemos) otro concepto de la vida!
El think tank estratégico ligado a la conformación de la opinión en el mundo, sostiene,
en resguardo de los intereses mecénicos, que los dos sistemas (el capitalismo y el socialismo)
han fracasado; invitan a “saltar sobre las ideologías caducas de ´izquierdas´ y de ´derechas´”;
por tanto, hacerse con la explicación sobre la vida personal; esta preocupación es una compulsión, una necesidad
vital, que si no es satisfecha, se deteriora la vida, conduce a declarar al proceso de la existencia como un fiasco,
un fracaso; y, a “resolver” ese “problema” de conocimiento se ha dedicado el 1/3 maduro de la vida.
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Período de euforia (he descubierto), combinado con momentos de depresión (veo que sigo conociendo muy
poco); habría que intervenir sobre la fobia existencial administrándose “estabilizadores del ánimo”; pero la
terapia efectiva viene de racionalizar el hecho: ubicar objetivamente la relación entre el ser personal y la
realidad, en cuanto el proceso determina el papel individual en ella (fatalidad) y el grado históricamente
determinado de acceso al nivel de comprensión del mundo.
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Pregunta existencial vil, que desencaja la conciencia de una mente no común: ¿por qué la vida racional? Sólo
dos opciones quedan ante el clamor: volverse loco o entrar en el hedonismo dionisiaco o religioso. El suicidio no
es fáctico, porque así como el vértigo impide que un cuerpo salte al vacío preservando la vida, las
preocupaciones en torno de las necesidades vitales desvían la atención y vuelven amnésico al cerebro: las
enfermedades, los problemas en el trabajo, las distracciones hedónicas y lúdicas: el protector lado derecho del
cerebro (¿para qué vivo?, la pregunta se olvida mientras se participa en la fiesta de cumpleaños; vuelve la misma
pregunta: ¿qué hago aquí?, la interrogación se vela frente a los problemas con los hijos; superadas dichas
dificultades retorna la interrogante: ¿cuál el sentido de la vida?, aparece una linda chica en el escenario que hace
que se descuide por un momento la inquietud) y, finalmente: la incertidumbre de la vejez y la muerte reciben a
las almas piadosas en los brazos de las explicaciones mitológico-religiosas, como ámbito de la pregunta dada.
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A propósito: la Tierra (“Gaia”) es un organismo vivo, que tiene la capacidad de autorregularse, pero no frente
a las acciones del ser humano (de la inteligencia; pues, ha quedado demostrado que no, ante la inteligencia
pérfida rentista extractivista capitalista). Ahora bien, a medida que la historia corre, la humanidad madura; para
ella, aumenta la responsabilidad, pero –a la vez- todo se simplifica y se vuelve fácil; por ejemplo: las tareas
tediosas demandantes de “tiempo” y “energía” están pasando paulatinamente a la mecánica, a futuro ya no será
necesario el largo proceso de memorización por repetición, puesto que un chip sería capaz de incorporar el banco
de datos requerido al nuevo cerebro o un software puede ubicar la información en las zonas respectivas de la
memoria, así como los métodos que permiten pensar._
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Los estudiosos (Zarrilli, Adrián. Naturaleza y sociedad en el marxismo) han dicho que “las empresas
capitalistas desplazan en la sociedad, el espacio o en el tiempo sus costos” (no obstante, desplazan también
riqueza; en coherencia, la nueva forma humana será la encargada de subsanar las fricciones heredadas por el
capitalismo, su clase y la empresa monopólica; el propio capitalismo ha generado los presupuestos para esa
remediación); se afirma además, que las empresas se apropian de los beneficios (pero hay beneficios también
para la historia: esto es lo que no ven, en cambio, los marxistas impugnadores del marxismo no ecológico);
arguyen paralelamente, que el marxismo reflexiona en sentido filosófico en vez de considerar la disponibilidad
de recursos y su asignación intergeneracional (empero, la limitada oferta de recursos efecto del sobreuso y de su
mala utilización se supera con la técnica –con la micronización, p. e.-, con la reducción en curso por motivos
“culturales” del tamaño de la población, con la reutilización y creación de recursos y con su ampliación, al
conquistar el Universo; por su parte, la asignación intergeneracional –a partir de la doctrina del Materialismo
Histórico- está asociada directamente con la modificación de la formación social: con la supresión del sistema
capitalista se eliminan los gastos inútiles –muchas “necesidades” se suprimirán-, se modestizará el estándar de
vida, se optimizará y maximizará el uso de la materia que es substrato del valor de uso –contenido natural del
producto-; pues, en adelante: ni agotamiento de recursos, ni contaminación, ni precios.
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